Tavares: “Muchos soñaban con la NBA, yo con poner un plato en la mesa de mi familia”

Edy Tavares debutó con el Real Madrid en un Clásico (noviembre de 2017). Seis años y medio después de aquel día, el pívot caboverdiano se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de un equipo que ayer se enfrentó al Barça en el Palau. “Cuando puse el primer pie en el Madrid, todos me decían lo que significa el Real Madrid. Da igual contra quién juegues, porque va a ser una final para otros equipos, nos tenemos que exigir el doble o el triple. Esto es el Real Madrid, para ganar títulos hay que sufrir”, reconoce Tavares en un vídeo de ACB en el que repasa algunas de las frases que ha dicho a lo largo de estos años.

Por ejemplo, que los rivales cambian la forma de jugar cuando él está en pista. “Esto es una cosa con la que Chacho, Llull y Rudy siempre bromean conmigo. Me dicen que cuando juego, todos los cincos se convierten en cuatros, en tiradores de triples. Cada uno tiene sus armas y yo tengo las mías”.

Y si alguien tiene que jugarse la última bola, también tiene claro a quién se la daría. “Me da igual qué jugador sea, me da igual que se llame Michael Jordan o LeBron James. Llull es una persona que ves que disfruta de esos momentos de presión. Personalmente, si yo tuviera que tirar esos tiros estaría un poco más nervioso o no querría la pelota. Pero él quiere su momento, disfruta de su momento. En su cabeza está ‘si la meto bien; si no la meto, no pasa nada’. Para mí es el mejor”.

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Pero en la charla con la ACB, Tavares mostró también su lado más personal. Con unos orígenes humildes, el pívot reconoce que el baloncesto le abrió un mundo de oportunidades. “Mi primera prueba fue en chanclas, porque no tenía nada que ponerme. Tenía unas zapatillas muy viejas y unas sandalias que no me cabían. No tenía calcetines para entrenar, porque me dieron unos de fútbol. Como no eran de mi talla, tuvimos que cortarlos por la mitad para poder entrenar. Iba como un pollo sin cabeza; no sabía cómo jugar, no sabía dónde ponerme... Me dolía todo, porque tenía que hacer muchos ganchos, muchas cosas con los brazos arriba y eso me hacía sufrir mucho”. Pero a pesar del sufrimiento, siguió con su empeño y con un objetivo: “Era la única opción que tenía de poder dar de comer a mi familia algún día. Era la única opción que tenía; o eso o ir a trabajar de albañil como hice antes de tener esta oportunidad”.

Tavares reconoce que todavía sigue teniendo “miedo al fracaso y a no poder superar las expectativas”. “La gente tenía muchas expectativas relacionadas en mi futuro y yo nunca he pensado así. Sólo pensaba en poder subir al primer equipo, tener un sueldo y poder ayudar a mi familia algún día. Otros compañeros tenían el sueño de ir a la NBA, de conseguir muchas cosas... Yo sólo tenía el sueño de poner un plato de comida en la mesa de mi familia”.

Por último, Tavares habló de su hijo y cómo disfruta del baloncesto a pesar de que sólo tiene dos años. “Da igual el dibujo animado que le pongamos, se aburre a los cinco minutos y no quiere ver nada más. Sólo quiere ver mis highlights y los últimos cinco minutos que Jaycee (Carroll) metió el triple para ganar. Empieza a dar vueltas por el salón porque se debe pensar que él ha metido el tiro. Es un niño que disfruta mucho del baloncesto. El baloncesto le hipnotiza”.

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