El Bilbao Basket es Duplantis

El Bilbao Basket se ha convertido en Duplantis, el pertiguista que va centímetro a centímetro pulverizando récords de saltos hacia el cielo. Primero en Europa y después en la ACB, el cuadro de Ponsarnau no deja de batir marcas que amagan con ser insuperables, pero caen como fichas de dominó a los pocos días. En la Europe Cup va despachando a enemigos patéticos que engordan estos números. Lo importante realmente es lo que se esconde tras las cifras estratosféricas, es decir, las buenas sensaciones, la satisfacción general, porque hay tanta tarta para repartir que los jugadores se retiran a vestuarios glotones, con estadísticas de ensueño. Esta vez se superó la máxima anotación histórica, establecida en 113 ante el Kutaisi esta misma campaña. Lo logró en el último suspiro Hilliard, a cinco segundos para acabar: 115. Y la valoración es abrumadora: 156, con cinco jugadores por encima de 15.

Y, claro, mientras la mochila se engorda con autoconfianza, el campeón de la EC, el que lleva el escudo dorado en el pecho, tiene el liderato de grupo casi en el bolsillo. Así que entrará con todas las de la ley en la segunda fase. Jaworski está empezando a coger pinta de superfenómeno, lleva 51 puntos en dos compromisos, hizo un 7/12 en triples, se quedó a una supercanasta del techo de un jugador del Bilbao Basket, en poder de Recker, Reyes y de Rubén Domínguez hace un año en A Coruña. Lo desconocía, si no, vaya que si lo hubiese logrado. Otra cima que caerá. Encestó hasta una pelota ovalada al final del choque desde el medio campo en una campaña promocional de fútbol americano. Al tercer intento, eso sí.

Un ex como Ignacio Rosa, actualmente en gipuzkoa Basket, asistió al choque. El Brno fue una pantomima en su cancha, era más el el Bochrno, con el 51-105 que sigue vigente como la mayor paliza del Bilbao Basket en su joven historia, y a partir de ahí sólo podía mejorar, mostrar una cara un poco más decente. Ofreció una resistencia mucho mayor, hasta se permitió el lujo de ganar el tercer cuarto y acumuló casi el doble de puntos a la cosecha de su casa. Pero tampoco es para volverse loco, era lo esperado en Bilbao. Un poquito de dureza atrás, las ganas de lucimiento personal del pequeño Williams, el fantástico complemento de Groves y cierta vergüenza torera en defensa les sirvió para lavar sobradamente la imagen. 100 en contra de un conjunto de este perfil son muchos para un ACB. Es normal no encontrar una motivación clara en este tipo de citas en las que vienes de gastar fuerzas contra el Zaragoza y tienes la mirada puesta en el coloso Real Madrid.

Pantzar y Lazarevic descansaron para este trámite y no jugó Krampelj por unas molestias en la rodilla a última hora, así que solo había once jugadores activos, incluyendo los chavales De Castro y un Errasti que anotó un triple en una jugada de pizarra a saque de banda. Así que solo había siete jugadores del primer equipo, de aquí que se resintiera la solidez y la dureza defensiva en muchas fases. Los checos disfrutaron de 33 segundos de liderazgo en el marcador, con un 2-3 y un 3-5, un rayo de ilusión que les quedará para la posteridad. Abrió la senda del baño y masaje Jaworski a la media distancia, el pistolero lejano trabajando en cuatro metros, síntoma de que se iban a probar cosas diferentes. Ensayaron una presión a toda pista, una zona y diversos quintetos, como con Jaowrsky y Hilliard compartiendo dirección, o Sylla y Bagayoko como pareja interior. Todo quedó muy apañado tras el 23-10. Un 12-0 ya encarrilló una noche en la que volvieron a arrollar al enemigo. El Brno trataba de capear el temporal y pudo apadrinar un 0-8 para tener un tanteador digno: 42-33.

Al descanso el marcador era un óleo de una escabechina: 65-46. Un tanteo que en épocas no muy lejanas rotulaban partidos completos. Para hacerse una idea, ante Unicaja los hombres de negro metieron sólo tres más en los 40 minutos. Un Partido de las Estrellas, un concurso de tiros y triples, de esos circos que se montan algunas ligas para disfrutar del baloncesto de ataque y aparcar durante unos instantes el rigor defensivo. Llevaban 21 asistencias y su récord lo fijaron ante el Zaragoza el domingo con 29. Llegaron a 34. Hay gente a la que le gusta este tio de verbenas, sin tensión, pero si a este juego le quitas la defensa, pierde una faceta apasionante y se evapora parte de la magia.

La segunda parte fue una oda a la anarquía, en parte por la ausencia de un base puro en algunos instantes. El Brno en ningún momento se dejó devorar, podía haberse puesto comodón con tiros de fuera sin buscarse líos, pero no, peleó por canastas cerca del aro con penetraciones. Hizo la goma y entre eso y las bajas de atención de los locales, el choque caminó por parámetros de cierta igualdad. Resultado: 86-74 tras una canasta de Kejval bajo el aro completamente solo a 1:04 para cerrar el tercer acto.

El Bilbao Basket se había destensado para ese tramo de partido, permitió correr el rival con malos balances defensivos, y Ponsarnau frenó el pulso con un tiempo muerto. Vanek, técnico visitante, pasó a una zona-press que acababa en zona de ajustes para zancadillear las ideas locales. Farsky metió un triple a 34 segundos para llegar al último acto: 86-77. En ese período se animaron con el 90-83 después de un triple de Williams. Si el Brno se hubiera llamado Peristeri tal vez la sorpresa del siglo habría pedido sede en Miribilla, pero ese fue el canto del cisne checo. Hasta que Jaworski volvió a sacar su fusil, con 13 puntos del tirón. Y Hilliard puso su nombre en el mayor saco de puntos de la historia del club bilbaíno. Tercer triunfo seguido, cuarta vez que meten más de cien puntos este año. Garantizan la centena cada tarde en Europa, más que nadie. Esto marcha.

Ponsarnau: “Cuando se podía complicar ha habido jugadores que han entendido el partido”

Ponsarnau destacó tras la victoria conseguida que uno de los aspectos más positivos fue que cuando “el partido se podía complicar ha habido jugadores que han entendido la solidez que había que tener”.

“Por eso hemos ganado”, apostilló el técnico de Tàrrega sobre el arreón final de Jaworski en su valoración. “Hemos jugado un partido con mucho ritmo y eso unido al acierto nos ha dado la posibilidad de tener mucha anotación. Pero hemos hecho malos balances, les hemos permitido contraataques y ellos lo han aprovechado. Hicimos un muy mal tercer cuarto, muy poco sólido, y el partido se ha puesto en una situación en la que podía se podía complicar”, reflexionó.

Ponsarnau admitió que uno de los factores que pudieron influir en esa bajada de tensión de la segunda parte fueron las bajas de Pantzar, Lazarevic y Krampelj, los dos últimos por problemas físicos.

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Sobre Lazarevic el técnico comentó que tiene “algún pequeño problema” que confía que no le impida estar disponible el domingo frente al Real Madrid y de Krampelj desveló que “iba arrastrando unos problemas de generación de líquido de rodilla” y por la mañana “tenia hinchada” la articulación. En el caso de Pantzar comentó que su ausencia fue por un “asunto muy personal que empezó el fin de semana”. “Ya hizo el máximo esfuerzo para estar con el equipo contra el Zaragoza, pero hoy ha tenido que tomarse esta responsabilidad. Esperamos tenerlos todos el domingo, pero ya veremos”, concluyó.

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