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MUNDIAL DE CHINA 2019

Shenzhen, el pueblo pesquero que se convirtió en Silicon Valley

En apenas 40 años ha pasado de 30.000 habitantes a más de 13 millones. Den Xiaoping la convirtió en un laboratorio de experimentos del capitalismo comunista.

Shenzhen
Shenzhen, el pueblo pesquero que se convirtió en Silicon Valley.

En 1980, Shenzhen, sede este sábado del sorteo del Mundial de baloncesto (y posible sede de España en la primera fase), era un pueblo pesquero de 30.000 habitantes que vivía a la sombra de la fronteriza Hong Kong, la próspera colonia británica cuya soberanía no tuvo China, y con un nivel de autonomía muy particular, hasta 1997. El sueño de muchos de sus habitantes, de hecho, era poder cruzar de la forma que fuese la frontera y encontrar cierto bienestar.

La historia de Shenzhen, cercanísima también a Macao, capital del juego en Asia, cambió para siempre cuando Deng Xiaoping, líder del país desde 1978, decidió experimentar y consideró a Shenzhen un enclave estratégico ideal para convertirlo en un laboratorio del capitalismo comunista. Deng Xiaoping estableció la "zona económica especial de Shenzhen" de 2.000 kilómetros cuadrados el 26 de agosto de 1980. Así, los extranjeros podían obtener "visas Shenzhen" válidas exclusivamente para esa zona, lo que atrajo a numerosos inversores. Se produjo entonces un boomtown. En menos de 40 años, Shenzhen ha multiplicado su población hasta extremos inimaginables. Producto de a migración de la zona rural a urbana, en estos días hay 13 millones de personas censadas.

Shenzhen puede pasar desapercibida para el mundo occidental, pero a día es una de las capitales económicas del país. En China funcionan 3 Bolsas de valores: Hong Kong, Shanghai y Shenzhen, una máquina de construir rascacielos y la sede, por poner un ejemplo, de Huawei, segundo productor de teléfonos inteligentes del mundo, y Tencent, creadora del Wechat, el Whatssap de China. Miles de firmas se han asentado en la urbe, conocida ya como la Silicon Valley china. "Si hay que elegir un sitio para venir a China ahora, ese es Shenzhen", nos dice durante un paseo en coche Hovsep Seraydarian, un madridista de Beirut que es director de comunicación de FIBA en Asia.

Pese a sus gigantescas dimensiones, Shenzhen no tiene problemas de tráfico. Dicen que es una ciudad artificial y que en Shenzhen nadie es de Shenzhen, pero empieza a asentarse una segunda generación que empieza a tener cierto apego a una ciudad que fantasea con la realidad. Window of the World es un parque de atracciones que recrea unas 130 atracciones turísticas más famosas del mundo. Una buena metáfora de las ansias de volar de esta ciudad que en estos días no parece tener límites.