Cousins, la gran esperanza que también se apagó
Por todos los errores que han cometido durante años con elecciones muy jugosas de draft, los Kings sí acertaron con su número 5 de 2010: DeMarcus Cousins. El imperial pívot de Kentucky que llegaba con cuestiones sobre su carácter pero, desde luego, un talento inmenso. Después de entrar en el Mejor Quinteto Rookie, Cousins fue tres veces all star con los Kings, la primera en su quinta temporada, 2014-15, en la que promedió más de 24 puntos y 12 rebotes por partido. Esa temporada y la siguiente entró también en el Segundo Mejor Quinteto de la NBA, y cubrió un ciclo de oro con Estados Unidos: Mundial 2014 y Juegos de Río 2016. Pero se le acumularon los problemas con entrenadores (escandalosos con George Karl) y, tras firmar una primera extensión de cuatro años y más de 65 millones en 2013, los Kings no se atrevieron a convertir al jugador, excelente pero inestable, en la gran piedra angular de su futuro. Con 26 años, fue traspasado a Nueva Orleans, donde jugó a un nivel maravilloso hasta la lesión en el tendón de Aquiles que ha marcado después su carrera. Lo peor es que el retorno no ayudó en la reconstrucción: Buddy Hield (enviado esta temporada a Indiana Pacers), Tyreke Evans, Langston Galloway y dos rondas, una segunda y una primera de 2017 que destinaron (número 10) a Zach Collins, intercambiado por Harry Giles y Justin Jackson.