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Baskonia

Fracaso y decepción del Baskonia

El equipo vitoriano se va a perder su cuarta Copa de las últimas seis. El proyecto Laso, muy por debajo de lo esperado.

GIRONA, 12/01/2025. - El entrenador del Baskonia, Pablo Laso, durante el partido de Liga Endesa de baloncesto ante el Girona que se disputa este domingo en el pabellón de Fontajau. EFE/David Borrat.
GIRONA, 12/01/2025. - El entrenador del Baskonia, Pablo Laso, durante el partido de Liga Endesa de baloncesto ante el Girona que se disputa este domingo en el pabellón de Fontajau. EFE/David Borrat. David BorratEFE

El ridículo del Baskonia en Girona este pasado domingo (96-67) evidencia que no se han hecho las cosas bien a la hora de configurar este equipo. La primera apuesta importante fue el fichaje de Pablo Laso, que no acaba de cogerle el tranquilo al grupo que maneja. Si no fuera por ser quien es, estaría ya totalmente fulminado. Firmó para tres años y da la sensación de que es una apuesta de futuro de verdad en el club.

El calendario es demoledor y jugar cuatro partidos en siete días también conlleva estas cosas. La plantilla no es profunda, ya que jugadores como Ognjen Jaramaz, Pavel Savkov y Ousmane N’Diaye apenas han contado, hasta hace poco, para el entrenador vasco. Jugar varios encuentros entre semana y rotar en torno a ocho o nueve jugadores es un suicidio total. Miras las plantillas del Olympiacos o Panathinaikos, que esta semana visitan Vitoria, y la diferencia llama la atención. El asunto se complica aún más cuando hay tres jugadores lesionados.

Dijo un entrenador que pasó por Vitoria este año que el Baskonia juega andando, que no tiene chispa ni velocidad. Será verdad a tenor de lo visto en esta mitad de temporada de la Liga Endesa. Los bases marcan el ritmo y los del Baskonia son jugadores que apenas hacen jugar a los demás. Hay ocasiones en las que se marchan con buenas estadísticas y números personales, pero el objetivo es que engrasen la maquinaria y hagan buenos a sus compañeros. Y eso no está pasando.

Markus Howard, lesionado ahora al igual que Tadas Sedekerskis, juega tres minutos menos por partido que en la temporada pasada y tira tres tiros menos también cada noche. Su porcentaje no se parece en absoluto al de la 2023-24. Salvo Nikos Rogkavopoulos, muy pocos jugadores han mostrado continuidad a estas alturas de la película. Hay noches buenas de Chima Moneke, Donta Hall o Timothé Luwawu-Cabarrot, pero luego desaparecen en el siguiente partido. La preocupación ahora mismo es máxima en el Buesa Arena.

Por cuarta ocasión en los últimos seis años, el equipo vitoriano parece que se perderá la Copa del Rey, un torneo emblemático para el club y para su afición. Tiene que ganar el domingo al Río Breogán y esperar derrotas del Barcelona y el Casademont Zaragoza. Y no sólo eso. También necesita remontar el basket­average, lo que parece una quimera: tiene un -23, mientras que los catalanes cuentan con un +51 y los maños con un +30. Hasta la jornada anterior, cuando apabulló al Leyma Coruña en Vitoria, la máxima diferencia en una victoria baskonista había sido de cuatro puntos. Y había encajado alguna paliza en contra. Una decepción absoluta.

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