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El Movistar Estudiantes llega en un momento muy dulce al derbi

Los colegiales se enfrentan al Real Madrid este domingo (18:30, #Vamos) tras enlazar tres victorias seguidas: cambios en defensa, triple... son algunas de las claves.

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Los jugadores del Movistar Estudiantes tras la victoria ante el Coosur Betis.
ACB Photo

El Movistar Estudiantes está en un momento muy dulce antes de afrontar el derbi contra el Real Madrid de este domingo (18:30, #Vamos). Tras comenzar la temporada a trompicones, con un preocupante 0-3 (Baxi Manresa, UCAM Murcia -la más dolorosa- y TD Systems Baskonia), los colegiales han enderezado el rumbo con tres victorias consecutivas, su mejor racha en dos años y medio cuando enlazaron cuatro del 25 de marzo al 11 de abril de 2018. Y no solo los resultados han levantado el cuerpo moribundo, también el estilo de juego, modificado tras el tambaleante inicio de Liga Endesa y con la influencia y el protagonismo de múltiples jugadores. Estas son las claves de la recuperación (y buen momento) estudiantil:

Eficacia desde el triple

El Estudiantes llevaba desde la temporada 2016-17 superando los 25 triples lanzados por partido, pero siempre se quedaba por debajo de la decena de anotados de media. Hasta este curso. Los colegiales intentan 26 tiros exteriores y convierten 11,2 por encuentro. Es la segunda mejor marca en la Liga Endesa, solo superada por los 12,8 del Real Madrid. Las tornas cambian cuando se habla de porcentajes: el Estu es el líder de la ACB con un 43% de acierto, mientras que los blancos se quedan en el 41,8%.

El gran culpable es John Roberson. El base estadounidense aterrizó en Madrid con el sello de francotirador grabado en la frente y no ha defraudado. Es el primero del campeonato, cuando hablamos de jugadores con 5 o más triples intentados por partido, con un 52,6% de efectividad (3,3 convierte; 6,3 lanza). No es el único que supera el 50%: Cvetkovic está en un 57,1%; Giedraitis, en un 55% y Gentile, en un 50%. Cerca de esa media están Édgar Vicedo (44,4%) y Alec Brown (42,1%). Todos ellos con menos de 5 lanzados por partido.

A pesar de que solo está en un 32,3%, Avramovic es importante para la eficacia de sus compañeros por su doble amenaza cuando penetra veloz por el carril central: o anota en individual o dobla hacia cualquiera de las dos esquinas para el triple liberado al atraer a la defensa.

John Roberson lanza durante el partido ante el Herbalife Gran Canaria.

Nueva defensa

Desde que el mundo es mundo, el Estudiantes ha tenido un problema endémico con el bloqueo y continuación central (o al menos mis recuerdos siempre llevan a la misma habitación cerrada y oscura). Los colegiales tiemblan y se deshacen cada vez que el rival elige ese estilo: el base queda atrapado en el boqueo y al pívot le cuesta recuperar. Era una martilleo contante que se mantuvo en las primeras jornadas de este curso. En los últimos duelos parece corregido.

Los ramireños presentan ahora una defensa a mil revoluciones, de cambios constantes para no sentir ese puñal. No se quedan atrapados en el truco. Tiene sus desventajas, claro, cuando un rival más cercano a los 210 centímetros que a los 200 se queda con el base. Sin embargo, los pupilos de Zamora tienen la capacidad de ayudar en esos cambios. También alivia tener jugadores móviles y capaces de emparejarse en diferentes posiciones como Brown, Gentile y Vicedo.

La incorporación de Koumadje da nuevas alternativas, además, como la zona 2-3 utilizada en la victoria ante el Coosur Betis. Es la versión 224 centímetros del plan que empleaba Vidorreta con Nogueira: el gigante inmóvil debajo del aro para intimidar. Los colegiales sacaron un rédito brutal de la presencia del chadiano en Sevilla.

Tres apuntes más que valen tres victorias seguidas: presión desde línea de fondo en varias fases del partido, capacidad física y de sufrimiento de todos y cada uno de los jugadores y la utilidad de Giedraitis y Sola para asfixiar a la estrella rival.

Ataques rápidos y de muchos recursos

El Estudiantes disputó ante el Herbalife Gran Canaria su mejor partido en varias temporadas. Los colegiales destrozaron a los isleños (94-68) con aroma a pasado: juego rápido e inteligente en el pase y en el movimiento de todas las piezas arriba y abajo, transiciones vertiginosas gracias al dominio en el rebote y la intensidad defensiva, acierto en el triple, penetraciones valientes… Energía y concentración los 40 minutos que estuvieron sobre el parqué del WiZink Center.

El Movistar ha superado o igualado los 80 puntos anotados en todos los partidos que ha disputado hasta la fecha. Eso le permite ser el séptimo ataque de la Liga Endesa con 84,2 tantos de media y la sensación de tener un potencial ofensivo casi inagotable: Giedratis y Roberson son puñales desde el perímetro, Avramovic tiene una facilidad pasmosa para la penetración, Gentile continúa explotando la media distancia y su tiro hacia atrás, Brown y Cvetkovic no han perdido mano en el triple, la asociación Arteaga-Roberson ha dado unos frutos impagables…

El regreso de Gentile

Alessandro Gentile y Javi Zamora.

La lesión para cuatro meses de Edwin Jackson era un problemón para el club. No solo por la calidad del francés, sino también por su ascendencia sobre el vestuario. El Estudiantes se movió rápido y encontró a un jugador de esas características: Alessandro Gentile. El italiano ya conocía la casa de su paso en la temporada 2018-19, de la que se despidió con 15,2 puntos y 4,1 rebotes para 11,9 de valoración de media en 22 partidos.

El alero ha llegado más delgado que en su última etapa e igual de incisivo. Es el tercer máximo anotador del equipo con 12 tantos por partido. Aunque lo más importante es el peso que se pone encima como líder, el buen ambiente que se crea alrededor suyo y su sintonía con Zamora, el gran gestor de un grupo con en el que la relación parece fluir.