¿Qué fue de Sofoklis Schortsanitis? El coloso griego que ganó y luego temió a EE.UU.
'Big Sofo' dominó en Europa, pero no dio el salto a la NBA pese a que le comparaban con Shaquille O'Neal y venció a Estados Unidos en 2006.
En el contexto de la pandemia de COVID-19 hemos visto marchar a varias leyendas del baloncesto como, por ejemplo, Felipe Reyes, Luis Scola, recientemente Pau Gasol o el heleno Vassilis Spanoulis. Uno de los grandes aliados de la Grecia a la que 'Kill Bill' elevó a los altares, manteniendo más de un lustro a un bloque entre lo mejorcito del panorama internacional, fue Sofoklis Schortsanitis, que también echó el pie a tierra en medio de la alerta mundial por coronavirus. A finales de 2020 ese orondo pívot que en su día dejó frito al Dream Team -aunque el nombre le quedara grande en aquella ocasión- anunció que no jugaría más al baloncesto. A los 35 años se acabó la aventura de uno de esos jugadores a los que no sólo los aficionados pegados a la actualidad recuerdan, un hilo difícil de mantener para cualquier deporte.
Para quien no tenga ubicado a Sofoklis Schortsanitis hay que decir que estamos ante el tipiquísimo caso en el que el aspecto físico, descuidado en varias etapas de su carrera deportiva, no deja ver la verdadera calidad del jugador como tal. Fue campeón de la Euroliga y dejó una huella en la Grecia de Panagiotis Giannakis, la que le catapultó como fenómeno de internet más que como jugador a tener en cuenta dentro de una cancha.
Hablamos de un jugador no generacional pero sí ampliamente conocido. No generacional, podríamos aventurarnos, porque no quiso. Tenía las herramientas para triunfar en el baloncesto europeo y su palmarés se ha rellenado sólo parcialmente si nos atenemos a lo que pudo haber sido.
Parecido
En la órbita de Shaquille O’Neal, en todos los jugadores que se compararon con él en la distancia (sin contar a Dwight Howard, auténtico calco y con un nivel alcanzado elevado aunque no se acercara a 'Diesel'), puede que no haya otro jugador igual que Sofoklis Schortsanitis. Por poner dos ejemplos: Glen Davis fue campeón de la NBA pero no se acercó, por sus pocas ganas de mejorar, al nivel que individualmente podría haber ofrecido; Nathan Jawai tenía buen equilibrio entre cuerpo y habilidad pero ésta no era tanta como para dominar el continente europeo aunque él fuera australiano. Estos dos tenían apodos ligados a Shaq, como Schortsanitis, pero el griego fue harina de otro costal. Él se enfrentó a tótems, derribó puertas y rivales, pero no llegó a una liga, la estadounidense, que es capaz de separar grano de paja. A 'Baby Shaq' le quedó un escalón por saltar y ya, retirado, no lo podrá hacer.
El mote tomó forma, sobre todo, en el Mundial en el que Grecia logró uno de los dos grandes palos a Estados Unidos en los últimos treinta años. No incluyendo la caída del Mundial de China de 2019, quedan dos: la derrota ante Argentina en 2004, por ser en unos Juegos, y la de Grecia en 2006, porque ya era un acumulado y fue la que despertó a la bestia. Aquella selección griega, que racaneaba puntos, mostró una arsenal nunca más visto ante una Estados Unidos, una llena de jugadores que Schortsanitis conocía bien pese a no haber coincidido con ellos en la NBA, que quedó obligada a cambiar su política de participaciones en torneos de la FIBA, tras lo que no se les escapó otro gran torneo hasta el mencionado de China hace dos cursos.
En una época cargada de viralidad en la red, con el crecimiento de YouTube durante esos años, la exhibición de 'Big Sofo' ante Estados Unidos captó muchas miradas. No sirvió, sin embargo, para que el jugador se liara la manta a la cabeza y accediera a probar en la NBA, donde habría tenido un sitio asegurado, para demostrar si podía hacer tanto daño a los mejores jugadores del planeta también en el largo recorrido.
Como Shaquille O'Neal dio tumbos por el mundo y, he aquí otra coincidencia, quisieron que pasara por el aro del fútbol. A Shaq le probaron en Alemania como portero cuando estuvo allí junto a su padrastro, que era militar y se llevó a la familia a una vivir a una base nacional, y a Sofo también le metieron en vena el fútbol al llegar a de Camerún, donde su padre conoció a su madre allá por los años 80 y nació en el 85. Menos mal que los dos jugaron más con las manos que con los pies. Al griego se le dio la nacionalidad griega gracias a su padre y con ella hizo maravillas en una selección que tenía que cubrir, con Spanoulis, Papaloukas, Diamantidis y algún agregado más, los éxitos de la estructura que Nikos Gallis puso en el mismo Olimpo.
Su no a la NBA
No probó el escenario más grande a nivel de clubes. Fue, de cara a la opinión pública, un debe. A la afición, no griega necesariamente, le hubiera gustado verle allí. Así como el pique que O'Neal y Howard han mantenido dentro y fuera de las pistas, hubiera estado bien ver a Sofo enfrentarse a Shaq en alguna ocasión, ya en el ocaso del jugador de Nueva Jersey.
La andadura en falso de Schortsanitis no tiene efecto, aparentemente, para él. "No importa que no haya ido. Si lo hubiera hecho sólo por mi carrera, no habría conocido a mi hermosa esposa. Así que todo bien", declaró en su día cuando le preguntaron por aquello. Primando la faceta humana a la meramente profesional, algo que no es una necesidad para un amplio grupo de deportistas y/o trabajadores de cualesquier ámbitos.
La irrupción de Sofo en el panorama de la NBA fue bien pronto. Le descubrieron antes los ojeadores que el gran público, prueba de que los hay que hacen muy bien su trabajo. Había madera de estrella cuando estaba en el Iraklis de Salónica, el equipo que le puso en el mapa cuando era un quinceañero. En 2002 pega el gran estallido en el Torneo Albert Schweitzer, disputado en Mannheim (Alemania) y con gran aceptación en el mundillo a la hora de captar talento. Fue MVP del mismo, algo que en otros años han logrado Nicolas Batum, David Andersen y Ersan Ilyasova, por donde han pasado ilustres como Petrovic, Kukoc, Radja, Pau Gasol, Parker, Nowitzki, Sabonis o el mismísimo 'Magic'. En ese año se metió en las predicciones para el Draft 2003 y allí es donde acabó.
En la generación de LeBron James, Carmelo Anthony y Dwyane Wade, elegidos en 2003 para la NBA, apareció Sofo. Elegido en la segunda ronda, en el 32º puesto, por los Clippers, estaba ya en la rampa de salida.
Aquel verano fichó por el Cantù italiano y ahí se torció un poco, perdiendo parte de la fuerza con la que llegaba y volviendo a Grecia sólo unos meses después, en aquel caso al Aris. Cuando explotó de verdad se lo volvieron a proponer lo de hacer las Américas, pero la idea no se hizo realidad. Llegó a debutar en falso en 2017, cuando fue incluido en la estadística de un partido de los 76ers, pero no pasó de aquella anécdota curiosa producida por un error.
Aquel Mundial
Estando en uno de los dos grandes de Grecia, y tras probar en el Aris después de la aventura italiana, llegó el pete, permitid la coloquialidad. 2006. Empezaba a aparecer con fuerza en el Olympiacos. Llegó el Mundial. Dos años antes Grecia se había quedado con la espina clavada de, pese a quedar apartada del camino Estados Unidos, no poder rematar en los Juegos que se celebraron en Atenas. La Copa del Mundo de Japón se convirtió en el lugar de revancha elegido. 'Coach K' entró con fuerza como seleccionador estadounidense pero, como Gregg Popovich experimentaría más de una década después, con un patinazo importante: no ganaron el oro.
Schortsanitis fue el arma elegida por Giannakis para sorprender a su rival en semifinales, EE.UU. En Saitama los Brad Miller, Antawn Jamison, Elton Brand, Chris Bosh y Dwight Howard, que también aparece en este relato, no pudieron con él. Se cerraron sobre su figura y sólo consiguieron que fallara uno de los siete tiros en juego que realizó. 14 puntos en 17 minutos saliendo como suplente. Sólo en el cuarto de apertura hizo daño el cuadro americano, luego recibió 87 puntos en tres cuartos y 101 en el global. Centró la atención en la zona y abrió espacios para otros jugadores. No le pudieron parar.
En la final fue otra historia. Al ser la atracción y no la sorpresa se preparó un plan contra él. Con Pau Gasol lesionado de gravedad precisamente en la otra semifinal, Marc Gasol era el hombre. Aquel joven que llegó casi de casualidad y por imperativo de Pepu Hernández fue el encargado de parar a la fuerza bruta griega. Y así lo hizo. La faceta de Marc fue clave para dejar fuera de juego a Sofo, lo que permitió que Reyes o Garbajosa pudieran centrarse en la faceta ofensiva con menos peso en la defensiva aunque el recital atrás de los españoles fuera digno de medalla de oro. Grecia pasó de 101 a 47 puntos en sólo un partido y se quedó sin, de nuevo, ganar la final. El efecto de 'Baby Shaq' había durado unas horas.
Carrera en Europa
Olympiacos y Panathinaikos han hinchado su currículum, como el de otros jugadores importantes de Grecia, pero su matrícula de honor la sacó en Israel. Con el Maccabi de Tel Aviv llegó a ser incluido en el mejor quinteto de la competición durante su primera etapa (2010-2012) y ganó el torneo en la segunda (2013-2015). Entre medias, y con una oferta del Baskonia para probarle en España, tuvo que batallar con una lesión crónica en una rodilla, machacada por el alto peso que tenía que soportar.
Schortsanitis puede decir aquello de que perturbó el camino llano del Real Madrid de Pablo Laso, el mejor equipo a nivel europeo de la pasada década. Su Maccabi fue el que le robó la final de la Euroliga en 2014. Si bien es cierto que la gran atracción fue Tyrese Rice, el pívot también participó de aquella gesta. Fue titular, sumando 9 puntos en 9 minutos, pero cedió ante el empuje de Alex Tyus (12+11), que curiosamente acabó en el Madrid años después. La mejor competición continental se le resistió en las primeras dos tentativas al equipo de Laso y la segunda, ésta ante los de Tel Aviv, tuvo al coloso griego como protagonista. Aquel título de Milán ha sido el último de la Euroliga para el Maccabi hasta hoy.
Sofo probó en el Estrella Roja en 2015, pero duró menos de una decena de partidos. Tenía un acuerdo con el PAOK para regresar a Grecia y lo cumplió. En 2016, después de mantener un buen nivel, bajó un peldaño. En el Apollon Patras llegó la fatalidad: su Aquiles no aguantó y se rompió. Empezaba la decadencia pese a que estaba en los treinta. Después de esta grave lesión se dejó absolutamente, pasando de los habituales 140-150 kilos en los que se movía a bastante más, sin aventurar una estimación pero bastando una muestra, e intentó regresar con dificultades evidentes para dominar como antes. Un año después de aquel fichaje de 2019, en diciembre de 2020, anunció su adiós.
Durante la pandemia, cuidando de sus hijos, se dio cuenta de que, pese a que no era su intención y estar fresca su mala experiencia con el baloncesto en los últimos años, podría ser entrenador en el futuro. Una nueva vida acaba de empezar para 'Big Sofo', del que reconocerás indudablemente su figura si te lo encuentras por la calle.