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Un debut por la libertad

La jugadora de baloncesto adaptado y refugiada afgana Nilofar Bayat y su marido Ramish se estrenan con su nuevo equipo, el Bidaideak Bilbao, en un partido amistoso marcado por la emoción. Ovación en el recibimiento, con el pabellón puesto en pie.

Nilofar Bayat, con el Bidaideak
PAULINO ORIBEDIARIO AS

Nilofar Bayat, capitana de la selección afgana de baloncesto en silla de ruedas y actualmente militando en el Bidaideak BSR de Bilbao, jugó su primer amistoso en la cancha de Bañueta en la localidad alavesa de Amurrio. “El partido se pactó en junio, mucho antes de que los talibanes entraran en Kabul y Nilofar huyera de su país. Los acontecimientos se han precipitado y el amistoso de pretemporada ha adquirido ahora tintes muy mediáticos pero, bienvenido sea para denunciar la situación y para dar visibilidad al deporte adaptado”, aseguró al diario AS Jon Pinedo, presidente del Zaraobe, club organizador.

La mañana salió plácida y templada en la localidad del valle de Ayala. El tema de conversación en las cafeterías a primeras horas era la victoria del Athletic ante el Alavés la víspera por 1 gol a 0. Al igual que en Llodio, Respaldiza o Artziniega, hablamos de núcleos de población pertenecientes a la provincia de Álava pero que son rojiblancos de corazón. Es más cómodo acercarse a Bilbao que ir a la capital vitoriana donde sólo se suelen realizar trámites administrativos o, por ejemplo, jugar partidos al estar enrolados en la provincial. Los contendientes eran el Bidaideak de la capital vizcaína -vigente campeón de liga- y el Fundación Vital Zuzenak, también en la máxima categoría de BSR. Como guinda del pastel, el árbitro principal del choque fue Juanma Uruñuela, colegiado internacional que ha participado en seis Juegos Paralímpicos y que pitó hace un mes la final de Tokio 2020 entre Estados Unidos y Japón, con victoria para los primeros. De la Piedad y Mena le acompañaron en ese cometido.

Nilofar, con la txapela
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Nilofar, con la txapelaPAULINO ORIBEDIARIO AS

Los gasteiztarras fueron más madrugadores que los bilbaínos. A las 10:45 ya estaban en el polideportivo Bañueta con Ieltzu Aginako, su entrenador, a la cabeza. Entre los componentes de la expedición, Agurtzane Eguiluz, internacional con España y recientemente olímpica en Tokio, que jugó todo el partido con mascarilla. Entre sus filas, también José Leep, olímpico absoluto con Colombia que ejerce el rol de base triplista. El Bidaideak ha crecido de forma exponencial en los últimos años hasta el punto de ser el equipo referencia en el baloncesto adaptado español y haber marcado época en la pasada temporada, golpeada por el COVID, pero proclamándose campeones de liga a fin de cuentas. Más de 300 aficionados se dieron cita en las gradas para ver el partido y rendir homenaje a Bayat y a su marido, que también jugó con la franquicia vasca.

A las 11:10 llegó el autocar del Bidaideak. Discreta, con estilo occidental, sin pañuelo en la cabeza o vestimenta diferente, bajó del autobús Nilofar Bayat. No hay que contar dónde vive porque se la juega. Es la voz en contra de los talibanes en el País Vasco. En España hay muchos más refugiados, quizás con menos altavoz. Desprendía simpatía, sonreía, saludaba a todo el mundo y agradecía las muestras de cariño. No le molestaban las fotos y departía en inglés con los responsables del Zaraobe y los medios de comunicación. Dos televisiones acreditadas para un amistoso de pretemporada en una pequeña localidad de Álava en pleno mes de septiembre. Rueda de prensa postpartido con cerca de 30 personas. Inaudito. Pero la ocasión merecía la pena, cualquier esfuerzo tenía sentido por el trasfondo de la situación.

Bayat perdió una pierna en el primer gobierno talibán. Tras la ocupación soviética de Afganistán, llegaron los muyahidines y la lucha por el poder entre Ahmad Shah Masud (de origen tayiko) y Gulbudin Hekmatiar (pastún) provocó la guerra civil que devastó al país, especialmente a su capital, Kabul. Luego, a instancias de los dirigentes religiosos de Pakistán, los talibanes se hicieron con el poder e implantaron la ley del terror en esos territorios. Entonces, hace 20 años, Bayat fue alcanzada por un misil cuando apenas era una niña y perdió una pierna. De ahí su presencia en el baloncesto adaptado. Peor lo tiene su marido, amputado pero sin haber superado la infección.

Como consecuencia de la segunda oleada talibán tras la salida de Estados Unidos del país, Bayat ha huido de Afganistán y ha encontrado el apoyo y la solidaridad en Bilbao. Siempre sonriente, con gafas de pasta y un recogido del pelo en lo alto de la cabeza, parecía una chica normal nacida, por ejemplo, en Amorebieta. “Me siento muy agradecida a todos por cómo me están tratando desde que llegué. He encontrado un gran equipo y estoy muy ilusionada. Poco a poco quiero centrarme en mi vida aquí pero no me olvido de dónde vengo. Los talibanes son más peligrosos ahora que hace veinte años y las mujeres y las niñas están en peligro constante. Van a acabar con todas las cosas conseguidas en décadas de trabajo en mi país. En ese sentido, estoy muy preocupada”. Lo de menos era el resultado del amistoso pero, ya puestos, comentar que terminó con victoria vizcaína por un apretado 74-71, con arreón final alavés incluido, y un gran papel del mexicano Luis Eduardo Jasso, especialmente antes del paso por vestuarios.

Bayat salió a falta de 3:35 para el descanso, uno de los árbitros le pidió inmediatamente que se quitara una cadena del cuello y sus dos pendientes y luego pudo disfrutar de sus primeros minutos como jugadora en España. También se retiró las gafas pero es posible que, como Lorenzo o García, se haga unas para competir. Demostró un buen manejo de silla pero no anotó ningún punto y eso que lo intentó en la última posesión del segundo cuarto. El entrenador del Bidaideak, Adrián Yáñez, ideó una jugada para que terminara con lanzamiento de Bayat pero se quedó corta tras lanzar a tablero. Es lo que tiene pertenecer a un equipazo con jugadores como Txema Avendaño, Manu Lorenzo o Asier García. Mucho internacional en el roster.

La asiática volvió luego en el último cuarto, que jugó desde el principio, con 63-46 en el tanteador. El equipo le buscó para que pudiera estrenarse. Una curiosidad: Bayat llevará el número 6 en la presente temporada. A falta de 6 minutos para el final, estuvo a punto de hacer una canasta desde el poste bajo pero el aro escupió su lanzamiento. Algo parecido le ocurrió dos minutos después. Todo Bañueta suspiraba por un acierto para ponerse en pie pero eso no ocurrió. Hizo una falta personal, un medio tapón, una asistencia y cometió alguna pérdida comprometida. A este nivel no se regala nada. La afgana jugó casi todo el cuarto final (se sentó a falta de 14 segundos) y luego recibió el cariño de la gente en un acto organizado por el CB. Zaraobe, donde le acompañó una amiga que vive en Santander. También departió amigablemente con las dos chicas que juegan en el Fundación Vital.

Su marido, Ramish, debutó en el tercer cuarto y consiguió 2 puntos. Puede ayudar. No como primer espada pero sí para echar una mano en defensa y en ataque. Jugó 5 minutos. No coincidieron los dos sobre la cancha pero, en los tiempos muertos, el entrenador daba las instrucciones en castellano, algún compañero se las trasladaba en inglés a Bayat y luego ésta, en árabe, se las comentaba a Ramish. En algunas ocasiones, el propio Yáñez charlaba con los dos afganos para explicarles de forma directa sus deseos. El protocolo de funcionamiento está ya totalmente activado. Sólo falta que las cosas mejoren en Afganistán para que Nilofar y Ramish se aproximen un poco más a la felicidad. Se fueron con un pañuelo y una txapela respectivamente, obsequios del club organizador, que contó con el apoyo del ayuntamiento de Amurrio y de la Diputación Foral de Álava y, más en concreto, con el compromiso de la titular de Deportes Ana del Val que se implicó desde el principio.