El Andorra abate a Huertas y se redime del ‘era campo atrás’

Tres años después del famoso era campo atrás y en su segunda presencia en una Copa ACB, las previsiones para el MoraBanc Andorra no eran más halagüeñas que entonces en Vitoria. Pero si en 2017 solo hincó la rodilla después de una prórroga milagrosa forzada por el Madrid tras pisar Llull la línea de medio campo, esta vez no se doblegó. En pie hasta el final en un desenlace taquicárdico frente a un Iberostar Tenerife que llegaba en la cresta de la ola tras coronarse campeón intercontinental.

Los de Vidorreta, que eran los favoritos unánimes, del cruce y casi de ese lado del cuadro, ya viajan para casa. La magia de la Copa, su dureza, encarnada en Marcelinho Huertas. El base brasileño fue el que más empujó para ver a su equipo en semifinales (20 puntos y 28 de valoración). Acabó con 12 asistencias, 117 en todas sus Copas, número uno del ránking de siempre por delante de Prigioni (109). Pero pisó la línea de fondo a falta de tres segundos y luego solo pudo protestar amargamente la acción final de Konate. Pedía falta sobre su compañero, que no atrapó el balón bajo canasta tras el saque en una acción al límite. Una bala extra, casi de gracia para el Iberostar después de una absurda falta en ataque de Senglin con 85-86 y dos segundos para la bocina. Shermadini había sido el aliado de Huertas en el tramo final, aunque pesó más la presencia física del MoraBanc, su rebote, y el cuidado del balón, solo siete pérdidas que le dieron 11 tiros de campo y 13 tiros libres más.

El entrenador andorrano, Ibon Navarro, se estrenaba en el torneo y a la vez casi estrenaba equipo después de la plaga de bajas. Y le faltaba aún Jélinek, pero lucía batería interior, que le da un extra físico: Sy, Tyson Pérez y especialmente Moussa Diagne. En la primera parte este lideró a los suyos junto con un fantástico Dejan Todorovic, raza y talento. Da gusto ver cómo alguien supera así una grave lesión de rodilla.

El MoraBanc llegó a tocar los diez puntos de renta: 44-54. Massenat hacía un gran trabajo inicial sobre Huertas, de desgaste pese a los números del brasileño. Salin igualó a 59 y el Andorra respondió con Todorovic, que ya no sumaría, y con Senglin y Massenat. Huertas iba para protagonista estelar (85-84), pero la canasta ganadora la metió Llovet. Uno de los héroes de las Ventanas.