NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA
Surne Bilbao
85
Urbas Fuenlabrada
80
Finalizado

LIGA ENDESA | 6ª JORNADA

Nuevo milagro del Bilbao Basket

El año pasado empezó su remontada prodigiosa ante el Fuenlabrada y en esta ocasión resurgió de sus cenizas con 55-68 gracias a un vendaval ofensivo. Las pérdidas del Urbas, claves.

Delgado, ante Alexander
Delgado, ante AlexanderAIOL

La temporada se está desperezando, pero hay partidos como el de hoy en Miribilla que reclaman dos horas de atención. Un pulso de esos que tratan de desbrozar la parte baja de la clasificación. Con cierto aroma a nostalgia, porque el año pasado el Bilbao Basket cimentó el milagro de la salvación a partir de un enfrentamiento ante el Fuenlabrada, cuando este llegaba a la capital vizcaína ya salvado. Esta vez queda un mundo por recorrer y, como suele decirse, las espadas están en todo lo alto. Pues bien, el panorama parece seguir idéntico en clave vizcaína. Con un -13, a ocho minutos para que cayera el telón, todo estaba aparentemente perdido. El muerto, encerrado en un ataúd con gruesos clavos incrustados. Pero con orgullo desató una tormenta ofensiva y mandó a la lona al adversario, al que sus 20 pérdidas le condenaron a la ruina. Hay esperanza en suelo vizcaíno. De momento, el Surne deja al Betis el farolillo rojo y esquiva el peor inicio de la historia. Bajo el silencio por la pandemia o con el ruido característico, la vida sigue siendo un sueño para uno de los clubes más humildes de la ACB. 

RESUMEN

Surne Bilbao Basket (23+15+17+30): Rafa Luz (4), Goudelock (12), Bigote (18), Masiulis (7) y Delgado (16) -cinco inicial-: Rousselle (7), Hakanson (12), Reyes (7), Miniotas y Withey (2).

Urbas Fuenlabrada (23+14+24+19): Novak (9), Emegano (13), Eyenga (10), Cheatham (6) y Alexander (14) -cinco inicial-; Armand (13), Alex López, Vicedo, Ristic (15) y Bagayoko.

Árbitros: Cortés, Araña y Fernández. Sin eliminados.

Incidencias: Partido de la sexta jornada de la Liga Endesa disputado en el Bilbao Arena de Miribilla ante 5.962 espectadores, según datos del club bilbaíno

El final de partido hace recapacitar. El Bilbao Basket está concebido para tener más físico bajo el aro, para crecer a través de la defensa, pero el milagro de hoy ha venido por el desmelene. Si pone el balón en manos de Bigote, Goudelock y Masiulis, su calidad atacante puede obrar milagros. Los madrileños llegaban algo revueltos. Sin Meindl, su mejor jugador, lesionado para algo más de un mes, y con la novedad de Vicedo en su lugar. Guardia, sancionado con cinco partidos por su lanzamiento de chaqueta a lo Travolta en la anterior jornada y lo que dijo a los colegiados, se sentó en la grada tras el banquillo visitante. Es un equipo que encuentra ráfagas anotadoras que pueden borrar al enemigo. Tiene jugadores como Armand que en cinco minutos decanta media faena. Viene como anotador feroz. Aunque la misión de hacer olvidar a Trimble es tarea de titanes, apareció en el tercer cuarto y recordó a éste. Alexander, Emegano, Eyenga… cuando entran en combustión hay que estar preparado, pero a veces parecen un ejército sin un patrón, de gente que aparece y se fuga, y desde luego protegen muy poco la bola cuando el partido enfila hacia la recta final. Quisieron empezar muy fuerte cada cuarto para provocar más ansiedad en el colista. Por ejemplo, tras el salto inicial, un 0-6, con dos mates en contraataque de Alexander ante una defensa muy blanda. La primera canasta de los 'hombres de negro' se demoró tres minutos, un triple de Bigote. Salida poco agresiva.

Raventós concentraba la anotación en tres hombres: Eyenga, Alexander y Emegano, para luego dar paso a otro trío. No estabilizaban una línea argumental. Mumbrú no quería relajaciones, y hasta metía presión al trío arbitral, por si estaba mediatizado por los acontecimientos de una semana atrás en el Fuenla-Burgos. El Surne, muy atenazado de saque, eligió presionar la subida del balón cuando este andaba en manos de Álex López. De aquí que se llegara a un 8-0 y el empate a 21. Fue básico en esa labor Hakanson, que está ganando peso como buen defensor y hace sus cositas en el aro contrario. Dos tiros libres de Goudelock que coronaban otro tirón bilbaíno (6-0) permitieron la primera ventaja local: 29-27, a falta de 6.38 para el descanso. En cuanto los vascos frenaron el chorro anotador del enemigo, se metieron en faena, aunque cerca del aro les cuesta un mundo anotar, justo lo contrario que al Fuenla. Además, parecía que aquellos tenían buenos bloqueadores para liberar a los tiradores, pero el tiempo está quitando la razón a los que así pensaban, pues apenas salen disparos limpios a través de ellos, los exteriores se los tienen que fabricar o no hay nada que hacer.

Un dos más uno de Delgado a 16:25 para acabar con 48-44 desató la confusión. Mumbrú presentaba una reclamación por una jugada anterior y fue castigado con técnica. Lanzaron el tiro libre los jugadores del Urbas, pero los árbitros, que tenían al jefe Martín Bertrán en la grada como analista, se dieron cuenta de que el reglamento recoge que en estos casos se anula ese tiro y el adicional de la falta. Uno por el otro. Todo eso desquició mucho al Surne y Armand se aprovechó del río revuelto. Y también Ristic desde el bloqueo y el paso lateral para tirar de fuera. Ambos se subieron al barco junto con López, mientras en el otro bando pasaba lo contrario: lo poco fiable que había se desconectó.

La tensión crecía y crecía como si se tratara de un enfrentamiento directo por la permanencia. Desde el 55-68, el colista sacó el orgullo para volver a opositar a la victoria. Raventós se olvidó de Armand cuando a su equipo se le fundían los plomos. Con todo perdido, Bigote probó a desatarse y encendió la chispa con 11 puntos seguidos. Mumbrú jugó sin pívots, con artilleros, e hizo cambios de balonmano defensa-ataque. Miribilla hizo el resto. Un 13-4 en dos minutos y medio dieron forma al milagro. Como en los buenos tiempos. Todos aportaban su granito de arena, hasta los gestos enardeciendo a la grada de Delgado y Rousselle en el banquillo dieron un nuevo impulso. A la vieja usanza. Un año y medio sin sentir esa tormenta.