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BALONCESTO

Giedraitis: "El baloncesto en Lituania lo es todo, una religión"

El base-escolta (21 años y 1,92 metros) se encuentra cedido por el Movistar Estudiantes en el Lietkabelis de Lituania, su país, con el que disputa la final de Liga.

Dovydas Giedraitis lanza ante Milos Teodosic.
Eurocup

El 31 de marzo de 2019, el Buesa Arena fue testigo del debut de Dovydas Giedraitis (Vilna, Lituania, 2000), una de las grandes joyas de la Generación del 2000 del Movistar Estudiantes. El base-escolta de 1,92 metros disputó 2:40 minutos en la derrota frente al Baskonia (104-67). No anotó, pero sí robó un balón. Fue su primer paso en la élite del baloncesto, un capítulo de presentación que continuó la temporada siguiente en ocho partidos con los mayores y un feo parón en la 2020-21.

La pasada campaña solo pudo jugar 16 partidos, de septiembre hasta finales de diciembre por, paso a paso, un brote de coronavirus que afectó a la plantilla colegial en enero, la borrasca Filomena y una lesión en el hombro derecho que le privó de cerrar el curso y tratar de ayudar a sus compañeros en una lucha por la salvación que finalmente no consiguieron.

Con el descenso llegó la desbandada. El Estu debía hacer una plantilla a menor coste en una categoría menor y los jugadores deseaban seguir en la élite antes que dar un paso atrás. Giedraitis no escapó a esa lógica y tras renovar con los colegiales hasta 2024 se fue cedido a su país natal, al Lietkabelis, con el que ha disputado la Eurocup.

No sé si era necesario cambiar de aires para mejorar, pero jugar en Europa me ha dado mucho. Bolonia, Badalona, Partizán… Esa fue una de las claves para venir aquí”, asegura a AS el báltico, todo un killer desde el perímetro: 41,5% de tres en sus 25 partidos con los ramireños; un 40,4% en los 16 encuentros en la segunda competición continental este año; y un 41,3% esta temporada en la Lietuvos Krepšinio Lyga, la Liga lituana en la que su equipo ha alcanzado la final tras derrotar al todopoderoso Zalgiris Kaunas.

Final de Liga

La victoria del Lietkabelis sobre el Zalgiris (3-1 con tres triunfos seguidos) en semifinales fue un terremoto en el país báltico. Los verdes sumaban once campeonatos consecutivos y no se habían perdido ninguna final desde la fundación de la Liga en 1993. “Allí están muy enfadados, tristes… porque es su primera derrota en semifinales. Aquí, en Panevezys, estamos muy contentos, pero podemos hacer mucho más felices a los aficionados si ganamos la final”, continúa Dovy. “En el último partido en la temporada contra ellos les ganamos de mucho (85-67). Tras eso ya creíamos que era posible, que teníamos la oportunidad de lograrlo. Cuando caímos en el primer partido de las semifinales, estábamos enfadados y nos dio mucha más energía”, prosigue el guard, que anotó 5 puntos en el triunfo de los suyos (77-68) en la inauguración de la final frente al Rytas en casa y 10 en la derrota del segundo duelo en Vilna. El tercero, este miércoles a las 17:50 horas en España.

Final empatada a uno. Final igualada… como todos los duelos de esta temporada entre ambos: una victoria para cada uno en fase regular. “Tenemos confianza, pero sabemos que no nos lo van a poner fácil. Durante la temporada fue punto a punto, estuvimos muy cerca el uno del otro”, comenta Giedraitis, encantado de la vuelta de los aficionados a los pabellones tras la pandemia (“eran como un entrenamiento, sin gente, sin gritos. Ahora estamos mejor. Para estas cosas jugamos”) y más en su país, donde el baloncesto “lo es todo, una religión”: “Todos sabemos de baloncesto, vivimos para este deporte. Cuando el pabellón está lleno es increíble. Para esta clase de partidos vivimos los jugadores”.

Futuro

El título, el primero doméstico en la historia del club, sería el broche de oro para Dovy en la vuelta a su país. En un año en el que ha crecido un poco más como jugador… aunque él se lo tomo con calma. Con escasos 21 años sabe que su camino no ha hecho más que empezar: “He tenido días buenos y días malos, pero ahora estoy contento con mi juego. Creo que puedo mejorar, pero hay que jugar para el equipo, no solo pensar en mí. Siempre hay que esforzarse”, declara el lituano, que aún no tiene decidido el próximo paso en su carrera (“buscaremos algo para mejorar como jugador”), pero que no descarta su vuelta al Estudiantes: “No hay nada decidido, pero si suben, seguramente vuelva porque tengo contrato”. El Ramiro, su pasado, es algo que Giedraitis no olvida: “Estoy en contacto con algunos de mis antiguos compañeros, con los jóvenes con los que jugué. Sigo sus partidos. Seguro que van a subir, hay que creer y trabajar duro”.