HOUSTON ROCKETS

El debut inesperado y con resaca de Aaron Jackson en la NBA

Jackson, campeón de la Euroliga con el CSKA y ex del Bilbao Basket, tuvo uno de los debuts más especiales de los últimos años en la NBA.

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Aaron Jackson
Rocky Widner GETTY IMAGES

Aaron Jackson sólo jugó ocho partidos en la NBA, uno de regular season y siete de playoffs, pero su estancia se recuerda en Houston por la peculiaridad de la misma.

Jackson, experimentado en Europa, logró el salto desde China en 2018 para hacer su sueño realidad y poder jugar en la NBA, la que le rechazó cuando intentó meterse -sin suerte- en el Draft de 2009 (el que catapultó a un Ricky Rubio al que un año después se enfrentaría en la ACB). Llegaba de ser muy querido en el Bilbao Basket, donde estuvo dos temporadas en las que lucharon la Liga hasta la final y disputaron la máxima competición europea, y de haber dado un paso más al ganar la Euroliga con el CSKA de Moscú en 2016 y el paso por la CBA le había reportado un buen dinero pero también una falta de competitividad que quería volver a sentir. Se fue a la NBA, pero no esperaba que fuera de la manera en la que terminó sucediendo. 

Son habituales las llamadas inesperadas a jugadores para que, sobre todo en la última parte de la fase regular de la NBA, se unan a los equipos para cubrir huecos, pero lo de Jackson quizás es otro nivel. Dejando de lado que jugó con el dorsal nº 55 pero con el nombre que había en la camiseta tapado porque el suyo no había podido ser serigrafiado, la anécdota vale la pena si es para jugar por primera vez en la NBA.

En el podcast Dunc'd On reveló lo que pasó y cómo lo vivió. Al acabar con su equipo en China, estando ya en Estados Unidos, fue a ver un Lakers-Rockets en el Staples Center: "Y salí por la noche. Bebí, fumé e hice todas esas cosas que se hacen en Los Ángeles". Y su agente le llamó la mañana siguiente con prontitud: "Me dijeron: '¿Puedes jugar mañana?'. No sabía ni quién era a esas horas. 'No sé de qué hablas, yo ya he terminado la temporada', le respondí. 'Los Rockets te vieron ayer y quieren que juegues los 'playoffs' con ellos'. E inmediatamente di el OK". El siguiente partido era en Sacramento, en el propio estado de California, pero Jackson tuvo que desplazarse en el jet privado del dueño de la franquicia: "Estaba deshidratado, de resaca, y ni siquiera tenía zapatillas para jugar. En el camino intenté beber tantas botellas de agua como pude para que el dueño y su familia no se pensaran que seguía borracho".

Como era uno de los últimos compromisos, los entrenadores suelen reservar a sus estrellas y sacar a los menos habituales. Trevor Ariza se ofreció a dejarle unas zapatillas, pero le estaban grandes y no le valían. Jackson, de resaca, terminó jugando 35 minutos. Jugó 17 en el resto de partidos en total, que era donde James Harden y Chris Paul acaparaban los focos en la posición de base. Así se escribe la historia de la accidentada aparición de Aaron Jackson en la NBA.