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BALONCESTO

Los grandes villanos de la historia de la NBA

Los sueños de la NBA están hechos de hazañas de héroes y luchas contra villanos de película marcados por malas formas, juego sucio, acciones fatales, decisiones incomprendidas…

Uno de los mejores bases de la historia, Zeke fue tan controvertido y tan polémico que acabó fuera del Dream Team de Barcelona 92. Ya se sabe: el veto de Michael Jordan, enemigo íntimo de los aquellos Bad Boys de Detroit Pistons, el chasco que se llevó con el su amigo Magic Johnson cuando le falló tras el anuncio de que había contraído el virus del VIH… El documental de Michael Jordan, el archifamoso The last Dance, se encargó de refrescar la complicada carrera de Isiah… que también fue cuestionado fuera de las pistas, con denuncias por acoso sexual cuando era general manager de New York Knicks.
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Isiah Thomas

Uno de los mejores bases de la historia, Zeke fue tan controvertido y tan polémico que acabó fuera del Dream Team de Barcelona 92. Ya se sabe: el veto de Michael Jordan, enemigo íntimo de los aquellos Bad Boys de Detroit Pistons, el chasco que se llevó con el su amigo Magic Johnson cuando le falló tras el anuncio de que había contraído el virus del VIH… El documental de Michael Jordan, el archifamoso The last Dance, se encargó de refrescar la complicada carrera de Isiah… que también fue cuestionado fuera de las pistas, con denuncias por acoso sexual cuando era general manager de New York Knicks.

FOTO:Getty ImagesGetty Images
La temible pareja interior de los Bad Boys, lo Pistons que dirigía Isiah y que fueron tumbando a los Bulls de Michael Jordan, los Celtics de Larry Bird y los Lakers de Magic rumbo a sus dos anillos (1989 y 1990). Un equipo ultra físico, violento, que aplicaba las Jordan Rules, un sistema defensivo creado para minimizar a un Jordan que cada verano se machacaba en el gimnasio para volver más fuerte y seguir retando a aquel muro de músculos que lo tumbó en playoffs tres años seguidos en playoffs (1988-90), justo antes del inicio de su reinado. Laimbeer, el superior de los dos de largo (cuatro veces all star) y Mahorn jugaron juntos entre 1985 y 1989. El segundo solo estuvo en el primer anillo y era el encargado de que las faltas personales “se notaran de verdad” y no hubiera bandejas en su aro. Laimbeer, un gran pívot, se quedó también con la consideración de uno de los jugadores más sucios de la NBA y con un rosario de faltas durísimas y enganchones con todo el que se puso por delante.
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Bill Laimbeer y Rick Mahorn

La temible pareja interior de los Bad Boys, lo Pistons que dirigía Isiah y que fueron tumbando a los Bulls de Michael Jordan, los Celtics de Larry Bird y los Lakers de Magic rumbo a sus dos anillos (1989 y 1990). Un equipo ultra físico, violento, que aplicaba las Jordan Rules, un sistema defensivo creado para minimizar a un Jordan que cada verano se machacaba en el gimnasio para volver más fuerte y seguir retando a aquel muro de músculos que lo tumbó en playoffs tres años seguidos en playoffs (1988-90), justo antes del inicio de su reinado. Laimbeer, el superior de los dos de largo (cuatro veces all star) y Mahorn jugaron juntos entre 1985 y 1989. El segundo solo estuvo en el primer anillo y era el encargado de que las faltas personales “se notaran de verdad” y no hubiera bandejas en su aro. Laimbeer, un gran pívot, se quedó también con la consideración de uno de los jugadores más sucios de la NBA y con un rosario de faltas durísimas y enganchones con todo el que se puso por delante.

FOTO:Getty ImagesGetty Images
Otro que comenzó en los Bad Boys, donde ya le llamaban The Worm, el Gusano. Pero después fue escudero de Michael Jordan en los Bulls, pasó por Lakers, Spurs, Mavericks… Da para una de las biografías más particulares de la historia de la NBA su colección de extravagancias, problemas con los árbitros, actos de indisciplina, escándalos, titulares en la prensa rosa… Antes de todo eso, de los vestidos de novia y los tintes para el pelo, hacía todo lo que le pedían los Pistons: golpes a Scottie Pippen, peleas con Alonzo Mourning, empujones y teatro para sacar de quicio a Karl Malone… Y de ahí, de lo deportivo, a las fiestas en Las Vegas cuando jugaba en los Bulls y sus líos de indisciplina en su final con Lakers, Mavericks…
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Dennis Rodman

Otro que comenzó en los Bad Boys, donde ya le llamaban The Worm, el Gusano. Pero después fue escudero de Michael Jordan en los Bulls, pasó por Lakers, Spurs, Mavericks… Da para una de las biografías más particulares de la historia de la NBA su colección de extravagancias, problemas con los árbitros, actos de indisciplina, escándalos, titulares en la prensa rosa… Antes de todo eso, de los vestidos de novia y los tintes para el pelo, hacía todo lo que le pedían los Pistons: golpes a Scottie Pippen, peleas con Alonzo Mourning, empujones y teatro para sacar de quicio a Karl Malone… Y de ahí, de lo deportivo, a las fiestas en Las Vegas cuando jugaba en los Bulls y sus líos de indisciplina en su final con Lakers, Mavericks…

FOTO:Jonathan DanielGetty Images
. Este alero, al que Andrés Montes llamaba Bruce Lee, suele decir que era “duro, pero no sucio”. Y duro era, desde luego. Stopper de los Spurs de Popovich cuando todavía eran un equipo eminentemente físico y defensivo, antes su evolución posterior. Tres veces campeón, cinco veces integrante del Mejor Quinteto Defensivo y con el número 12 retirado por los Spurs. En San Antonio se encargó de hacer el trabajo duro y extendió la mala fama que se granjéo en Boston y Miami. Su peor incidente, la patada en la cara a Wally Szczerbiak. Algunas de sus mayores controversias, contra los finos Suns del Seven Seconds Or Less. Uno de los primeros prototipos de 3+D (especialista en defensa y en anotar triples liberados), fue también un defensor que no tenía problema en ir más allá del límite para frenar a la estrella exterior del equipo rival.
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Bruce Bowen

. Este alero, al que Andrés Montes llamaba Bruce Lee, suele decir que era “duro, pero no sucio”. Y duro era, desde luego. Stopper de los Spurs de Popovich cuando todavía eran un equipo eminentemente físico y defensivo, antes su evolución posterior. Tres veces campeón, cinco veces integrante del Mejor Quinteto Defensivo y con el número 12 retirado por los Spurs. En San Antonio se encargó de hacer el trabajo duro y extendió la mala fama que se granjéo en Boston y Miami. Su peor incidente, la patada en la cara a Wally Szczerbiak. Algunas de sus mayores controversias, contra los finos Suns del Seven Seconds Or Less. Uno de los primeros prototipos de 3+D (especialista en defensa y en anotar triples liberados), fue también un defensor que no tenía problema en ir más allá del límite para frenar a la estrella exterior del equipo rival.

FOTO:Lisa BlumenfeldGetty Images
La pareja maldita que se quedó sin anillo: Malone, el segundo máximo anotador de la historia (LeBron James le pisa los talones) y Stockton, líder
histórico en asistencias y robos. Dos de los mejores jugadores que nunca fueron campeones, y dos rivales encarnizados de Michael Bulls: los Bulls ganaron a los Jazz en sus dos últimos títulos (Finales de 1997 y 1998). Los dos tenían en su momento fama de jugadores sucios. Eran famosos los codazos de Malone y los arañazos y golpes con la cadera de Stockton. Y los dos desaparecieron después del mapa en la NBA. Malone arrastró la mala fama por un caso de paternidad con una menor y también criticó a Magic Johnson tras su positivo por VIH. Stockton, en los últimos años, se ha ganado las críticas de muchos en la Liga por sus posturas políticas de tendencia radical y sus últimas declaraciones en las que se ha posicionado como antivacunas, contrario a la ciencia y perfectamente dispuesto a expander fake news.
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Karl Malone y John Stockton

La pareja maldita que se quedó sin anillo: Malone, el segundo máximo anotador de la historia (LeBron James le pisa los talones) y Stockton, líder histórico en asistencias y robos. Dos de los mejores jugadores que nunca fueron campeones, y dos rivales encarnizados de Michael Bulls: los Bulls ganaron a los Jazz en sus dos últimos títulos (Finales de 1997 y 1998). Los dos tenían en su momento fama de jugadores sucios. Eran famosos los codazos de Malone y los arañazos y golpes con la cadera de Stockton. Y los dos desaparecieron después del mapa en la NBA. Malone arrastró la mala fama por un caso de paternidad con una menor y también criticó a Magic Johnson tras su positivo por VIH. Stockton, en los últimos años, se ha ganado las críticas de muchos en la Liga por sus posturas políticas de tendencia radical y sus últimas declaraciones en las que se ha posicionado como antivacunas, contrario a la ciencia y perfectamente dispuesto a expander fake news.

FOTO:Icon SportswireIcon Sportswire via Getty Images
Uno de los grandes anotadores de su época, campeón en la ABA (1969) y en la NBA con los Warriors (1975), que retiraron su número 24, y con doce all star entre las dos competiciones. Pero también, tal y como dijo la revista Slate, "el hijo de puta más imposiblemente arrogante que jamás ha pisado una cancha de baloncesto". En su autobiografía (que escribió con solo 27 años) reconoció que había pegado a una monja y aseguró que su propia madre le llamaba "codicioso". Saltó entre la ABA y la NBA, que cargó contra él, por cuestiones de dinero y de familia (su suegro era entrenador) y el ex ejecutivo de los Warriors, Ken Macker, definía así sus tiempos en la franquicia: "Nunca veras a un grupos de veteranos sentarse a hablar de los buenos tiempos con Rick. Sus compañeros y sus rivales le detestaban, todos por igual". Con los años, Barry (que también solía enzarzarse en pista con los rivales) asumió que no había dado motivos para que los aficionados le recordaran con cariño o para dejar un reguero de amigos tras su carrera profesional.
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Rick Barry

Uno de los grandes anotadores de su época, campeón en la ABA (1969) y en la NBA con los Warriors (1975), que retiraron su número 24, y con doce all star entre las dos competiciones. Pero también, tal y como dijo la revista Slate, "el hijo de puta más imposiblemente arrogante que jamás ha pisado una cancha de baloncesto". En su autobiografía (que escribió con solo 27 años) reconoció que había pegado a una monja y aseguró que su propia madre le llamaba "codicioso". Saltó entre la ABA y la NBA, que cargó contra él, por cuestiones de dinero y de familia (su suegro era entrenador) y el ex ejecutivo de los Warriors, Ken Macker, definía así sus tiempos en la franquicia: "Nunca veras a un grupos de veteranos sentarse a hablar de los buenos tiempos con Rick. Sus compañeros y sus rivales le detestaban, todos por igual". Con los años, Barry (que también solía enzarzarse en pista con los rivales) asumió que no había dado motivos para que los aficionados le recordaran con cariño o para dejar un reguero de amigos tras su carrera profesional.

FOTO:MediaNews Group/Oakland Tribune MediaNews Group via Getty Images
Un Defensor del Año y all star en 2004 que se coronó con los Lakers de 2010, cuando fue vital en el anillo conquistado en siete partidos contra los Celtics. Justo después, dio las gracias desde el podio de la rueda de prensa a su psicóloga. Un jugador con problemas de control, algunas acciones literalmente violentas y escándalos desde su llegada a la NBA, cuando bebía cognac en los descansos de su temporada rookie con los Bulls. Su punto más bajo, claro, la gran pelea de la historia de la Liga, el Malice At The Palace en el duelo entre sus Pacers y los Pistons. Fue sancionado, tras saltar a la grada y pegar a aficionados, sin jugar el resto de la temporada (73 partidos de regular season y 13 de playoffs), lo que le supuso unas pérdidas en salario de casi 5 millones de dólares. Su violento codazo a James Harden (en un Lakers-Thunder de 2012), otro punto bajo de una carrera cuyos demonios exorcizó en la autobiografía "No Malice".
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Ron Artest / Metta World Peace

Un Defensor del Año y all star en 2004 que se coronó con los Lakers de 2010, cuando fue vital en el anillo conquistado en siete partidos contra los Celtics. Justo después, dio las gracias desde el podio de la rueda de prensa a su psicóloga. Un jugador con problemas de control, algunas acciones literalmente violentas y escándalos desde su llegada a la NBA, cuando bebía cognac en los descansos de su temporada rookie con los Bulls. Su punto más bajo, claro, la gran pelea de la historia de la Liga, el Malice At The Palace en el duelo entre sus Pacers y los Pistons. Fue sancionado, tras saltar a la grada y pegar a aficionados, sin jugar el resto de la temporada (73 partidos de regular season y 13 de playoffs), lo que le supuso unas pérdidas en salario de casi 5 millones de dólares. Su violento codazo a James Harden (en un Lakers-Thunder de 2012), otro punto bajo de una carrera cuyos demonios exorcizó en la autobiografía "No Malice".

FOTO:Kevork DjansezianGetty Images
Un caso de una sola jugada que marcó una carrera. Washington era un forward grande y muy activo en defensa, duro, que fue elegido por los Lakers con el número 5 del draft de 1973. Llegó a ser all star y también jugó en Celtics, Clippers, Warriors… Pero el 9 de diciembre de 1977 cometió un error que afectó de forma drástica a su carrera. Rudy Tomjanovich, el que fue legendario entrenador de los texanos, jugaba en los Rockets que esa noche se enfrentaban a los Lakers. Acudió a separar una trifulca, algo sobre lo que hay distintas teorías porque no hay imágenes claras, y se llevó un brutal puñetazo de Washington. Las imágenes captaron perfectamente el golpe, Tomjanovich quedó en el suelo, en medio de un charco de sangre con fracturas del tabique nasal y las corneas. Washington fue sancionado por toda la temporada (quedaban 26 partidos) y 10.000 dólares. Todo el mundo lo consideró un villano, Saturday Night Live hizo gags con el puñetazo y John Feinstein publicó un libro (The Punch) sobre la infame jugada. Washington quedó marcado y acabó siendo traspasado por los Lakers.
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Kermit Washington

Un caso de una sola jugada que marcó una carrera. Washington era un forward grande y muy activo en defensa, duro, que fue elegido por los Lakers con el número 5 del draft de 1973. Llegó a ser all star y también jugó en Celtics, Clippers, Warriors… Pero el 9 de diciembre de 1977 cometió un error que afectó de forma drástica a su carrera. Rudy Tomjanovich, el que fue legendario entrenador de los texanos, jugaba en los Rockets que esa noche se enfrentaban a los Lakers. Acudió a separar una trifulca, algo sobre lo que hay distintas teorías porque no hay imágenes claras, y se llevó un brutal puñetazo de Washington. Las imágenes captaron perfectamente el golpe, Tomjanovich quedó en el suelo, en medio de un charco de sangre con fracturas del tabique nasal y las corneas. Washington fue sancionado por toda la temporada (quedaban 26 partidos) y 10.000 dólares. Todo el mundo lo consideró un villano, Saturday Night Live hizo gags con el puñetazo y John Feinstein publicó un libro (The Punch) sobre la infame jugada. Washington quedó marcado y acabó siendo traspasado por los Lakers.

FOTO:BettmannBettmann Archive
. Un increíble talento que fue cuatro veces all star, entró en el Mejor Quinteto en 1994 y en un Segundo Quinteto Defensivo. Jugó en grandes equipos, como los Knicks finalistas en 1999 (fue el máximo anotador de su equipo en la lucha por el título) y los Wolves de 2004, aspirantes a todo con él, Sam Cassell y un enorme Kevin Garnett. Pero también fue una fuente constante de problemas. Señalado por la opinión pública tras su incidente con el entrenador PJ Carlesimo cuando jugaba en los Warriors, en 1997. En un entrenamiento, acabó cogiendo del cuello y asfixiando a Carlesimo durante varios segundos, hasta que fueron separados. Había amenazado de muerte al entrenador, al que atacó otra vez tras pasar por la ducha. La NBA le acabó suspendiendo para toda la temporada y los Warriors le cortaron tras una primera sanción de diez partidos que fue muy criticada. Acabó perdiendo casi todo por un divorcio ruinoso y después de rechazar una oferta de renovación de los Wolves, que le ofrecieron una extensión que le garantizaba, con 33 años, más de 27 millones. Dijo que no la aceptaba porque tenía "hijos que alimentar". Jugó sin extensión el curso 2004-05, le fue mal, salió de la NBA y no vio más dinero como jugador profesional.
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Latrell Sprewell

. Un increíble talento que fue cuatro veces all star, entró en el Mejor Quinteto en 1994 y en un Segundo Quinteto Defensivo. Jugó en grandes equipos, como los Knicks finalistas en 1999 (fue el máximo anotador de su equipo en la lucha por el título) y los Wolves de 2004, aspirantes a todo con él, Sam Cassell y un enorme Kevin Garnett. Pero también fue una fuente constante de problemas. Señalado por la opinión pública tras su incidente con el entrenador PJ Carlesimo cuando jugaba en los Warriors, en 1997. En un entrenamiento, acabó cogiendo del cuello y asfixiando a Carlesimo durante varios segundos, hasta que fueron separados. Había amenazado de muerte al entrenador, al que atacó otra vez tras pasar por la ducha. La NBA le acabó suspendiendo para toda la temporada y los Warriors le cortaron tras una primera sanción de diez partidos que fue muy criticada. Acabó perdiendo casi todo por un divorcio ruinoso y después de rechazar una oferta de renovación de los Wolves, que le ofrecieron una extensión que le garantizaba, con 33 años, más de 27 millones. Dijo que no la aceptaba porque tenía "hijos que alimentar". Jugó sin extensión el curso 2004-05, le fue mal, salió de la NBA y no vio más dinero como jugador profesional.

FOTO:MediaNews Group/Daily Review viaMediaNews Group via Getty Images
No era el más duro de aquellos Celtics legendarios de los años 80… pero sí el más sucio. Al menos, el que más sacaba de quicio a jugadores y aficiones rivales. Ainge era considerado el agitador, el que iniciaba peleas que acaban siendo masivas, el que se metía en la cabeza de los contrarios para sacarles del partido. Su mayor tangana, con Tree Rollins, le dejó una cicatriz en un dedo. En las Finales de 1987, le compró a un aficionado de los Lakers su camiseta, en la que ponía “I Hate Danny Ainge”, oído a Danny Ainge, y realizó el calentamiento con ella puesta. Después, en los Suns, dejó otra imagen lamentable cuando lanzó con mucha fuerza un balón a la cara de Mario Elie (Rockets). Fue dos veces campeón con los Celtics e integrante del equipo de 1986, uno de los mejores de la historia. Y estaba en los Suns que en 1993 jugaron las Finales contra los Bulls de Michael Jordan.
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Danny Ainge

No era el más duro de aquellos Celtics legendarios de los años 80… pero sí el más sucio. Al menos, el que más sacaba de quicio a jugadores y aficiones rivales. Ainge era considerado el agitador, el que iniciaba peleas que acaban siendo masivas, el que se metía en la cabeza de los contrarios para sacarles del partido. Su mayor tangana, con Tree Rollins, le dejó una cicatriz en un dedo. En las Finales de 1987, le compró a un aficionado de los Lakers su camiseta, en la que ponía “I Hate Danny Ainge”, oído a Danny Ainge, y realizó el calentamiento con ella puesta. Después, en los Suns, dejó otra imagen lamentable cuando lanzó con mucha fuerza un balón a la cara de Mario Elie (Rockets). Fue dos veces campeón con los Celtics e integrante del equipo de 1986, uno de los mejores de la historia. Y estaba en los Suns que en 1993 jugaron las Finales contra los Bulls de Michael Jordan.

FOTO:BettmannBettmann Archive
El más duro en aquellos Celtics de Larry Bird era, seguramente, Kevin McHale. Uno de los mejors ala-pívots de la historia y un jugador de maravilloso juego de pies en el poste, McHale no se amilanaba cuando había que pegarse con los Bad Boys de Detroit o sacudir todo lo posible a Michael Jordan. También era uno de los grandes expertos en trash talking (eso sí, por detrás de Bird) y dejó una de las faltas más famosas de la historia cuando enganchó en el aire a un Kurt Rambis que iba a culminar un contrataque en las Finales de 1984. Pat Riley, entrenador de los Lakers, dijo que había sido “la jugada más sucia y maliciosa de la historia”, pero McHale consiguió su propósito: los Celtics perdían 2-1 en las Finales y Bird se había quejado de la falta de actitud de su equipo en el tercer partido (137-104 para los Lakers). Esa jugada sacó de quicio a los angelinos y llevó la Final a un terreno en el que los Cetlics sí supieron moverse. Ganaron ese duelo en la prórroga y la serie por 4-3. Una de las mejores Finales de siempre.
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Kevin McHale

El más duro en aquellos Celtics de Larry Bird era, seguramente, Kevin McHale. Uno de los mejors ala-pívots de la historia y un jugador de maravilloso juego de pies en el poste, McHale no se amilanaba cuando había que pegarse con los Bad Boys de Detroit o sacudir todo lo posible a Michael Jordan. También era uno de los grandes expertos en trash talking (eso sí, por detrás de Bird) y dejó una de las faltas más famosas de la historia cuando enganchó en el aire a un Kurt Rambis que iba a culminar un contrataque en las Finales de 1984. Pat Riley, entrenador de los Lakers, dijo que había sido “la jugada más sucia y maliciosa de la historia”, pero McHale consiguió su propósito: los Celtics perdían 2-1 en las Finales y Bird se había quejado de la falta de actitud de su equipo en el tercer partido (137-104 para los Lakers). Esa jugada sacó de quicio a los angelinos y llevó la Final a un terreno en el que los Cetlics sí supieron moverse. Ganaron ese duelo en la prórroga y la serie por 4-3. Una de las mejores Finales de siempre.

FOTO:BettmannBettmann Archive
Con el número 32 de Duke, una Universidad de por sí con muchos enemigos en Estados Unidos, Christian Laettner jugó cuatro años extraordinarios (1998-92). Una de las mejores trayectorias en NCAA: dos títulos, un galardón de Mejor Jugador de la Final Four, el único titular en cuatro Final Four consecutivas... Sin embargo, en esos años en la poderosa escuadra de Carolina del Norte también acumuló gente que empezó a ir contra él por lo que se consideró una actitud demasiado altanera y por sus problemas con compañeros de vestuarios y malos gestos con rivales en cancha. Muchos tampoco entendieron que se llevara el puesto de universtario en el legendario Dream Team por delante de Shaquille O'Neal, número 1 en ese draft de 1992 (Laettner fue 3). Otra polémica que tampoco ayudó a un jugador que acabó siendo el protagonista de un documental de ESPN titulado "I Hate Christian Laettner", odio a Christian Laettner. Con eso está todo dicho. Después, en la NBA no tuvo el éxito esperado aunque alcanzó la condición de all star en 1997.
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Christian Laettner

Con el número 32 de Duke, una Universidad de por sí con muchos enemigos en Estados Unidos, Christian Laettner jugó cuatro años extraordinarios (1998-92). Una de las mejores trayectorias en NCAA: dos títulos, un galardón de Mejor Jugador de la Final Four, el único titular en cuatro Final Four consecutivas... Sin embargo, en esos años en la poderosa escuadra de Carolina del Norte también acumuló gente que empezó a ir contra él por lo que se consideró una actitud demasiado altanera y por sus problemas con compañeros de vestuarios y malos gestos con rivales en cancha. Muchos tampoco entendieron que se llevara el puesto de universtario en el legendario Dream Team por delante de Shaquille O'Neal, número 1 en ese draft de 1992 (Laettner fue 3). Otra polémica que tampoco ayudó a un jugador que acabó siendo el protagonista de un documental de ESPN titulado "I Hate Christian Laettner", odio a Christian Laettner. Con eso está todo dicho. Después, en la NBA no tuvo el éxito esperado aunque alcanzó la condición de all star en 1997.

FOTO:The Washington PostThe Washington Post via Getty Im
En 2016, Kevin Durant se convirtió en el enemigo público número 1 cuando dejó Oklahoma City Thunder (el equipo en el que llevaba toda su carrera, desde su primer año en Seattle) y firmó con Golden State Warriors. El equipo que acababa de eliminar a sus Thunder en una increíble final del Oeste en la que los de la Bahía remontaron un 1-3. El equipo que había sido campeón en 2015 y tenía a Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green, Andre Iguodala… El que había ganado 73 victorias, más que nadie nunca, un año antes. Durant fue criticadísimo porque se consideró que elegía la vía fácil para ser campeón (ganó los anillos de 2017 y 2018) y que optaba por unirse al enemigo y, de paso, dar un golpe mortal al equilibrio competitivo y a la lucha de los mercados pequeños en la NBA. Muchas de esas visiones apocalípticas no se han materializado, claro, pero KD siguió siendo un jugador poco comprendido, también cuando optó por unirse a Kyrie Irving en los Nets tras un último año muy difícil en los Warriors. Es uno de los grandes jugadores de la historia, pero uno que hizo muchos enemigos durante los momentos más convulsos de su carrera.
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Kevin Durant

En 2016, Kevin Durant se convirtió en el enemigo público número 1 cuando dejó Oklahoma City Thunder (el equipo en el que llevaba toda su carrera, desde su primer año en Seattle) y firmó con Golden State Warriors. El equipo que acababa de eliminar a sus Thunder en una increíble final del Oeste en la que los de la Bahía remontaron un 1-3. El equipo que había sido campeón en 2015 y tenía a Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green, Andre Iguodala… El que había ganado 73 victorias, más que nadie nunca, un año antes. Durant fue criticadísimo porque se consideró que elegía la vía fácil para ser campeón (ganó los anillos de 2017 y 2018) y que optaba por unirse al enemigo y, de paso, dar un golpe mortal al equilibrio competitivo y a la lucha de los mercados pequeños en la NBA. Muchas de esas visiones apocalípticas no se han materializado, claro, pero KD siguió siendo un jugador poco comprendido, también cuando optó por unirse a Kyrie Irving en los Nets tras un último año muy difícil en los Warriors. Es uno de los grandes jugadores de la historia, pero uno que hizo muchos enemigos durante los momentos más convulsos de su carrera.

FOTO:J Pat CarterGetty Images