2018. Rockets-Warriors (Finales del Oeste)
Una batalla que ya es leyenda. El mejor equipo de la historia, seguramente, llevado al límite: los Warriors de Stephen Curry, Kevin Durant, Klay Thompson, Draymond Green y Andre Iguodala, el megaquinteto de la muerte, arrinconados por una versión suprema de Houston Rockets, la franquicia que había hecho un proyecto para derrocar a los Warriors y que habían ganado 65 partidos (65-17) sobre los hombros de James Harden y Chris Paul. Los Warriors, robaron el factor cancha en el primer partido y, con 1-1, arrasaron en el tercero (126-85). Pero los Rockets respondieron con dos victorias seguidas para poner el 3-2 y quedar a un paso de unas Finales en las que esperaban unos Cavaliers de nivel bajo (fue 4-0 para los Warriors, después). En los instantes finales del quinto partido se lesionó Paul y los Rockets desperdiciaron sus dos mach ball, el segundo en su pista y después de fallar 27 triples seguidos. Había una posibilidad entre 72.000 de que pasara algo así. Los Warriors remontaron 16 puntos en el sexto partido y 15 en el séptimo, y avanzaron de forma increíble hacia su segundo título seguido después de una de las batallas más increíbles de la historia reciente de la NBA.