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Gran CanariaCAN
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Lenovo TenerifeTEN
94
Finalizado

LIGA ENDESA | 11ª JORNADA

La eternidad de Huertas decide un maravilloso derbi canario

Huertas, 16 puntos y 10 asistencias, mantiene a raya el Granca, que se hundió en la prórroga. Brussino, 25 puntos, 11 rebotes.

La eternidad de Huertas decide un maravilloso derbi canario
ACB Photo

Bien pudo haber quedado resuelto este partido a favor del Lenovo Tenerife en el primer tiempo. Y eso que el Gran Canaria, que había empezado con la mezcla perfecta de pasión y ganas, más un pabellón a reventar, parecía que podía hacerle frente a un equipo que, a día de hoy, y por más que la clasificación no lo justifique tanto, sigue estando por encima.

Sin embargo, el derbi canario acabó decidiéndose por detalles y solo en la prórroga (82-94). Pudo levantar el Gran Canaria un partido que perdía de paliza, 27-45, pero se agarró a Slaughter y Brussino, y la guinda final de Lammers, para forzar una prórroga imposible. La mayor experiencia del Lenovo en el tiempo extra, aprovechándose de la necesidad de protagonismo arbitral, a veces por exceso de afán y otras por dejadez, por supuesto también por su mayor inteligencia, acabaron empaquetando la victoria a Tenerife. Victoria que además es triple: iguala al Granca, queda por encima en la clasificación y empieza a coger posiciones de cara a la Copa del Rey.

Comenzaron imponiéndose las defensas en ambas canastas, con lo que cada punto costaba un mundo. Muy pronto empezó percutiendo Shermadini, perfecto su primer tiempo (16 puntos sin fallo y 5 rebotes), y con tres canastas prácticamente seguidas tenía a los suyos por delante (9-10). Es un martillo pilón el gigante georgiano, inaccesible atalaya la suya por más ganas que le pusieran Happ o Lammers, que firmó un gran primer cuarto (6 puntos, 4 rebotes). Por su parte, Gio acabó con la estadística 24 puntos sin fallos en el tiro.

Un triple de Ferran Bassas, ex del Lenovo, le dio al Granca la máxima ventaja a su favor, un airoso 14-10, pero a partir de ahí comenzó la alarmante entrada en bajada local. Hasta el descanso, parcial 15-37. Horror para unos, gloria para otros. Para empezar, tras el tiempo muerto de rigor de Vidorreta, reaccionó la hueste visitante para acabar el primer cuarto con empate a 16. Lo que vino después fue un auténtico recital de baloncesto, convertido el equipo local apenas en un saco de golpes, nula capacidad la suya para defenderse.

Nada más empezar el segundo acto, Fitipaldo se cascó los dos triples que desataron la tormenta (16-24). Lejos de reaccionar, el Gran Canaria se vino abajo con directos al mentón como ese Salin, por supuesto desde más allá del 6,75, una jugada con un final más que evidente que vio todo el mundo salvo los jugadores locales: triplazo del escolta finlandés y 20-33 en el marcador.

Olió sangre el Lenovo Tenerife y fue, rápidamente, a rematar esta faena de aliño. Un triple de Albicy y otra canasta de Happ para el 25-35 fueron del todo insignificantes, pues nada le costó a los visitantes distanciarse en el marcador tras sendos triples de Abromaitis y Ristic, 5/10 ya en el global de su equipo, para el 27-43 que obligó a Lakovic a pedir tiempo muerto. El partido se le iba a los locales tanto como evidenció el marcador al descanso, apenas dos puntos más para cada equipo. La ventaja foránea llegó a ser de 18: 27-45.

Tras la tunda que se estaba llevando, salió del vestuario el Gran Canaria con más intensidad, acaso sin mejorar su juego en exceso. Sin embargo, no conseguía horadar la roca tinerfeña, mucho menos con triples como el de Huertas de final de posesión para el 36-53. Tocaba hacer lo que fuera por decorar el marcador, por lo que la hueste local optó por darle la pelota a AJ Slaughter y verlas venir a través del inmenso talento individual de este menudo escolta.

No decepcionó en absoluto el norteamericano con pasaporte polaco, 10 puntos en el tercer periodo, 12 de momento. Así, el 4 del Gran Canaria lideró un conato de reacción de su equipo que le permitió llegar al último cuarto con fundadas esperanzas de obrar lo que hasta hace bien poco parecía un milagro: 47-58.

Tampoco es que se rindiera el Granca pese a que la diferencia en su contra era muy notoria. De hecho, apenas amanecían los últimos 10 minutos cuando empezó a creerse una remontada imposible. Happ se puso serio, primero sacándole la cuarta personal a Shermadini y luego percutiendo bajo el aro. En medio, un triple de Brussino espoleaba definitivamente a la grada pero Marcelinho mantenía las cosas en su sitio con cuatro puntos seguidos (54-62).

Brussino, con el tobillo más que tocado, había entrado en trance pese al dolor. Si primero enchufó un triple para el 57-65, en el siguiente ataque insular le sacó una antideportiva debajo del aro al propio Huertas, que estaba dando su enésimo recital baloncestístico. Había entrado en trance el alero argentino, cuyos ocho puntos casi del tirón lideraron un parcial de 12-0 que permitió al Granca ponerse 69-67, primera vez que comandaba el marcador desde el lejanísimo 14-13, antes de que el martillo pilón de Shermadini clavara cuatro puntos seguidos para darle de nuevo el mando en el marcador al Lenovo Tenerife.

Lo poco que quedaba dio tiempo de ver unos preciosos minutos de partido. Pura emoción, puro baloncesto. Maravilloso este deporte de la pelota naranja.

Héroes inesperados

El baloncesto es bello, entre otras muchas cosas, por lo imprevisible que puede llegar a ser. Tras un canastón de Marcelinho, un tipo eterno, Lammers le regaló la prórroga al Gran Canaria a falta de menos de un segundo para el final del partido, coronado con un gran tapón sobre Abromaitis que condenaba a ambos equipos a la temida prórroga.

En el tiempo extra fue el propio Abromaitis, con 8 puntos, quien disparó a su equipo con dos triples que parecían amarrar el partido: 77-86. La seguridad de Jaime Fernández, que no había jugado desde el primer cuarto, y la eternidad de Marcelinho hicieron el resto. El Gran Canaria, precipitado, se acabó ahogando en la orilla. Los árbitros le sacaron de quicio. Su criterio, en discusión. “Mis jugadores también han ganado muchas medallas y se merecen más respeto”, dijo Lakovic.

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