El Bilbao Basket es infeliz fuera de casa
El Surne completará un año completo sin ganar a domicilio. Jaworski falló un tiro claro para él para ganar ante el Breogán.
Se va acabando 2025 y para Bilbao Basket quedará para la historia como el año sin victorias a domicilio. Estas llegan en Europa por aplastamiento, pero ese es otro cantar. Doce meses exclusivamente miribillescos. Su última sonrisa en la lejanía se remonta al 28 de diciembre de 2024... no es una inocentada, es una realidad como un templo de grande, un gran triunfo en A Coruña con un Rubén Domínguez tocado por una varita mágica.
El Breogán vuelve a hacerse fuerte en casa y recupera la senda de la victoria después de dos derrotas consecutivas. El choque el Pazo tuvo dos partes claramente diferenciadas, una primera poco vistosa, sin intensidad, con mucho ataque y relajación defensiva, y una segunda con barro hasta en las cejas, golpes y empujones, que conectó al fogoso público lucense... lo que ha saboreado el Bilbao Basket en los últimos tiempos con Gran Canaria y Lleida, vaya. Los árbitros no tuvieron el mismo rasero cuando ambos equipos empezaron a pasar el baloncesto por la lija. Francis Alonso fue el verdugo de su exequipo; 22 puntos, a cinco de su récord. Un alero que en Miribilla pasó desapercibido. Dio un paso atrás, hacia Primera FEB, para luego estirar tres hacia delante, otro que renace bajo la sabia batuta de Luis Casimiro.
El final fue trepidante, con un tiro de Russell para dictar aparente sentencia con 98-96, un disparo que hizo la corbata a 18 segundos para acabar. Acto seguido tomó la responsabilidad Hilliard, muy motivado en la vuelta a Lugo. Una canasta triple marca de la casa, con enorme clase, en un uno contra uno ante Aranitovic: 98-99 a cuatro segundos para el remate. El saque de banda posterior fue la tumba para los de Ponsarnau: Cook se escapó de Lazarevic, el mejor defensor de Bilbao Basket, y Hlinason en la ayuda se equivocó concediendo una falta de tiro. No parecía muy recomendable con un tipo que llevaba 44 tiros libres anotados sobre 45 lanzados, un enorme 97 por ciento. Metió el 46, claro, sobre 47. Se revisó el tiempo y quedaban 1,9 segundos. Pero cuando uno está de que no... llegó el balón muy claro a Jaworski y tuvo tiempo para echarlo al suelo en busca de zafarse del defensor. Se levantó de forma clara, una suspensión perfecta, era lo ideal para el Surne, pero el cuero, tan caprichoso, tocó el hierro dos veces y se negó a atravesar la red.
Estupendo colofón celeste a un choque intenso y emocionante. Fue esa acción la que decantó la balanza, pero hubo otros detalles decisivos. Como los triples que anotó el Breo en el primer tiempo y el 3/8 en tiros libres del Bilbao Basket en el tercer acto (ojo, en el decisivo estuvo celestial en ese apartado: 8/8). El apasionante choque arrancó a paso lento, con Brankovic anotando triples: llevaba tres en toda la temporada y en poco minutos facturó dos como quien silba. Los visitantes empezaron entonados (2-7), pero muy pronto reaccionaron los lucenses, aprovechando tiros cómodos sin puntear desde la lejanía: 11-7. Alonso se exhibía en el duelo de pistoleros, una escena engañosa ante lo que tendría después, la labor de zapa de todos.
El Bilbao Basket parecía decidido a romper su mala serie a domicilio: 26-33. ¿Aguantaría con esa solidez? Frey, con el tobillo maltrecho, hizo un gran esfuerzo. Andric, ese hombre con mostacho como un cepillo al más puro estilo soviético del siglo pasado, se sumaba a la fiesta, pero las faltas le lastraron unos instantes preciosos. Kurucs cerró el primer tiempo con una canasta casi de otra galaxia sobre la bocina de la posesión, a un segundo para acabar. Luego se comió una finta Sakho en una acción de Petrasek y le concedió tiros libres. Llevaba el Breo 10 triples al descanso, toda su habitual producción en 40 minutos. Mala señal para los vascos.
El tira y afloja no cesó en la segunda parte. Hilliard recordó al Pazo a aquella estrella que disfrutaron antes de irse a Rusia para ganarse unos buenos dólares una vez lograda la permanencia. Normantas estaba en su salsa, le gustan los ambientes calientes como el del Pazo: 57-63 a 13:39 para acabar tras un grandísimo triple. Casimiro explotaba al par de Jaworski, que en ataque estaba sublime, pero sufría atrás. De nuevo triples sin puntear. Lazarevic se puso sobre Alonso, un tres-cuatro ante un uno-dos, no era una tarea fácil.
Los detalles, esos mosquitos que sobrevuelan por el aire en los pabellones y deciden partidos de tanto voltaje... Ahí estuvo la llave. Krampelj jugó genial, con tres triples seguidos y puso la proa hacia el triunfo, pero en uno de ellos cometió un error imperdonable, mandó callar a la gente. Eso es una técnica de libro. Un punto... lo que decidió el choque. Estaba en el guion que el lanzamiento de Jaworski, una acción que firmaría cualquiera en Bilbao, no iba a entrar. No quiso. Navidades amargas a la vera del Guggenheim. Habrá copa de champán en Nochevieja, pero de baloncesto en Valencia, difícilmente. Porque alguna vez se va a perder en casa, tal vez las próximas visitas de Barcelona y Valencia, y si no hay manera de sonreír fuera, la cosa ya la llevas torcida. En el Breo la botella se ve medio llena.
Casimiro: “Ha sido un partidazo”
Casimiro estaba feliz. Normal tras la resolución. “Ha sido un partidazo de baloncesto y además hemos ganado, en nuestra casa y con nuestra gente disfrutando. Ese es el mejor resumen. Estoy contento porque los jugadores han interpretado el partido a las mil maravillas”, señaló en rueda de prensa.
“Hemos ganado en el cara o cruz, pero tiene mucho mérito vencer a un equipo que ha estado tan acertado desde la línea de tres puntos. Bilbao ha jugado muy bien y los detalles han decidido el partido”, añadió.
El técnico manchego elogió “la respuesta” de sus jugadores después de dos “duras” derrotas ante Girona y Tenerife, una muestra de “la mentalidad” y “la implicación” de sus pupilos, que tuvieron “la seguridad” de no perder balones.
“En el segundo tiempo, el equipo se ha vaciado en defensa, hemos mejorado en defensa y hemos seguido muy acertados en ataque”, indicó Casimiro, que destacó “por encima de todo” el partido realizado por el croata Aranitovic en defensa.
“Él ha sido el que nos ha metido en el partido cuando estamos mal. Ha hecho una serie de defensas, de esas que no se ven, que han sido claves. Ha metido cero puntos, pero en defensa ha hecho un partidazo en defensa. Ha estado espectacular, yo me quedo con él”, concluyó.
Ponsarnau: “El último tiro no ha querido entrar”
Ponsarnau lamentó que a su equipo se le escapara la primera victoria a domicilio de la temporada. “Hemos querido finalizar con Justin. Ha sacado un buen tiro, de los que mete más que falla en esa situación, pero en esta ocasión no ha querido entrar ese último tiro. Ellos han jugado muy bien la anterior jugada y se han llevado un partido que se resolvió en el cara o cruz”, manifestó.
Pese a que su equipo sigue sin ganar como visitante, Ponsarnau no se mostró especialmente preocupado porque han tenido salidas muy complicadas y en otros dos partidos -Manresa y Breogán- perdieron “en la última jugada”.
“Hemos perdido en las pistas del Real, Madrid, Joventut, Baskonia, Unicaja y, en la última jugada, frente a Manresa y hoy aquí, en Lugo”, ha dicho, al tiempo que ha subrayado que hoy han demostrado que pueden “ganar fuera de casa ante un rival que juega tan bien como el Breogán”.
El técnico catalán destacó “la concentración” de sus jugadores en el inicio del partido, el cual le permitió jugar con “mucha clarividencia” en una primera parte “de tira y afloja” por parte de los dos equipos.
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“En la segunda parte hemos empezamos con alguna duda, pero encontramos a Hilliard, que nos aportó muchos puntos. Pero un mal momento que tuvimos al final del tercer cuarto y el inicio del último cambiaron las sensaciones del partido. Pese a ello, no nos fuimos del encuentro y todo se decidió porque ellos metieron 21 tiros libres y nosotros 20. La diferencia estuvo en un punto”, sentenció.
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