El Baskonia se lleva un derbi caliente en Miribilla
Una pelea de Kyser y Howard mediado el último cuarto desactivó al Bilbao Basket y arruinó un derbi muy emocionante.
El derbi vasco estaba siendo intenso, apasionante, con alternativas en el marcador y un ambiente espectacular. Tenía muchos ingredientes de baloncesto y sumó otros extradeportivos. Mediado el último cuarto (a 7:26 para acabar) con 61-64, el pulso estalló por los aires, en una entrada a canasta de Howard, que intentó taponar Kyser. El escolta lanzó un puntapié a la entrepierna del pívot, al que se le enciende la mecha enseguida, y este agredió al adversario en el rostro.
Saltaron al campo algunos jugadores baskonistas y Peñarroya se puso hecho una furia, para mandar a sus chicos lejos de la refriega. Los protagonistas fueron castigados con antideportiva y Raieste y Kurucs, descalificados por saltar a la zona de combate, excesivo, pero lo marca el reglamento. El caso es que, a partir de ahí, el Bilbao Basket se quedó sin ideas, sufrió una desconexión fatídica y Ponsarnau no supo reconducir la situación. Debía haber mandado reposar a Kyser como hizo Peñarroya con Howard. Hay muchos más recursos del bando alavés y se notó el peso de los mismos.
Aunque fue un derbi más de equipos que de individualidades, sí que hubo varias que fueron trascendentes en el desarrollo del juego. El Bilbao Basket lleva tres derrotas seguidas y el Baskonia retoma la línea triunfal tras el tropiezo sonoro ante el Villeurbanne. Es la otra cara de la moneda: tres victorias consecutivas en la competición doméstica. Los bilbaínos siguen mostrando muchas lagunas, sobre todo si Hakanson no está en pista. Por momentos juegan sin cabeza, cero lucidez. La primera parte fue una noria de emociones. El Bilbao Basket se dio un festín anotador, 27 puntos en el primer cuarto (en el resto anotó 43) y mucho acierto en la línea de tres, con seis de siete lanzamientos anotados por jugadores que no suelen tener tanto acierto como Sulejmanovic, en su mejor versión tras el regreso a Bilbao, y Withey. Desde un 34-20, el Baskonia supo manejar mejor el partido, ser más sólido en defensa e impedir la transición local.
Thompson y Costello estuvieron soberbios en un pulso con estética de Halloween. El segundo tomó cartas en el asunto y rescató a su equipo con 8 puntos casi seguidos que lideraron un parcial de 4-23 que no solo remontó el encuentro (36-37) sino que le dio una buena ventaja a su equipo (38-45) en medio de una crisis anotadora local especialmente acusada en los tiros libres. Se recuperaron los de Ponsarnau para llegar al descanso vivos tras su mal momento durante los cuatros minutos y medio en los que recibieron el duro parcial visitante. Rabaseda brilló por parte vizcaína y levantó a su equipo un 14-1 que le dio tres de ventaja (55-52) antes de que Costello regresase a escena para poner a los suyos por delante al final del tercer acto (58-59). Rosa y Ubal entraron en rotación para tratar de aportar piernas frescas, aunque el enemigo era de cuidado, un reto gigante.
Tras la pelea, los vitorianos tuvieron una gran gestión de las emociones, bajaron revoluciones y se pusieron a jugar con mucha personalidad, mientras el Bilbao Basket vagaba por la pista, se diluía. No fue capaz de soportar el golpe y se demostró que algunos andan con la confianza por los suelos, les queda demasiado grande este tipo de etapas alpinas. Le anularon una canasta tras mate de Kyser que parecía clara (machacó, se soltó y la bola entró) y no encontraba el juego cuando había tenido la iniciativa. Faltó mucha clarividencia y energía. Un par de rebotes y una pérdida saliendo al contraataque pulverizaron las opciones que les quedaban a los ‘hombres de negro’, que siguen perdiendo gente por lesión, esta vez Andersson, por un golpe en la parte superior del muslo. El resultado final fue más abultado de lo que se vio sobre la pista.