DETROIT PISTONS

Isaiah Stewart, el nuevo corazón de hierro de la MoTown

Pívot pequeño pero durísimo en lo físico, Stewart (20 años) es el bastión defensivo de los nuevos Pistons de Cade Cunningham. Ahora acapara titulares por su pelea con LeBron.

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"Pega duro, ese tío pega duro. Acabábamos con muchas heridas, con muchos arañazos", dijo Kelly Olynyk tras su primer training camp veraniego con Detroit Pistons, su cuarto equipo NBA. Hablaba de sus peleas en la zona, en cada entrenamiento, con Isaiah Stewart, el pívot de 20 años al que Olynyk, veterano que va para la década en la NBA, también vaticinaba un futuro brillante: "Está todo el rato preguntando cosas, estudiando el juego... es un chico de segundo año que constantemente se plantea todo. No tienes que ir a hablar con él, es él el que habla contigo". "Es nuestra ancla. Es físico, es muy bueno, tiene pies muy rápidos y brazos muy largos. Es la presencia defensiva que necesitas por dentro, nuestro bastión en la zona. Y si hablamos de alguien tan joven, el futuro que tiene por delante es excelente". Esto lo dice Saddiq Bey (22 años), compañero de draft de Stewart. Él número 19, el pívot 16. Los dos forman parte de la reconstrucción que ya está en marcha en la MoTown: Detroit contra el mundo. Son compañeros de generación de Killian Hayes, elegido con el pick 7 en ese draft de 2020 y un base al que le está costando mucho arrancar. Los tres precedieron a la joya de la corona: Cade Cunningham, el gran número 1 del último draft. Un chico especial llamado a hacer cosas especiales.

En la pista, Stewart es un jugador de motor inagotable. Frenético, físico y duro. Con instinto para defender. Su intensidad lo convirtió en uno de los jóvenes más seguidos de todo el país cuando pasó de los institutos de Nueva York a los de Indiana. Y de allí a los Huskies de Washington, su opción por encima de otras universidades más grandes (Duke, Kentucky, Michigan State...) por su relación con el entrenador Mike Hopkins. Allí jugó con Jaden McDaniels, número 28 de su draft, una elección para la que ambos parecían destinados a salir mucho más arriba solo unos meses antes. A McDaniels, elegido por los Lakers y traspasado de LA a OKC y de allí a Minnesota a toda velocidad, se le consideró un robo del draft. Y como tal está jugando, con un enorme impacto defensivo, en los Timberwolves. Con Stewart había dudas por su escaso 2,03. Pero lo que le falta de altura lo compensa con velocidad, sudor y músculo. Cada vez más cómodo en una defensa de más cambios y ajustes defensivos, pone envergadura donde no llega la estatura. Y trata de progresar en ataque: su tiro exterior, un arma clave para convertirlo en un jugador completo, se ha estancado en esta segunda temporada. Pero cerca del aro, aunque es pequeño, sabe acabar jugadas: así llegan el 88% de sus tiros y anota el 61% de ellos. Después de entrar en el Segundo Quinteto Rookie, pasó a ser titular ya indiscutible en este segundo curso en Detroit. Y da zancadas tras un muy mal inicio. Exactamente igual que su equipo.

Homenaje a Ewing

Stewart jugó en College con el número 33 en homenaje a Patrick Ewing, el legendario pívot de origen jamaicano que era más que es uno de los grandes emblemas de New York Knicks. Su padre, Dela, era de hecho un chico jamaicano que dejó el colegio para trabajar como pescador antes de emigrar a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Primero fue granjero en Florida, finalmente obrero de la construcción en Rochester, una de las zonas más violentas de Estados Unidos. Allí, en el lado duro de Nueva York, creció Stewart idolatrando el carácter fuerte y el sacrificio constante de su padre, que apela siempre al "espíritu jamaicano".

James Edwards, que cubre la información de los Pistons para The Athletic, citó a su antiguo entrenador universitario, Hopkins, para definir al chico que se ha convertido en el nuevo corazón de los Pistons: "Escuché a Will Smith decir que la diferencia entre él y cualquier otro es que él moriría en una cinta de correr antes de dejar que el que tiene al lado le superara. Ese es Isaiah". Edwards también cuenta que el mánager general de los Pistons, Troy Weaver, explicó así en su círculo de confianza por qué iba a draftear a este pívot undersized (pequeño para su puesto) con el número 16: "A veces, esto se trata de patearle el culo a todo el mundo".

Encontronazos

Como rookie, de hecho, Stewart ya tuvo encontronazos con varios pesos pesados de la NBA. Uno de ellos, el mismo LeBron con el que ha protagonizado la pelea que es una de las historias del primer tramo de temporada en la NBA. Su obsesión es no ceder ni un centímetro, ganar por energía lo que podría perder por altura y por talento. Así se hizo un nombre en el baloncesto, deporte al que llegó a los 10 años después de jugar al fútbol y de practicar boxeo. En el ring, lo cuenta también Edwards, era temible porque a los 12 años ya medía 1,83 y se había empapado de esa cultura de trabajo duro y resistencia que le transmitía su padre cuando llega a casa desmadejado y con las botas llenas de cemento tras manejar martillos hidráulicos. Cuando Edwards le preguntó si hacía daño a los otros chicos, Stewart rompió a reír: "Prefiero no hablar de eso...".