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BALONCESTO

¿Qué 14 jugadores dominaron Europa y nunca fueron a la NBA?

Sobresalir en el Viejo Continente y fichar por la NBA es algo cada vez más común. Antes había que renunciar a la selección, pero incluso ahora los hay que le dicen no al sueño americano.

Su nombre completo es Nikolaos Georgalis, nacido en Nueva Jersey en 1957 y conocido como ‘Nick El Griego’, hijo de una familia humilde de emigrantes que buscaron en EE UU un futuro mejor. Su padre fue boxeador y Nikos hizo sus pinitos en el cuadrilátero, pero su madre le convenció para que lo cambiara por el baloncesto, donde su impacto fue enorme, uno de los mejores deportistas griegos de la historia. Con 1,85 podía jugar de escolta por su tremenda capacidad de salto y de anotación. Elegido mejor jugador de Europa en 1987, cuando condujo a Grecia al oro en el Eurobasket de Atenas. En esos años llevó tres veces seguidas al Aris de Salónica a la Final Four. Batió todos los registros encestadores, con medias por encima de los 30 puntos en los Eurobasket y la Copa de Europa. Una lesión le impidió firmar con los Celtics en 1979 y luego rechazó ofertas porque era un ídolo en Grecia y no quería renunciar a la selección por la NBA.
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Nikos Galis

Su nombre completo es Nikolaos Georgalis, nacido en Nueva Jersey en 1957 y conocido como ‘Nick El Griego’, hijo de una familia humilde de emigrantes que buscaron en EE UU un futuro mejor. Su padre fue boxeador y Nikos hizo sus pinitos en el cuadrilátero, pero su madre le convenció para que lo cambiara por el baloncesto, donde su impacto fue enorme, uno de los mejores deportistas griegos de la historia. Con 1,85 podía jugar de escolta por su tremenda capacidad de salto y de anotación. Elegido mejor jugador de Europa en 1987, cuando condujo a Grecia al oro en el Eurobasket de Atenas. En esos años llevó tres veces seguidas al Aris de Salónica a la Final Four. Batió todos los registros encestadores, con medias por encima de los 30 puntos en los Eurobasket y la Copa de Europa. Una lesión le impidió firmar con los Celtics en 1979 y luego rechazó ofertas porque era un ídolo en Grecia y no quería renunciar a la selección por la NBA.

DIARIO AS
El líder de la generación heredera de los Galis y Giannakis que devolvió a la gloría a Grecia con el oro en el Eurobasket 2005 y la plata en el Mundial 2006. Un base inteligente de dos metros, que se hizo famoso por salir desde el banquillo para cambiar los partidos. Gran competidor, un líder de los que hacen grande a su equipo. Sus mejores años los vivió en el CSKA de Moscú, donde ganó dos Euroligas, la primera, en 2006, con la que los moscovitas ponían fin a una sequía de 35 años. En 2007, elegido MVP de la Euroliga, los Lakers, los Celtics y otras franquicias se interesaron por él, pero decidió quedarse en Europa, otro año en Rusia y luego al Olympiacos con contratos de 3,5 millones de euros anuales.
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Theodoros Papaloukas

El líder de la generación heredera de los Galis y Giannakis que devolvió a la gloría a Grecia con el oro en el Eurobasket 2005 y la plata en el Mundial 2006. Un base inteligente de dos metros, que se hizo famoso por salir desde el banquillo para cambiar los partidos. Gran competidor, un líder de los que hacen grande a su equipo. Sus mejores años los vivió en el CSKA de Moscú, donde ganó dos Euroligas, la primera, en 2006, con la que los moscovitas ponían fin a una sequía de 35 años. En 2007, elegido MVP de la Euroliga, los Lakers, los Celtics y otras franquicias se interesaron por él, pero decidió quedarse en Europa, otro año en Rusia y luego al Olympiacos con contratos de 3,5 millones de euros anuales.

FOTO:GIL COHEN MAGENREUTERS
El base de Mahón es un icono del madridismo, uno de los pocos jugadores que han sido MVP de la Euroliga (ganó el galardón individual en 2017) y no han dado el salto a EE UU, como tampoco lo hicieron Papaloukas, Siskauskas y Diamantidis. “Mi sueño no era jugar en la NBA, sino en el Real Madrid”, afirmó en julio de 2015 después de decirle no a los Houston Rockets y a una oferta que rondaba los 20 millones de dólares por tres temporadas para renovar con el club blanco hasta 2021. Un gran talento y unas piernas explosivas, aunque una grave lesión de rodilla le mermara. Un tipo inteligente al que se recodará durante muchísimo tiempo por sus canastas al límite y por haber dejado una huella imborrable en la historia del baloncesto blanco.
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Sergio Llull

El base de Mahón es un icono del madridismo, uno de los pocos jugadores que han sido MVP de la Euroliga (ganó el galardón individual en 2017) y no han dado el salto a EE UU, como tampoco lo hicieron Papaloukas, Siskauskas y Diamantidis. “Mi sueño no era jugar en la NBA, sino en el Real Madrid”, afirmó en julio de 2015 después de decirle no a los Houston Rockets y a una oferta que rondaba los 20 millones de dólares por tres temporadas para renovar con el club blanco hasta 2021. Un gran talento y unas piernas explosivas, aunque una grave lesión de rodilla le mermara. Un tipo inteligente al que se recodará durante muchísimo tiempo por sus canastas al límite y por haber dejado una huella imborrable en la historia del baloncesto blanco.

FOTO:JUANJO MARTINEFE
Se le conoció como 3-D, Dimitris Diamantidis Defensa, el único jugador en ser elegido MVP de la Euroliga, MVP de la Final Four y mejor defensor en un mismo año, en un 2011 en el que conquistaba su tercer trofeo continental. Se retiró en 2016 después de doce temporadas en el Panathinaikos, un base-escolta de 1,96 metros de altura y 2,15 de envergadura, unos brazos que le daban alas atrás. Triunfó también con la selección griega después de que el éxito de su país en el Eurobasket de 1987, cuando tenía solo 7 años, le ayudara a decidirse a cambiar el fútbol por el baloncesto. Estaba predestinado a usar las manos, uno de los grandes de este siglo en Europa. Una persona sencilla, casera y de costumbres fijas, a la que la NBA nunca le quitó el sueño.
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Dimitris Diamantidis

Se le conoció como 3-D, Dimitris Diamantidis Defensa, el único jugador en ser elegido MVP de la Euroliga, MVP de la Final Four y mejor defensor en un mismo año, en un 2011 en el que conquistaba su tercer trofeo continental. Se retiró en 2016 después de doce temporadas en el Panathinaikos, un base-escolta de 1,96 metros de altura y 2,15 de envergadura, unos brazos que le daban alas atrás. Triunfó también con la selección griega después de que el éxito de su país en el Eurobasket de 1987, cuando tenía solo 7 años, le ayudara a decidirse a cambiar el fútbol por el baloncesto. Estaba predestinado a usar las manos, uno de los grandes de este siglo en Europa. Una persona sencilla, casera y de costumbres fijas, a la que la NBA nunca le quitó el sueño.

FOTO:Jon IzarraEuroleague Basketball via Getty
El escolta ruso fue el mejor jugador de la historia de la Unión Soviética mientras el país existió, aunque solo los veteranos lo recuerdan en acción. Para hacerse una idea de su dimensión como baloncestista, basta señalar que en 1991 la FIBA eligió a los 50 mejores de todos los tiempos y Serguéi Belov acabó primero por delante de Petrovic y Sabonis, ambos aún en activo entonces. Tenía un carácter complicado y pasó a los banquillos una vez retirado, aunque sin la gloria de cuando vestía de corto. Falleció en 2013 y 21 años antes, en 1992, fue el primer jugador internacional en ser elegido para el Hall of Fame de Springfield y uno de los artífices del oro en los Juegos de Múnich 72, aunque la canasta ganadora la lograra el otro Belov, Alexander. Era uno de los pocos talentos en las décadas de los 60 y 70 con nivel para haber probado en la NBA, sus viajes a EE UU se limitaron a las giras con la selección de la URSS.
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Serguéi Belov

El escolta ruso fue el mejor jugador de la historia de la Unión Soviética mientras el país existió, aunque solo los veteranos lo recuerdan en acción. Para hacerse una idea de su dimensión como baloncestista, basta señalar que en 1991 la FIBA eligió a los 50 mejores de todos los tiempos y Serguéi Belov acabó primero por delante de Petrovic y Sabonis, ambos aún en activo entonces. Tenía un carácter complicado y pasó a los banquillos una vez retirado, aunque sin la gloria de cuando vestía de corto. Falleció en 2013 y 21 años antes, en 1992, fue el primer jugador internacional en ser elegido para el Hall of Fame de Springfield y uno de los artífices del oro en los Juegos de Múnich 72, aunque la canasta ganadora la lograra el otro Belov, Alexander. Era uno de los pocos talentos en las décadas de los 60 y 70 con nivel para haber probado en la NBA, sus viajes a EE UU se limitaron a las giras con la selección de la URSS.

DIARIO AS
Un anotador letal, un líder sobre la cancha, un ganador, un jugador de esos que calan en la grada, que se crecía en los momentos de más tensión y que formó una pareja inolvidable con Motti Aroesti, junto al que ganó dos Copas de Europa con el Maccabi y la medalla de plata con Israel en el Eurobasket de 1979, donde fue también elegido MVP. ‘Rey de Israel’, le apodaban. Sus duelos contra el Madrid marcaron una época y su amistad con Juan Corbalán aún se mantiene. En 1979 viajó a EE UU para probar en diferentes campus de entrenamiento y estuvo muy cerca de firmar con Atlanta Haws, pero tenía contrato en vigor y el Maccabi amenazó con acudir a los tribunales. Berkowitz desistió y volvió a casa como un héroe.
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Miki Berkowitz

Un anotador letal, un líder sobre la cancha, un ganador, un jugador de esos que calan en la grada, que se crecía en los momentos de más tensión y que formó una pareja inolvidable con Motti Aroesti, junto al que ganó dos Copas de Europa con el Maccabi y la medalla de plata con Israel en el Eurobasket de 1979, donde fue también elegido MVP. ‘Rey de Israel’, le apodaban. Sus duelos contra el Madrid marcaron una época y su amistad con Juan Corbalán aún se mantiene. En 1979 viajó a EE UU para probar en diferentes campus de entrenamiento y estuvo muy cerca de firmar con Atlanta Haws, pero tenía contrato en vigor y el Maccabi amenazó con acudir a los tribunales. Berkowitz desistió y volvió a casa como un héroe.

Conocido como ‘Praja’, era un alero sublime, con un tiro y una capacidad de encadenar partidos por encima de los 30 puntos fuera de serie. Un anotador compulsivo, uno de los grandes de finales de los 70 y principios de los 80, aunque aguantara en activó hasta 1991 con casi 40 años. Promedió más de 33 puntos en sus siete temporadas en Italia, a donde llegó tras jugar una en el Madrid (1982-83). De blanco hizo pareja extranjera con Delibasic, pero solo podía jugar en la Copa de Europa, no en la Liga, una situación difícil de sostener. Contribuyó a la gloria del baloncesto yugoslavo con 12 medallas, entre ellas tres oros europeos, uno mundial (1978, elegido mejor jugador) y otro olímpico (1980). Mejor deportistas de Yugoslavia y tres veces reconocido como el mejor de Europa. En 1976 estuvo entrenándose con los Celtics y convenció de verdad, tuvo una oferta en firme y… decidió volverse. No hablaba inglés, tenía un hijo recién nacido y no quería despedirse de su selección.
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Drazen Dalipagic

Conocido como ‘Praja’, era un alero sublime, con un tiro y una capacidad de encadenar partidos por encima de los 30 puntos fuera de serie. Un anotador compulsivo, uno de los grandes de finales de los 70 y principios de los 80, aunque aguantara en activó hasta 1991 con casi 40 años. Promedió más de 33 puntos en sus siete temporadas en Italia, a donde llegó tras jugar una en el Madrid (1982-83). De blanco hizo pareja extranjera con Delibasic, pero solo podía jugar en la Copa de Europa, no en la Liga, una situación difícil de sostener. Contribuyó a la gloria del baloncesto yugoslavo con 12 medallas, entre ellas tres oros europeos, uno mundial (1978, elegido mejor jugador) y otro olímpico (1980). Mejor deportistas de Yugoslavia y tres veces reconocido como el mejor de Europa. En 1976 estuvo entrenándose con los Celtics y convenció de verdad, tuvo una oferta en firme y… decidió volverse. No hablaba inglés, tenía un hijo recién nacido y no quería despedirse de su selección.

DIARIO AS
A Juan Antonio San Epifanio siempre se le conoció por su hipocorístico de tres letras, Epi, un alero con un instinto anotador increíble, Mister Europa en 1984, pareja de gestas de Fernando Martín en la Selección y su némesis en la batalla de clubes, en aquellos Madrid-Barça imborrables, antes incluso de la llegada de Norris. A estas alturas y después de todos los éxitos de España, solo Pau Gasol le supera en el total de puntos: 3.507 frente a 3.358 de ‘Super Epi’ tras 239 partidos en 15 años, 3 meses y 19 días como internacional. Uno de los grandes héroes de la plata de Los Ángeles 84. ¿La NBA? “Tuve la oportunidad, primero con la opción de ir a dos universidades que eran estupendas, Indiana y Kentucky, que hubiera sido el paso previo. Y luego enfrentándome a equipos americanos, no NBA, ya que siempre había alguno que me decía que podría jugar allí. Pero la vida de ahora no es la de entonces. Aquellos viajes en avión, irte a vivir tan lejos…".
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Epi

A Juan Antonio San Epifanio siempre se le conoció por su hipocorístico de tres letras, Epi, un alero con un instinto anotador increíble, Mister Europa en 1984, pareja de gestas de Fernando Martín en la Selección y su némesis en la batalla de clubes, en aquellos Madrid-Barça imborrables, antes incluso de la llegada de Norris. A estas alturas y después de todos los éxitos de España, solo Pau Gasol le supera en el total de puntos: 3.507 frente a 3.358 de ‘Super Epi’ tras 239 partidos en 15 años, 3 meses y 19 días como internacional. Uno de los grandes héroes de la plata de Los Ángeles 84. ¿La NBA? “Tuve la oportunidad, primero con la opción de ir a dos universidades que eran estupendas, Indiana y Kentucky, que hubiera sido el paso previo. Y luego enfrentándome a equipos americanos, no NBA, ya que siempre había alguno que me decía que podría jugar allí. Pero la vida de ahora no es la de entonces. Aquellos viajes en avión, irte a vivir tan lejos…".

DIARIO AS
Una leyenda en su país natal, Brasil, y una leyenda en Europa, donde dejó su huella en Italia y dos años en Valladolid. Para muchos, el mejor tirador de la historia del baloncesto FIBA, apodado ‘Mano Santa’, alguien capaz de aguantar en activo hasta los 45 años para cerrar su carrera con 49.737 puntos y batir el récord de un tal Kareem Abdul-Jabbar. El máximo anotador de la historia, un alero de 2,04 con una mecánica casi infalible en el triple, que castigó a España en los Juegos de Seúl 88 con 55 puntos. Máximo anotador de la ACB 93-94 con 33,2 tantos de promedio. En 1984 los Nets lo eligieron en el draft y le ofrecieron un contrato garantizado, no aceptó para no renunciar a jugar con Brasil, ya que los profesionales no podían ir entonces con su selección. “En la NBA hubiese sido uno de los diez mejores de todos los tiempos”, ha llegado a decir.
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Oscar Schmidt

Una leyenda en su país natal, Brasil, y una leyenda en Europa, donde dejó su huella en Italia y dos años en Valladolid. Para muchos, el mejor tirador de la historia del baloncesto FIBA, apodado ‘Mano Santa’, alguien capaz de aguantar en activo hasta los 45 años para cerrar su carrera con 49.737 puntos y batir el récord de un tal Kareem Abdul-Jabbar. El máximo anotador de la historia, un alero de 2,04 con una mecánica casi infalible en el triple, que castigó a España en los Juegos de Seúl 88 con 55 puntos. Máximo anotador de la ACB 93-94 con 33,2 tantos de promedio. En 1984 los Nets lo eligieron en el draft y le ofrecieron un contrato garantizado, no aceptó para no renunciar a jugar con Brasil, ya que los profesionales no podían ir entonces con su selección. “En la NBA hubiese sido uno de los diez mejores de todos los tiempos”, ha llegado a decir.

DIARIO AS
Un alero de 2,04 con espíritu de base, el ‘Magic Blanco’ llegaron a llamarle, un talento precoz que triunfó en Italia desde los 19 años y que luego dio el salto al Madrid y más tarde al Panathinaikos, otra vez con Obradovic, y al Barça, para el que conquistó en 2003 su primera Euroliga. En esos años iniciales del siglo XXI se convirtió en el jugador más decisivo de Europa, con él en el equipo era casi imposible perder los finales apretados. Amasaba el balón y quebraba al rival con su látigo, y con esas entradas de cadencia lenta pero demoledoras por fundamentos y con su tiro de larga o media distancia de mecánica tan personal. Tres Euroligas, dos Mundiales, tres Eurobasket y una plata olímpica. Cuando Stojakovic la rompía en la NBA y ambos coincidían en Yugoslavia, el balón decisivo era de Dejan, el líder. Quizá por eso nunca se marchó a EE UU: “Tuve ofertas muy serias, pero preferí quedarme en Europa y jugar como a mí me gusta, con responsabilidad, protagonismo y para ganar títulos”.
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Dejan Bodiroga

Un alero de 2,04 con espíritu de base, el ‘Magic Blanco’ llegaron a llamarle, un talento precoz que triunfó en Italia desde los 19 años y que luego dio el salto al Madrid y más tarde al Panathinaikos, otra vez con Obradovic, y al Barça, para el que conquistó en 2003 su primera Euroliga. En esos años iniciales del siglo XXI se convirtió en el jugador más decisivo de Europa, con él en el equipo era casi imposible perder los finales apretados. Amasaba el balón y quebraba al rival con su látigo, y con esas entradas de cadencia lenta pero demoledoras por fundamentos y con su tiro de larga o media distancia de mecánica tan personal. Tres Euroligas, dos Mundiales, tres Eurobasket y una plata olímpica. Cuando Stojakovic la rompía en la NBA y ambos coincidían en Yugoslavia, el balón decisivo era de Dejan, el líder. Quizá por eso nunca se marchó a EE UU: “Tuve ofertas muy serias, pero preferí quedarme en Europa y jugar como a mí me gusta, con responsabilidad, protagonismo y para ganar títulos”.

FOTO:RODOLFO MOLINADIARIO AS
Un ala-pívot veloz que se convirtió en un anotador descomunal, la primera gran figura del baloncesto yugoslavo, cuya prematura muerte con 30 años en accidente de tráfico en 1969 conmocionó al mundo de la canasta y alimentó su leyenda. La FIBA le dio poco después su nombre al tercer torneo continental, que se concibió en 1971 como Copa Korac. ‘El Rubio’ iba para saltador de altura, ya que se elevaba hasta los dos metros, pero Borislav Stankovic, entrenador entonces del OKK Belgrado y futuro mandamás de la FIBA, lo reclutó para el baloncesto. En un partido de la Copa de Europa de la campaña 64-65 batió el récord histórico con 99 puntos y no alcanzó los 100 porque nadie reparó en la cifra y pasó los últimos minutos en el banquillo. Aquel curso promedió en Europa casi 55 tantos, récord de siempre. Ganó el pulso a la burocracia para poder salir a jugar a Bélgica y luego a Italia. EE UU quedaba entonces demasiado lejos para este zurdo que popularizó el mate y lanzaba los tiros libres a cuchara.
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Radivoj Korac

Un ala-pívot veloz que se convirtió en un anotador descomunal, la primera gran figura del baloncesto yugoslavo, cuya prematura muerte con 30 años en accidente de tráfico en 1969 conmocionó al mundo de la canasta y alimentó su leyenda. La FIBA le dio poco después su nombre al tercer torneo continental, que se concibió en 1971 como Copa Korac. ‘El Rubio’ iba para saltador de altura, ya que se elevaba hasta los dos metros, pero Borislav Stankovic, entrenador entonces del OKK Belgrado y futuro mandamás de la FIBA, lo reclutó para el baloncesto. En un partido de la Copa de Europa de la campaña 64-65 batió el récord histórico con 99 puntos y no alcanzó los 100 porque nadie reparó en la cifra y pasó los últimos minutos en el banquillo. Aquel curso promedió en Europa casi 55 tantos, récord de siempre. Ganó el pulso a la burocracia para poder salir a jugar a Bélgica y luego a Italia. EE UU quedaba entonces demasiado lejos para este zurdo que popularizó el mate y lanzaba los tiros libres a cuchara.

FOTO:Basketball Federation of SerbiaGetty Images
Probablemente sea el jugador más importante de la historia del Real Madrid. Y si le quitan el probablemente, no se equivocarán. En 16 temporadas vestido de corto (1962-78) nadie ha ganado más: 6 Copas de Europa, 3 Intercontinentales, 14 Ligas y 10 Copas (más 2 Ligas, una Copa y una Recopa como primer entrenador). Dio el impulso definitivo al Madrid, permitió acabar con la hegemonía soviética de clubes y fue una figura clave en el despertar del baloncesto patrio, también con la Selección española en la plata del Eurobasket de 1973. Pedro Ferrándiz, en uno de sus viajes a EE UU en el verano de 1962, le echó el ojo durante un partido de pretemporada de los Knicks, donde había llegado desde la Universidad de Florida, y convenció al presidente del equipo neoyorquino, Ned Irish, de que sería perfecto para todos que pasara un año en Madrid. Y 60 años después aquí sigue. Nunca debutó en partido oficial en la NBA.
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Clifford Luyk

Probablemente sea el jugador más importante de la historia del Real Madrid. Y si le quitan el probablemente, no se equivocarán. En 16 temporadas vestido de corto (1962-78) nadie ha ganado más: 6 Copas de Europa, 3 Intercontinentales, 14 Ligas y 10 Copas (más 2 Ligas, una Copa y una Recopa como primer entrenador). Dio el impulso definitivo al Madrid, permitió acabar con la hegemonía soviética de clubes y fue una figura clave en el despertar del baloncesto patrio, también con la Selección española en la plata del Eurobasket de 1973. Pedro Ferrándiz, en uno de sus viajes a EE UU en el verano de 1962, le echó el ojo durante un partido de pretemporada de los Knicks, donde había llegado desde la Universidad de Florida, y convenció al presidente del equipo neoyorquino, Ned Irish, de que sería perfecto para todos que pasara un año en Madrid. Y 60 años después aquí sigue. Nunca debutó en partido oficial en la NBA.

DIARIO AS
Una carrera inigualable la del pívot italiano, un tipo duro y fuerte que se las sabía todas bajo los aros, un competidor feroz y a la vez muy reconocido por sus rivales. Debutó con solo 16 años y estiró su trayectoria hasta los 45 tras 836 partidos en la Lega y 8.560 puntos. Con el Varese en los 70 disputó diez finales de la Copa de Europa consecutivas, diez, de las que ganó cinco, y luego añadió dos trofeos más sin fallo con el Olimpia Milano en 1987 y 88 para un total de siete coronas. Elegido también mejor jugador de Europa en 1980 y 1983 y oro con Italia en el Eurobasket 83 tras batir en la final a España. Antes de retirarse pudo cumplir un sueño, enfrentarse en la competición nacional con su hijo, Andrea Meneghin. Compartió equipo en Milán con D’Antoni y McAdoo, aunque nunca llegó a la NBA pese a que fue el segundo jugador de una liga europea en ser drafteado, lo hicieron los Atlanta Hawks en 1970.
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Dino Meneghin

Una carrera inigualable la del pívot italiano, un tipo duro y fuerte que se las sabía todas bajo los aros, un competidor feroz y a la vez muy reconocido por sus rivales. Debutó con solo 16 años y estiró su trayectoria hasta los 45 tras 836 partidos en la Lega y 8.560 puntos. Con el Varese en los 70 disputó diez finales de la Copa de Europa consecutivas, diez, de las que ganó cinco, y luego añadió dos trofeos más sin fallo con el Olimpia Milano en 1987 y 88 para un total de siete coronas. Elegido también mejor jugador de Europa en 1980 y 1983 y oro con Italia en el Eurobasket 83 tras batir en la final a España. Antes de retirarse pudo cumplir un sueño, enfrentarse en la competición nacional con su hijo, Andrea Meneghin. Compartió equipo en Milán con D’Antoni y McAdoo, aunque nunca llegó a la NBA pese a que fue el segundo jugador de una liga europea en ser drafteado, lo hicieron los Atlanta Hawks en 1970.

DIARIO AS
Nos dejó pronto, en 1995 con 47 años víctima de un linfoma. ‘Kreso’ trabajaba entonces en la embajada croata en EE UU, el más americano de la primera generación de oro yugoslava, selección con la que consiguió tres títulos continentales, dos mundiales y el oro olímpico en Moscú 80. Un pívot de 2,11, y menos de 100 kilos, móvil, veloz y con fantásticos fundamentos, alma de base y una creatividad especial, un interior distinto a todos. En los Juegos de México 68 se colgó la plata y llamó la atención de los triunfadores, el equipo estadounidense. No sin dificultades logró marcharse a la universidad mormona de Brigham Young, en Utah, donde fue un ídolo y le retiraron la camiseta, además de convertirse en misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Los Lakers le eligieron en el draft de 1973, pero su patria le esperaba de vuelta, no quería renunciar a la selección nacional y dijo no a la NBA.
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Kresimir Cosic

Nos dejó pronto, en 1995 con 47 años víctima de un linfoma. ‘Kreso’ trabajaba entonces en la embajada croata en EE UU, el más americano de la primera generación de oro yugoslava, selección con la que consiguió tres títulos continentales, dos mundiales y el oro olímpico en Moscú 80. Un pívot de 2,11, y menos de 100 kilos, móvil, veloz y con fantásticos fundamentos, alma de base y una creatividad especial, un interior distinto a todos. En los Juegos de México 68 se colgó la plata y llamó la atención de los triunfadores, el equipo estadounidense. No sin dificultades logró marcharse a la universidad mormona de Brigham Young, en Utah, donde fue un ídolo y le retiraron la camiseta, además de convertirse en misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Los Lakers le eligieron en el draft de 1973, pero su patria le esperaba de vuelta, no quería renunciar a la selección nacional y dijo no a la NBA.

DIARIO AS