La gran noche de Nicolás Brussino

Ni que estuviera tocado por una varita mágica, el partido que se acaba de cascar Nicolás Brussino quedará registrado en los libros de historia de la ACB, no solo en la suya propia. Con 35 puntos y 9 rebotes, 49 de créditos de valoración, el alero internacional argentino fagocitó al Unicaja, que pagó muy caro el manojo de nervios que supone la personalidad de Ibon Navarro, siempre intenso en las buenas y en las malas. Mientras el Granca suma su 12ª victoria, a una de los verdes, y gana además el average, su rival de esta noche encaja una dura derrota en la que además Brizuela acabó con problemas en el tobillo.

Sin contemplaciones. Así fue esta noche el intercambio de golpes entre el Gran Canaria y el Unicaja, al menos en el primer tiempo. La formación insular, a lomos de Albicy y Brussino, empezaba a darle caña de la buena ante un Unicaja en el que solo Carter, con siete puntos casi consecutivos, parecía estar debajo de la parra y no encima como el resto de sus compañeros. Así, el 15-9 que amasó el Gran Canaria, tras un ruidoso parcial de 9-0, obligó a Ibón Navarro a parar el partido.

Ni que estuviera haciendo previamente su particular juego de trileros, el Unicaja reacciono a lo grande. Para empezar, y espoleado por un triple de Kravish tras el pequeño parón, cerró el primer cuarto con un parcial de 4-10 a su favor: 19-16. Por entonces entró en escena, y de qué manera, Djedovic. Si primero le provocó una falta en ataque a Salvó, al alba del segundo parcial le sacó un 2+1 para después enchufar un triple que ponía a su equipo por delante. Osetkowski encestó desde idéntica distancia, con lo que la hueste de Navarro, del todo recompuesta y en formación de ataque, se marchaba por seis, 19-25, tras un parcial a su favor que ya era de 4-19.

Se iba a recomponer poco a poco el Granca, especialmente por obra y gracia de Brussino, 13 puntos y 5 rebotes al descanso, y Albicy, 8 puntos y 5 asistencias tras los primeros 20 puntos, excelente penetración la suya, ante la empalizada que supone la presencia de Alberto Díaz, para cerrar los dos primeros cuartos con una ligera ventaja para su equipo: 40-37.

Salió más espabilado el Granca tras el descanso, y por medio de Slaughter y Diop se puso rápidamente 48-39. Necesitaba reaccionar el Unicaja. Ante el olor a peligro, nadie mejor que Darío Brizuela para acudir al rescate. Con 9 puntos casi consecutivos, el flamante campeón de Europa mantenía a los suyos en vereda: 57-54. Había entrado en trance el escolta visitante, quien tuvo que abandonar el partido tras una torcedura de tobillo.

Si Brizuela metía canastas de todos los colores, Brussino quiso alzar todavía más su prodigiosa muñeca derecha. El 8 de Unicaja estaba en trance, pero es que el alero argentino estaba demasiado arriba, del todo imparable. Así, al comienzo del segundo cuarto fagocitó por completo al equipo andaluz. De hecho, los cinco puntos consecutivos que metió con la última bajada de telón, 20 solo en los 10 minutos finales, para el 67-60, no fueron sino el preludio de su tormenta perfecta.

Los moradores del Carpena ofrecían la oposición de Thomas, todo clase, pero la expulsión por doble técnica de Ibon Navarro sepultó cualquier opción de victoria visitante. Dicha situación vino acompañada de un triple de Slaughter y otros siete puntos consecutivos de Brussino, que devoró por completo al Unicaja. Firmó el partido de su vida (35 puntos, 9 rebotes y 48 créditos de valoración) y le dio a su equipo la 12ª victoria del curso. Además, el Gran Canaria se acuesta con el average a su favor en la fue la gran noche del alero argentino.