Chris Duarte: “Tuve dos ofertas del Real Madrid”

El fichaje de Chris Duarte (Puerto Plata, República Dominicana, 1997) sacudió el mercado ACB el pasado verano. Tras varias salidas troncales, Ibon Navarro terminó por enganchar al dominicano a su plan, en una operación que habla del momento y el estatus actual del Unicaja, siguiente piedra en el camino del Real Madrid (19:00 horas, DAZN). Duarte se sienta con AS para analizar el duelo con los blancos y repasar su proceso de adaptación al baloncesto europeo y al ecosistema malagueño. 177 partidos NBA le contemplan, repartidos en Indiana (Segundo Mejor Quinteto de Rookies en 2022), Sacramento y Chicago. Grandes expectativas y empieza a responder a ellas: llega al Movistar Arena como MVP de la pasada jornada ACB (23 puntos y 31 de valoración ante Baskonia), su mejor actuación con la camiseta verde.

Llega a Madrid como MVP de la pasada jornada. Había muchas ganas de verle a este nivel, no solo en Málaga. ¿Necesitaba un partido como el de Baskonia?

Creo que ya lo venía haciendo bien, no solo en este partido. Gracias al apoyo de los entrenadores y a todos los compañeros, poco a poco me voy encontrando mejor. Pero no te voy a mentir tampoco. Es un partido que me ayuda a tener más confianza, y ver la luz en el camino.

Le vi sonreír, celebrar buenas acciones, chocarse con el público, con el banquillo. No solo meter canastas, también ese lenguaje corporal positivo.

Porque ese soy yo (repite). Ya cuando me ves así, estoy en el nivel donde no hay nadie que me detiene, solo Dios. Así me siento. Cuando estoy así, estoy disfrutando del partido, conectado con la fanaticada (afición) y disfrutando en cada minuto que estoy en cancha. Mi objetivo siempre es divertirme lo máximo que pueda cuando estoy en la cancha.

¿Un cosquilleo diferente el jugar estos partidos?

Sí. El Madrid es un club de mucha historia, buenos jugadores, entrenadores. Es un equipo que juega a un muy alto nivel, que pierde pocos partidos. Y siempre es bueno ir allí y enfrentarse contra ellos y más en una buena competición como la ACB.

¿Qué espacio ocupa el Real Madrid en República Dominicana?

El Real Madrid es el Real Madrid. Es verdad que yo de pequeño no veía mucho baloncesto porque era beisbolista. Empecé a jugar al baloncesto a los 13 años y tampoco era ese tipo de personas de ver partidos todos los días. En República Dominicana me crie jugando con mis amigos de la infancia en la calle. Pero el Madrid es mundialmente conocido y también en mi país. Tiene esa imagen de gran club, que gana mucho, de buenos recursos, buenos jugadores y muchos amigos.

Hablando de amigos. Alguna cara le sonará del Madrid (coincidió con Alex Len y Trey Lyles en Sacramento, también con Feliz en la selección).

He escuchado que Lyles está jugando muy bien. Es un gran jugador y me alegro mucho por él. Y a Andrés obviamente lo conozco muy bien, compañeros de hace muchos años. Y será bueno para mí enfrentarme a estos jugadores. También en NBA jugué contra Hezonja, con Okeke cuando él estaba en Orlando. Como te decía, esto es lo divertido de jugar contra equipos como estos, que sacan lo mejor de ti por el nivel de sus jugadores.

¿Hubo interés del Madrid antes de fichar por el Unicaja?

Tengo entendido que sí, que hubo algo. Tuve un montón de ofertas. Una de ellas era del Madrid, pero entendía que lo mejor para mí era venir a Málaga y así lo decidí.

También le quiso fichar el Madrid a los 17 años.

Sí. En aquel momento, cuando la NCAA no me acepta, vinieron ofertas de Europa, de Argentina. Pero decidí irme a Northwest Florida State College (su primera universidad). No tenía mucho conocimiento de la competición europea en aquel entonces, y sentía que mi oportunidad estaba en Estados Unidos.

¿Acabó desencantado con la NBA?

Fíjate, en la NBA tuve muchos momentos buenos y muchos momentos malos. Sinceramente, mi mentalidad y el concepto de la NBA cambió tras jugar allí. Es algo muy diferente a lo que pensaba cuando estaba en college o en República Dominicana. Hubo algunas situaciones donde acabé decepcionado porque veía cosas que para mí eran injustas. Obviamente hay cosas que yo no podía controlar, pero estoy totalmente agradecido por la oportunidad que se me dio allí. Ser elegido por los Indiana Pacers es una bendición de Dios, y es algo en lo que me siento muy completo de haber alcanzado.

¿Qué tipo de cosas?

No quiero pensar en ello. Lo importante es que me fui de allí en paz. No quiero pensar en el pasado, solo en el presente. Y ahora mismo estoy feliz en Málaga, lo que pasó en la NBA ya pasó. Y como digo, muy agradecido por la oportunidad de poder jugar con los mejores, también agradecido con las cosas que no funcionaron porque aprendí. Siento que tuve que pasar por situaciones para madurar.

¿Cómo le convenció Ibon Navarro para venir a Málaga? Hubo varias charlas largas para seducirle.

Sí que hablamos mucho por teléfono. No fue difícil convencerme. La gente sabía lo que estaba buscando en esta fase de mi carrera. Buscaba jugar, divertirme, volver a sentirme un jugador feliz en la cancha. Solo quería un buen lugar para que mis hijos pudiesen crecer, tener una buena educación y vivir tranquilo, además en una ciudad cómoda. En definitiva una estabilidad. También entendemos que encontrar eso en este negocio no es fácil. Insisto, no fue difícil convencerme para venir al Unicaja. Pensábamos que Málaga era una ciudad perfecta, porque además nosotros no somos de ciudades muy grandes. Soy de Puerto Plata, una ciudad pequeñita. Y quería buscar un entorno parecido, con el mar cerca. Cuando vi todos esos aspectos, más esa tranquilidad y la forma de vivir aquí, dije que era suficiente para firmar. Y en la cancha tarde o temprano terminaré haciendo mi trabajo.

También con Domas Sabonis, buen amigo suyo y malagueño adoptivo.

(Ríe). Siempre me había invitado los veranos anteriores a Marbella. Viene aquí cuando acaba la temporada NBA. Me había dicho lo bonito que era la ciudad, lo bueno que es para vivir. Cuando lo llamo en verano, ya tenía la decisión tomada de que iba a venir aquí. Se puso muy contento y empezó a enumerarme cosas buenas de la ciudad. También me dijo que estaba celoso porque a él le encanta Málaga. Ahora está un poco más ocupado y quizá no venga tanto, pero siempre me habla de la vida malagueña.

¿Desde el primer día le dio la sensación de que el baloncesto europeo es más complejo de lo que a veces se piensa? En Estados Unidos hay una percepción cada vez mayor del nivel que hay aquí.

Esperaba llegar y ser una amenaza desde el día uno, hacer mis cosas desde el primer día. Pero las cosas no salieron así. Es un proceso, el cual me senté y lo admití. Un proceso al que me tengo que adaptar, junto con los compañeros, Ibon y el cuerpo técnico. Todos. Y no solo dentro de la cancha, también fuera. Estoy bien gracias a Dios. Cuando vienes a Europa, con cosas tan diferentes, es como empezar de cero a nivel mental, físico, táctico... Todo lleva un tiempo. En Estados Unidos hay unos códigos diferentes porque el negocio es mucho más grande. Hay jugadores que cobran 200 millones de dólares y hacen cosas diferentes a las tuyas. Aquí tenemos la suerte de que nos llevamos bien entre todos.

Un familiar suyo me dijo que había elegido al Unicaja por la filosofía ganadora en estos años. ¿Lo ha percibido desde dentro?

Claro. Obvio. Es un club que compite. Queremos ganar, y es algo de lo que quiero formar parte. He querido venir a un equipo que se me diera la oportunidad de competir y sumar trofeos. Yo nunca he jugado los playoffs en la NBA.

¿Y cómo lleva el jugar 20 minutos? Parte del sello de Ibon Navarro y su Unicaja.

Lo llevo bien. Hablo mucho con Ibon. Tenemos muy buena comunicación. Siempre nos sentamos y conversamos con mucho respeto. También entiendo que es su sistema, su filosofía, el tener una rotación larga y controlar los minutos de los jugadores. Son cosas que se tienen que respetar. Estoy montado en ese barco y tengo que adaptarme a eso, y aprender a navegar dentro del equipo.

¿Y qué me dice de Ibon, ahora que lo tiene cerca?

A mí Ibon me gusta mucho, es alguien a quien respeto mucho. Cuando el entrenador muestra interés, esa humanidad de que estoy aquí para él y que me necesita, pienso que eso es muy importante tanto en la parte del coach como la del jugador. Nosotros no somos animales, somos personas igual que tú. Esto es un trabajo, pero te tienes que preocupar en el día a día de estar bien con todas las personas. Los jugadores no somos perfectos. Hay muchas cosas que pasan fuera de la cancha: problemas familiares, de enfermedades... Y tú necesitas a alguien a quien contarle todo, y más cuando tú eres de otra parte del mundo. Y siento que Ibon hace muy buen trabajo con eso. Él muestra ese interés de que él está ahí para ti, para cualquier cosa que necesites y que está dispuesto a ayudarte en todo. Me encanta.

(Justo aparece Kendrick Perry para saludar). ¿Ha hecho buenas migas con Kendrick? También le veo mucho hablar con Alberto Díaz en los partidos.

Tenemos muy buenos muchachos en el vestuario, de verdad. Y hablo mucho con ellos porque son personas que han estado aquí mucho tiempo, que conocen los sistemas y cómo funcionan las cosas. Y además son buenas personas, con las que te lo pasas muy bien. Nos reímos, peleamos, hacemos de todo.

¿Se ha aprendido ya el himno del Unicaja?

Un poquito, más el coro (ríe y empieza a cantar).

La penúltima. ¿Se imagina haciendo una carrera larga en Europa o la NBA sigue ahí?

La puerta de la NBA siempre está abierta. Esto es un negocio y tienes que aprovechar tu juventud. Hay que agarrar lo máximo que se pueda para asegurar tu futuro, el tuyo y el de tu familia. Todas las puertas están abiertas. Pero hoy en día estoy bien en Málaga, con un contrato largo (firmó 2+1), eso ya deja claro que quiero estar aquí; si no, habría firmado un año y ya.

Dígame un deseo para el 2026.

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Eso son cosas personales (ríe). Ganar títulos con el Unicaja puede ser la meta y sería bueno que se cumpliera. Dejar una buena huella aquí si en el día de mañana me voy. Desearle a todo el mundo unas Felices Fiestas y bendiciones. Y que podamos ganar primero en Madrid. Los demás deseos, los conservo para mí y mi familia.

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