Un ‘déjà vu’ para el Barcelona

Temporada nueva… ¿vida nueva? Por ahora, no. El Barcelona presentó en la Supercopa, de forma oficial, su proyecto para la temporada 2023-24, un equipo totalmente renovado en el que ha habido cambio en el banquillo (Joan Peñarroya debuta tras la fea salida de Roger Grimau) y una ola de fichajes que abarca un nuevo quinteto entero: base (Juan Núñez), escolta (Kevin Punter), alero (Justin Anderson), ala-pívot (Chimezie Metu) y pívot (Youssoupha Fall). Sin embargo, el primer asalto de este nuevo Barça acabó como los últimos del viejo Barça. Con derrota. Y contra el rival de casi siempre, el Real Madrid.

El Barcelona no ganó ningún título la pasada temporada y ha comenzado igual el curso 2024-25. Lleva un ciclo completo sin éxito, desde la pasada Supercopa a esta pasando por las etapas principales del recorrido: Copa-Euroliga-Liga. Cinco intentos sin premio con cuatro eliminaciones a manos del eterno rival, un Real Madrid que sigue exprimiendo esa fórmula de éxito que empieza con Campazzo y acaba en Tavares contra un Barça en el que los nuevos no dieron una gran impresión y los que ya estaban volvieron a quedarse cortos. Ni Núñez tuvo la visión que se espera de él para crear, ni Punter presencia para anotar en los momentos calientes ni Metu se hizo importante en las zonas. Fall no jugó (arrastra una lesión aunque en teoría estaba listo) y Anderson puso, al menos, físico y trabajo. El Barça se fue por delante al descanso y recuperó después el terreno perdido en el inicio del tercer cuarto; Forzó un final en el alambre y estuvo vivo hasta las últimas posesiones… pero volvió a perder contra el Madrid.

No pasa nada, es solo el inicio y la Supercopa es un torneo a caballo entre la pretemporada y el arranque definitivo de las competiciones. Pero una victoria, al menos una en esta semifinal en formato Clásico, habría supuesto una inyección de energía y moral para un proyecto Peñarroya que no puede permitirse (no debería, al menos) otro año sin ningún título. El último para el club es la Liga 2022-23. Después entonces, nada: cero de cinco. Derrota en la Supercopa 2023 contra el Real Madrid (80-90), en la final de la Copa 2024 contra el Real Madrid (85-96), en semifinales de la Liga sin ganar ningún partido (0-3 en semifinales) contra el Real Madrid y en esta Supercopa 2024 contra el Real Madrid (83-89). Está claro cuál es el patrón, el muro contra el que se dan los azulgrana en las competiciones nacionales. A eso hay que sumar que se cayó de la Final Four de la Euroliga después de perder (2-3) en cuartos contra el Olympiacos. La serie se decidió en el Palau, un factor cancha que hasta el pasado curso garantizaba estar en semifinales. Pero en el mismo día dos equipos, Mónaco y Barça, fueron los primeros en perder un quinto del playoff de cuartos en su pista.

En partidos, si se suma la pasada temporada y esta Supercopa, el balance es 8-2 para el Real Madrid en diez cara a cara. Las dos victorias del Barça han sido en partidos de fase regular (Liga y Euroliga) y en el Palau. Fuera de su cancha, nada. En partidos de verdad trascendentales, nada: dos derrotas en Supercopa, una en Copa, tres en playoff ACB y otros dos en Madrid en fases regulares doméstica y continental. Este Barça es un equipo muy renovado, un cambio que comienza en el banquillo y alcanza a una plantilla con una rotación transformada. Desde luego, necesita tiempo. Y el Clásico de ayer no demostró que la diferencia sea insalvable. Pero acabó como todos los últimos, y eso transmite una fea sensación de déjà vu que es precisamente de lo que se quería huir con el electroshock de este mercado veraniego. Así que, solo por eso, no ha sido un buen inicio. La temporada, eso sí, no ha hecho más que empezar…

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