La segunda juventud de Ricky Rubio

Ricky Rubio sonríe. El base vive, con 35 primaveras, una segunda juventud en el Joventut, el club con el que debutó el 15 de octubre de 2005, cuando contaba con 14 años, 11 meses y 24 días, convirtiéndose en el jugador más joven de la historia en saltar a una pista de baloncesto en el campeonato doméstico. Fue de mano de Aíto García Reneses, el mismo entrenador que le dirigió en los Juegos Olímpicos de Pekín cuando lo que entonces era una promesa apenas contaba con la mayoría de edad. Ahí se llevó la plata al perder la Selección contra Estados Unidos en la final, en uno de los mejores partidos de baloncesto FIBA de la historia. Solo una de las muchas medallas y de los muchos títulos que Ricky ha conquistado a lo largo de su extensa carrera deportiva. Un currículum inabarcable que le convierte en uno de los mejores jugadores españoles de todos los tiempos.

20 años después de su debut, Ricky ha vuelto al Joventut para cerrar el círculo y vivir la que probablemente sea su última gran aventura, dure lo que dure. El catalán le ganó la batalla a sus problemas salud mental, convirtiéndose en un icono de dicha lucha, y decidió volver al baloncesto tras un periodo de reflexión y asueto. Y que mejor que hacerlo en el lugar que le vio crecer, Badalona, cerca de el Masnou, el municipio catalán en el que nació, un ya lejano 21 de octubre de 1990. Los años pasan, pero el recuerdo imborrable que el base ha dejado a lo largo de sus años como profesional no se borra: la Euroliga de 2010 con el Barça, su paso por una NBA en la que triunfó, sus medallas con la Selección con el oro en el Mundial de 2019 como joya de la corona... De todo.

Por eso, Ricky ha vuelto cuando ha querido y lo hace disfrutando: juega más de 21 minutos por partido y promedia 14,2 puntos, 3,4 rebotes y 5,5 asistencias, con un 47% en tiros de dos y 1,6 robos por asalto. Es quinto en valoración (17,6) después de su compañero Ante Tomic, con el que se entiende a la perfección, ocupa el puesto 15 en anotación, el cuarto en pases a canasta, el quinto en recuperaciones y el tercero en faltas recibidas. Y la afición está encantada con su presencia... y con el nivel de un Joventut fabuloso: 7-3, en el quinto puesto de la clasificación de la Liga Endesa y compitiendo de forma excelente tanto en la ACB como en la Liga de Campeones. Con el hijo pródigo de vuelta. Tanto física como emocionalmente. Y a un nivel extraordinario.

En medio de todo esto, el Joventut visita al Barça este domingo (19:00) en lo que supondrá el retorno de Ricky al Palau Blaugrana. Ahí jugó su última temporada (2023-24) antes de hacer el parón necesario para curar sus heridas. Pero ahí no se queda su estancia en el club, con el que conquistó en 2010 la ya mencionada Euroliga, la segunda y última de la historia de la entidad. Un día de reencuentros en el que a buen seguro habrá más de un aplauso para el líder del Joventut. Que, para más inri, se reencontrará con Xavi Pascual, que fue su entrenador en la consecución del campeonato continental de hace 15 años y que ha regresado al Barça para situar al equipo en el lugar que le corresponde. Ricky Rubio vive una segunda juventud y sonríe jugando al baloncesto, una delicia para todos sus seguidores. Y sigue teniendo talento a raudales. El hijo pródigo vuelve al Palau. Un retorno soñado.

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