Abromaitis decide el derbi canario de la fiesta de Huertas

Un espectáculo maravilloso. Otro enorme partido de baloncesto. Es lo que se acaban de regalar Lenovo Tenerife y Dreamland Gran Canaria en un derbi canario que, otra vez, llevaron los primeros (93-92). En un duelo de idas y venidas, de grandes parciales, de continuos vaivenes en el marcador, decidió Abromaitis con un tiro libre con el tiempo a punto de agotarse. Los árbitros también quisieron sumarse a la fiesta y se cebaron con Lakovic, expulsado, y Víctor García, su segundo entrenador, fue también amonestado con una técnica. Marcelinho Huertas, base del Tenerife, se convirtió en el máximo asistente de la Liga Endesa con sus cinco pases de canasta. El brasileño suma 2.898 asistencias, dos más que Pablo Laso (2.896).

El partido registró, además, las dos caras para los locales. Una de pura alegría por llevarse el derbi como se lo llevó y la otra, la peor de todas, por lo que se presume una grave lesión de Jaime Fernández en su rodilla derecha. Tuvo que abandonar el pabellón en ambulancia y está a la espera del primer parte médico oficial, mas la pinta no es nada buena.

Huertas empezó triunfando como nadie en su propia fiesta. Nada más empezar le sacó un 2+1 a Albicy que le daba un rápido 5-0 al Lenovo en los primeros instantes de partido, y antes de acabar el primer cuarto ya llevaba tres asistencias, a solo una del récord, empatado por aquel entonces con Pablo Laso. Pese a las embestidas locales, lanzados los muchachos del siempre protestón Vidorreta por una grada enardecida, magnífico el ambiente, aguantaba erguido el Gran Canaria, que con cuatro puntos de Salvó, otros dos de Happ y un triple de Shurna parecía encontrarse a sí mismo: 10-12.

Pegó entonces un pequeño tirón el Lenovo Tenerife, coronando Sastre desde el extrarradio un parcial de 9-2 que volvía a darle a los suyos el mando del envite: 19-14. Poco después todo se paró, el pabellón se quedó mudo. El baloncesto dejó de importar en unos minutos durísimos. Ocurre que, en una penetración, la rodilla derecha de Jaime Fernández se quebró y sus evidentes gestos de dolor, el llanto, las caras de todos los presentes y su traslado automático al vestuario aventuran una grave lesión del escolta internacional.

En dicha jugada, cuya pérdida de balón local originaba un contrataque del Granca, García González asumió ese protagonismo que no le corresponde, expulsando a Jaka Lakovic, a unos se les permite tan poco y a otros tantísimo, por unas sonoras protestas el ser cortada esa ofensiva amarilla. Se quedó sonado su equipo, totalmente fuera del duelo al acabar el primer cuarto: 29-17.

Parecía que se hundía poco a poco el Gran Canaria, ya con Víctor García al mando de las operaciones desde el banquillo. Guy, con tres tiros libres de propina por una falta difícilmente justificable de Brussino, disparaba a los suyos en el marcador, sonoro 37-21.

Aceptaron los visitantes, entonces sí, el reto físico impuesto por el Lenovo, y solo entonces entendieron que la remontada era posible. Así, con un parcial de 0-12, los jugadores amarillos obligaron a Vidorreta a pedir ese tiempo muerto redentor, del que su equipo salió con un triple de Sastre. El intercambio de golpes en ambas canastas, ahora sí en igualdad de condiciones, convirtió el partido un precioso duelo baloncestístico, como precioso fue el homenaje que se le dio a Huertas con su cuarta asistencia del día, 2.897 en total, más que nadie en la historia de la ACB. El receptor de la misma fue, cómo no, Gio Shermadini. La secuencia triplista de final del segundo acto, firmada por Slaughter, Shurna y Abromaitis, dejó todo por decidir una vez llegado el tiempo de descanso: 49-46.

Le sentó muy bien el receso al Gran Canaria, totalmente metido en el partido para no irse nunca más. Con tres triples casi consecutivos de un desmelenado Shurna ya ganaba 54-59, y tras una canasta de Brussino y el 54-62 en el cielo del Santiago Martín el parcial era ya de 5-16, lo que obligó a Vidorreta a pedir tiempo muerto. Tampoco es que le sentara bien a los suyos, pues los visitantes llegaron a estar 56-66. Al rescate de la hueste lagunera tuvo que acudir el imponente Shermadini, que empezó a sacar al mazo debajo del aro grancanario. Con dos tiros libres y 23 puntos en su zurrón, el gigante georgiano empató a 68.

Quedaba, otra vez, un mundo por delante, mucho lo que pueden dar de sí 10 minutos en baloncesto especialmente si hablamos del último cuarto. Seguía en cualquier caso más metido el Gran Canaria en el partido, y con cuatro puntos de Pelos, los mismos de Lammers y una suspensión de Brussino pareció coger aire cuando más falta hacía: 72-80. Se agarró entonces el equipo tinerfeño a la muñeca de Abromaitis, con cinco puntos del tirón, un triple incluido, y a Guy para recuperar de nuevo la ventaja, 83-82, momento en que García González, que no tuvo suficiente con expulsar a Lakovic, le pitó otra técnica a Víctor García, el segundo entrenador del esloveno.

Pese al acierto local no se rendía el Granca, mucho menos Slaughter, que con dos canastas desde la periferia, magnífico su pique sano con Guy, delicioso duelo de pistoleros el suyo, llamada telefónica por aquí, caricia por allá, mantenía toda la emoción: 89-88. En la locura final, cuando se hacía efectiva la llamada a la prórroga tras una bandeja de Albicy, Happ le hizo falta a Abromaitis cuando el partido terminaba y el interior norteamericano metió el primero de sus tiros libres, tirando a fallar el segundo. La parábola final de Shurna no surtió efecto. Con este triunfo, el Lenovo Tenerife empata con un Gran Canaria al que supera en la clasificación por aquellas cosas del basket average.

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