Dinastía mundial
El Unicaja conquista su segunda Copa Intercontinental en Singapur tras un tercer cuarto (23-5) que destruyó al combinado norteamericano. Kalinoski, MVP del torneo.
No se cansa de ganar el Unicaja, equipo voraz y un gen competitivo inoculado pese a un verano de reconstrucción que no corta de momento un ciclo triunfal. Vuelve a clavar la bandera en Singapur para sumar su segunda Copa Intercontinental seguida, que le nombra oficialmente como rey universal del baloncesto FIBA, tras domar a este combinado anárquico y diabólico de la G-League (71-61). Una dinastía mundial, con ese back to back que solo hizo el Real Madrid en los años setenta, y séptimo título desde que arrancó el proyecto de Ibon Navarro en el banquillo malagueño, allá por 2022. Pero desde entonces más y más páginas bonitas en Málaga, un club que aúna proyecto y la fidelidad en una filosofía con escaso parangón en el baloncesto europeo. Sin duda, la gran potencia fuera de la órbita Euroliga es este Unicaja, que llegará a su Supercopa de la próxima semana con esas buenas vibras y oliendo a champán desde Singapur. De nuevo inabordable y no sería raro que replicara ese título de nuevo.
Y eso que el inicio del equipo de Ibon fue terrible, con un 0-10 de salida; aún con mucho campo por construir en un grupo que llegó casi a ciegas a Singapur, con esos cuatro fichajes para avivar este ciclo. Pero puso complicaciones este G-League United, dirigido por el mítico Joe Blair (MVP de la Euroliga en 2003), con una zona que complicó esa puesta en escena del Unicaja, sorprendido ante los chispazos de los americanos. Se cortó esa sangría con la entrada de Alberto Díaz en un primer cuarto (11-21) donde al equipo malagueño le costó entrar en calor. Pero cambió la energía en esos instantes y empezó hacer dura la final. Toques de corneta de Kendrick Perry, el que activa y desactiva el funcionamiento de este equipo, y Tyson Pérez dando intendencia. Se fue aproximando el Unicaja en el tanteo con trabajo y aprovechando secuencias de anarquía de los americanos, más aseados de lo que suelen plasmar estos equipos de G-League. Con 27% en tiros de campo se marchó al descanso (33-36), pero había hecho ese trabajo de desgaste para asestar el golpe mortal, síntoma habitual, a partir de la segunda parte.
Y así fue. El Unicaja rompió el partido con un parcial de 9-0 demoledor, que se amplió hasta el 14-2 con triples de Kalinoski, MVP de esta Intercontinental con justicia, y Tillie (52-41). Cundía el desgaste en los norteamericanos, sin ese orden y poso, con el escolta zurdo y fino Shacklelford facturando por su cuenta y sin esa cohesión de los primeros minutos. Ya cogió el Unicaja esa velocidad imparable y ahí quedó la final. Balcerowski se comía los aros con dos mates y evidenciando esa diferencia, ahora sí, física y mental para decantar al final del tercer cuarto (56-41). Parcial de 0-6 de los americanos, pero Kalinoski puso orden con un triple, preciso en esas fases de titubeo, y el Unicaja prolongó esa imagen granítica, con un gran James Webb III, otro de los jugadores de la segunda parte. Bandera blanca del rival con varios minutos aún por jugar y una final que hubo que madurar. Otro título más al bolsillo y de nuevo en Singapur, tierra santa del Unicaja. Con algo de fatiga, pero lanzado a esa Supercopa. Qué tiempos en Málaga.
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