El Bilbao Basket, con pie y medio fuera de la Champions

Partido a partido, derrota a derrota, el Bilbao Basket atraviesa un momento de tinieblas en la ACB y la negrura se traslada ahora a la Champions. La semana pasada se despeñó en cuatro minutos fatídicos ante el Tenerife, al que tenía contra las cuerdas, y lo de hoy en Estambul ha sido un añadido de ese desastre. En un minuto ha tirado por la borda una buena tarde ante el Darussafaka y complica seriamente su pase a la siguiente ronda, de tal manera que se ve con pie y medio fuera. Ahora mismo debe estar atento al Murcia-Tenerife de mañana. Si se impone el UCAM, estará matemáticamente eliminado y si lo hacen los insulares, tendrá que zurrar al cuadro de Sito Alonso la semana próxima en Miribilla por 23, en el, cierre del Top-16, siempre contando con que los otomanos caigan también ante el cuadro de Vidorreta, para buscar un triple empate, una misión casi imposible. Queda abocado a un milagro.

El equipo de Ponsarnau tiene un recorrido ya interesante en la BCL, pero no acaba de comprender los códigos de este torneo, que se juega con los codos. Y con las manos, sacándolas a pasear en cada defensa, porque los árbitros levantan la barrera y dejan pasar a todo aquel que pida paso con mamporros. Sin dureza, no hay mucho que hacer. Puedes llegar a 85 puntos, ponerte ofensivo, que, si no eres agresivo, estás apañado. La lucha por el rebote,, con color turco, decantó muchas opciones. La pésima gestión de los finales, incluyendo en este capítulo a jugadores y técnico, sigue siendo un drama. En tres acciones, el partido quedó ventilado: un pase sin venir a cuento de lado a lado de Tsalmpouris hacia Alonso que acabó en la grada, unos pasos de Smith tras recibir un balón que era una puñalada y un 2+1 ante White del propio pívot griego, una concesión que se repitió muchas veces durante el choque, para dejar un 88-83 a –1:43. Ernak, sí, ese técnico que protestó en la ida por la diferencia en los tiros libres entre ambos, pudo maniobrar desde una trinchera sin castigo arbitral.

El Darussafaka mostró toda la clase que no se vio ni por asombro en la primera vuelta en Bilbao, gracias al exFuenlabrada Olaseni, un pívot muy fuerte de esos que se le atragantan al Surne, y más si no está Withey. Sule y Tsalmpouris se cargaron pronto de faltas y sus compañeros se vieron imponentes para frenar el poste bajo del equipo otomano., Pero acertaban en los triples, anotaban con fluidez y eran engañosamente felices: 30-42 a 4:57 para cerrar el segundo acto. Ponsarnau marcaba el ritmo con su gente y a veces intercalaba defensas 2-3 para que los locales no estuvieran tan fluidos. Hakanson atraviesa un bache porque sus problemas físicos le siguen mermando. Al menos, Alonso va creciendo cada vez más. Smith tampoco tuvo una tarde muy lúcida, se notó que los manejadores y generadores de juego estaban ausentes. Rosa, eso sí, demostraba que es bastante más jugador que el lesionado Andersson. Tsalmpouris empezó a castigar desde fuera sin que nadie le saliera a puntear. Al descanso los vizcaínos iban por 52 puntos, terrible, teniendo en cuenta que en la última jornada ACB, ante el Madrid, se quedaron en 65 en el global de 40 minutos.

Olaseni no fallaban nada: 7/7 en tiros, 5 rebotes, 16 puntos y 20 de valoración al irse a vestuarios. El Darusaafaka se acordaba de la remontada ante Murcia. Tras salir de vestuarios, puso la máquina de triturar en funcionamiento y Ozdemiroglu les colocó de nuevo con ventaja: 55-54. Los otomanos iban sumando efectivos en defensa y ataque y los vascos restaban gente poco a poco. A partir de ahí, tomaron la iniciativa y ganaron desde la defensa. Kyser llegaba tarde a casi todo, aunque se sacó un mate de concurso alejadísimo del aro: 80-78. Alonso solventaba la papeleta con ataques muy pobres. Ponsarnau lo intentó hasta con tres pequeños. Pero esa película estaba ya vista. Fue un Bilbao-Tenerife Parte II.