Una preparación con el Excel de minutos a cuestas
La limitación de entrenamientos, el viaje a EE UU, las buenas sensaciones de Ricky y los descartes de Sastre, Aguilar, Jaime y Diop marcan más de un mes de concentración.
"Un partido menos". Es el comentario que podía escucharse en las entrañas del Ningbo Olympic Sports Center después de ganar a Argentina el pasado martes. Hay cierta ansiedad por empezar el Mundial. Una preparación, como siempre argumenta Marc Gasol, es necesaria. Más esta, en la que desde el Scariolo lab se ha modelado un nuevo estilo de Selección con un concepto de baloncesto diferente al de los últimos tiempos. Pero también se hace larga. Casi 40 días de concentración, por más que inserten descansos, son muchos. Y tienen sus limitaciones.
Scariolo y su equipo de trabajo han tenido que trabajar con el Excel de minutos a cuestas. Las franquicias NBA vigilan el número de entrenamientos de sus jugadores (de esta Selección, Ricky, Juancho, Willy y Marc). Los grandes también extreman la vigilancia con Llull, Rudy, Ribas, Claver y Oriola y, por extensión, el resto: el Valencia con Quino Colom; el Tenerife, con Beirán y el Gran Canaria con Xavi Rabaseda. Los problemas físicos mandaron a casa, por ejemplo, a Pablo Aguilar. La muñeca derecha del granadino no soportó las secuelas de la operación. Fue el primer descarte de los cuatro que tuvo que hacer Scariolo camino a China. Seguramente, los momentos críticos de la preparación. Joan Sastre no pudo repetir gran torneo (había ido al Eurobasket 2017) y Jaime Fernández y Diop se quedaron a un paso de su primera gran cita. "La entrada en este equipo suele ser paulatina", les consoló Scariolo.
La estrellas de la concentración ha sido Ricky Rubio. Mientras Marc ha ido dosificando su entrada en escena, el base de El Masnou ha aparentado estar por encima de la media del equipo y tener ganas de liderezgo. "Siento que tiene que ser mi Mundial", declaró a AS en una entrevista en la que, no obstante, anunciaba que el equipo "perimetral" del que habla Sergio Scariolo girará en torno a Marc, que "tiene más la pelota que Pau" y a quien deben acostumbrarse.
Ha sido, también, la gira de los kilómetros. Después de ganar a Lituania en Pamplona y llevarse el torneo de Málaga, la Selección voló a Los Ángeles. Lo que muchos temían que fuese un viaje larguísimo sin demasiado sentido para jugar contra Estados Unidos terminó por ser una agradable experiencia que rompió con la rutina e hizo de ameno ecuador de la concentración. Intensos entrenamientos en el St Bernard High Scholl, paseos vespertinos por Venice, cena de equipo y un buen test en Anaheim contra la Selección de Popovich.
La Selección regresó a Madrid lista para el trámite contra Dominicana y para volar a China, donde el torneo de Ningbó también se ha revelado como un buen plan: selecciones de nivel como Argentina que además son potenciales rivales en cuartos del Mundial que sirvieron para adaptarse al horario chino y coger el punto de intensidad necesario para arrancar la competición. Rudy ha tomado el papel de capitán con naturalidad, siempre bien rodeado de los otros líderes del equipo (Marc, Ricky, Llull y Víctor Claver). El crecimiento de Llull durante la concentración también habla bien de la fuerza de un vestuario que arropa a los jugadores que nota con un punto de melancolía.
Más allá de los últimos problemas estomacales de Marc y de cierta debilidad (gripe) de Oriola a la llegada a China, los pequeños problemas físicos de los doce en la concentración se han ido salvando sin demasiados apuros. España aterriza en Guangzhou con un balance de cinco victorias y dos derrotas en los amistosos, con una idea de juego aún no redondeada pero con variantes y algo difícil de prever para sus rivales; y, sobre todo, con una ambición desmesurada que también le transmitió, por tierra y por aire, Pau Gasol, líder espiritual del equipo. Después de acudir a uno de los entrenamientos del grupo en Madrid, Pau sorprendió al equipo con un mensaje en el vuelo IB 6889 que desplazó a la Selección a Shanghai y en el que dejó bien claro la meta del grupo en el torneo. Como en el anuncio de los viejos carruseles, España va "a por todas".
Lo mejor de la concentración
Viaje a Estados Unidos. Pese a lo incómodo del desplazamiento, resultó una experiencia refrescante para el grupo y permitió además asentar la idea de equipo que quiere Scariolo.
Ricky. Decidido a dar un paso adelante, él ha sido la referencia en la gira a la espera de la aparición en escena de Marc, que se ha dosificado y llevará la bandera desde el primer día en el Mundial.
Respaldo popular. Canchas llenas en Pamplona, Málaga, Madrid, para dar el último empujón a un grupo con ganas de demostrar que, pese a las ausencias, está preparado para lo mejor.
Mezcla. Partidos en casa y también partidos fuera de nivel. El de Estads Unidos en Anaheim y los de Argentina y Rusia, en Ningbó, dos buenas pruebas.
Lo peor de la concentración
Molestias. La larguísima temporada pesa y el número de partidos acumulados de las franquicias NBA y los equipos Euroliga generan algunos achaques en los jugadores, que tienen que ser tratados de manera individualizada. Pese a todo, no ha habido lesiones de gravedad.
Descartes. Momentos difíciles para el grupo. Decir adiós a Aguilar, Sastre, Diop y Jaime Fernández, que hasta el último momento se jugó un sitio con Quino Colom en el grupo, no resulta fácil.
Adaptación. El jet-lag, con los consiguientes cambios de horario en la alimentación han generado algunas indisposiciones como la de Willy en Los Ángeles o la de Marc en China y amagos de gripe como el de Oriola.