Una final marcada por las bajas
El enfrentamiento en la ACB entre Barcelona y Real Madrid se solventará en una pugna en la que contará, sobre todo, cómo se sobreponen ambos a las bajas.
La final de la temporada 2021/22 de la Liga Endesa es un clásico más de nuestro baloncesto, un Barça-Madrid, pero con tintes dramáticos. En lo que a construcción de relato se refiere también: el Madrid ganó la Supercopa y el Barça ganó la Copa, ambos se quedaron sin la Euroliga pese a pisar la Final Four de Belgrado y este título nacional se antoja clave para salvar la temporada en los dos casos. Pero, sobre todo, en cuanto a tener que jugarla con menos efectivos de los habituales, a cara de perro, después de tantos contratiempos sufridos en las dos orillas.
A recordar que la temporada viene de unos Juegos Olímpicos que habían sido aplazados en su día y dará, este próximo verano, con un EuroBasket movido también en el calendario por culpa de la pandemia. Los cuerpos están al límite. Si miramos a las dos anteriores cursos, no se llegó a una situación tan extrema. En 2020 se acabó con una burbuja en Valencia en la que la ausencia más significativa fue Malcolm Delaney, y no por lesión sino por marcharse a Estados Unidos, en estos dos equipos, que sucumbieron ante el Baskonia de Ivanovic. En 2021 ambos se enfrentaron en la final, con Pau Gasol como protagonista principal, pero habiendo recuperado efectivos, sobre todo los blancos, después de unos meses de escasa fortuna en cuanto a percances físicos.
En el presente curso se han visto situaciones dantescas por las nuevas variantes de la pandemia, como con el Madrid-CSKA de diciembre en el que Klavzar, Garuba, Ndiaye o Miller tuvieron que salir a jugar un partido tan importante de la Euroliga, o por lo expuestos que están los cuerpos de los deportistas, como el tener lesionados a la vez a Calathes, Higgins y Abrines y tener que remover el mercado para sustituirles. Barça y Madrid sufren también en el enfrentamiento definitivo del año.
Un parte médico que asusta
El Real Madrid está jugando directamente sin bases. A la lesión de larga duración de Carlos Alocén se unió el infortunio de Nigel Williams-Goss precisamente en la semifinal europea contra el Barça sólo con un minuto jugado. Para colmo, cuando los técnicos iban a echar mano del apartado Thomas Heurtel, el francés se lesionó en un tobillo. Trey Thompkins sufrió, aunque parezca mentira, la misma lesión y estaba cumpliendo el mismo castigo. Ahora llega otro gravísimo percance para el otro ala-pívot veterano del equipo, Anthony Randolph, que encadena la rotura de la rodilla con el Aquiles del que se había recuperado esta misma campaña. Por pequeños percances Sergio Llull no ha podido debutar tampoco en la final y Alberto Abalde sólo pudo participar un minuto en el encuentro de apertura. La desgraciada guinda es no poder contar ni con el entrenador principal, Pablo Laso, que se encuentra en plena recuperación tras el infarto que sufrió hace una semana.
El Barcelona tampoco está muchísimo mejor. Pierre Oriola, uno de los capitanes, se ha tenido que borrar cuando parecía recuperado de sus problemas físicos. El hueco en la pintura es grande si se suma también la baja de Sertac Sanli, con un esguince de tobillo. También en esa parte ha sufrido, en su caso durante el primer choque de esta final, Álex Abrines un problema que le mantiene en duda. A esta problemático se suma la que tiene Saras para mover las convocatorias, teniendo que elegir entre Danté Exum o Nigel Hayes para completar los dos cupos permitidos de extracomunitarios en favor de un Cory Higgins que sigue sin estar al cien por cien.