Malas noticias para Golden State Warriors. Stephen Curry se perderá, como mínimo, los próximos tres meses de competición (unos 44 partidos) por la fractura del segundo metacarpiano de la mano izquierda que sufrió en el minuto 8:31 del tercer cuarto del partido ante Phoenix Suns. Tras ese tiempo, informa la franquicia de la Bahía, el dos veces MVP de la NBA será examinado de nuevo y se dará un nuevo parte médico sobre el estado de su lesión. 

Este es un duro golpe para unos Warriors que han pasado de dominar la Liga norteamericana con puño de acero las últimas cinco campañas (tres anillos y la mejor temporada regular de la historia, 73-9 en 2016) a ser uno de los peores equipos de la competición: tres dolorosas derrotas por 19,3 puntos de diferencia y recibiendo 127,3 de media en cuatro partidos. Son, además, el peor equipo en rating defensivo (118,5 puntos por cada 100 posesiones) y el cuarto por la cola que más tantos permite en la pintura (52,3).

La lesión de Curry, que fue operado en Los Ángeles, se produjo de manera fortuita. El mejor triplista de siempre en la NBA caía desequilibrado desde una gran altura al intentar entrar a canasta. Por el camino arrastró a Aaron Baynes, con la mala suerte de que los 117 kilos del pívot cayeron justamente encima de la mano izquierda.

La baja del base se une a la de Klay Thompson, que salvo milagro no volverá esta temporada tras romperse el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda en el último partido de las Finales contra Toronto Raptors. Tampoco está Kevon Looney por una neuropatía que se manifiesta en la musculatura de una pierna y que va a tener al pívot de baja por un tiempo ahora mismo difícil de determinar. Mucha pólvora mojada para unos Warriors que sin ese trío ni Durant ni Livingston ni Iguodala pueden pasar de repetir Finales a quedarse fuera de los playoffs por primera vez desde 2012.