NBA | CELTICS 108 - MAVERICKS 113

Doncic hunde más a los Celtics

Partidazo del esloveno, que dirige el despegue de su equipo en la primera parte. Los Celtics, abucheados otra vez, intentaron la remontada a la desesperada en el tramo final.

0

Dos partidos con público en el Garden… con dos derrotas y tramos de abucheos desde la grada para los Celtics. Las dos (Pelicans, Mavs) intentando remontar, las dos con tramos nefastos que estropean todo lo buena que pueda hacer el equipo de Brad Stevens, que después de asomar la cabeza por el 50% de victorias vuelve a verse, tras este 108-113 contra Dallas Mavericks, con un -2 (23-25) que resulta ruinoso para un vigente finalista de Conferencia. Que ahora es octavo, y que no está más apurado por lo débil que es el Este más allá de la elite (Nets, Sixers, Bucks). Los dos finalistas de Conferencia en la burbuja, Heat y Celtics, están 24-24 y 23-25. Llamativo.

Los Mavericks son séptimos en un Oeste mucho más duro (25-21 ahora), alejándose poco a poco de ese 50%, controlando la zona de play in en lo que ya parece un islote que ocupan con Spurs, intentando distanciar a Warriors y Grizzlies y, sobre todo, a los que vienen por detrás. Los Kings, el primero ahora mismo sin repesca, está a cuatro partidos de los de Rick Carlisle.

En el Garden, los Celtics volvieron a ser un equipo esquizofrénico, con momentos en los que parece no importarles lo que pasa en pista y otros en los que se desviven por arrancar victorias de, literalmente, las fauces de la derrota. Marcus Smart suele reinar en ese clima, que no es de equipo centrado, con todos los aciertos y errores que incluyen esos trances con nervios a flor de piel que, al menos, dan vida a los verdes. No la suficiente: esta vez un 51-74 ya avanzado el tercer cuarto se convirtió en un 95-101 con casi cuatro minutos por jugar y llegó hasta un 107-109, un final más apretado de lo que indicaba la lógica hasta unos minutos antes y que vadearon entre Doncic y Jalen Brunson, dos compañeros de generación (número 3 y 33 del draft de 2018).

Los Mavericks decidieron agotar posesiones y dejar correr el reloj demasiado pronto, y casi se pegan un susto de muerte. Se enredaron en guerras que no les llevaban a ningún sitio, mezclados con los quintetos ultra pequeños de los Celtics (Kemba Walker-Marcus Smart-Jaylen Brown-Evan Fournier-Jayson Tatum) que sacaron de la pista a un Kristaps Porzingis (19 puntos, 8 rebotes) que había puesto tres tapones en el primer cuarto. Finalmente los Mavs salieron a flote, apoyados en una enorme diferencia en el tiro de tres (11/47 por 19/39) que era escandalosa al descanso (4/24 por 13/23). El segundo cuarto (20-34 para un 45-64) fue determinante. Ahí, con los Mavericks anotando a placer, Luka Doncic sumó 13 de los 24 puntos que llevaba al descanso (el doble que el máximo anotador entonces de los Celtics, Jaylen Brown). El esloveno acabó con 36, 8 rebotes, 5 asistencias y un 7/11 en triples (11/15 total en tiros), de largo el mejor jugador del partido, el conductor (como casi siempre) de la victoria de su equipo.

Con menos influencia de Porzingis según pasaron los minutos, los Mavericks echaron de menos más aportación (no es la primera vez) de Josh Richardson pero contaron (tampoco es la primera vez, desde luego) con un brillante Brunson, un base multiusos que aporta en todo y se equivoca poquísimo (21 puntos, 8/10 en tiros, sangre fría final en los tiros libres). Enfrente, los Celtics no tuvieron a Robert Williams y Evan Fournier empezó bien tras su calamitoso debut pero acabó con solo 6 para un banquillo que se quedó en 18, menos de los que sumó Brunson desde el de los Mavs. Kemba fue de más a menos (22+5+6), Brown acabó con 24 puntos y Tatum con 25 pero un 1/8 en triples. Los Celtics siguen igual, con mil caras en los partidos, más malas que buenas, muy poca fiabilidad y apenas parecido con lo que debería ser un equipo de élite. Y el tiempo se está acabando, es así de sencillo.