Sudor y sangre para recuperar la sonrisa gracias a la Champions

Ya sin Marcos Delía, cuya sorprendente salida del club se conoció horas antes, el UCAM Murcia tenía en su partido de Champions League una prueba de fuego. La crisis liguera, de identidad más allá de los resultados, amenazaba con extender ese pesimismo a Europa, y los de Javier Juárez solventaron el partido ante el Nizhny Novgorod de la forma más extraña posible: después de dos prórrogas y forzando Doyle la primera de ellas con un triple inesperado en el último segundo. Es más líder del Grupo A de la Champions el UCAM, que ya está clasificado matemáticamente para octavos de final.

El inicio del partido fue flojo, con poca anotación. Se fue animando con el paso de los minutos y tras un primer cuarto empatado (17-17) comenzaron a verse las diferencias en el segundo. Czerapowicz y Perry (que acabó con 33 puntos) ponían por delante al Nizhny, que pasaba del 25-22 a un 25-31 en un abrir y cerrar de ojos. Una renta que incluso se amplió al descanso con el 31-40. El UCAM no le daría la vuelta al partido hasta el último cuarto, en el tercero fue recortando distancias, con Kloof y Soko anotando. Booker sería también protagonista, pero en el tramo final. En ese último cuarto, debió sentenciar el cuadro universitario. Llegó a tener un 70-63 a falta de dos minutos tras un triple de Kloof y encajó un 0-10 que le condenaba a una derrota casi segura... salvo porque Doyle clavó un triple a falta de un segundo. Prórroga.

En el tiempo extra se fue debilitando el Nizhny por culpa de las faltas personales (acabó el partido con los 5 hombres de pista y casi todos amenazados de eliminacion). El UCAM tuvo cinco puntos de renta en la primera (78-73), que también se fueron al traste. Perry forzó la segunda y en ella Booker acabó por romper el partido. Sudó mucho, con sangre incluso, pero ganaron los de Javier Juárez con la esperanza de que la alegría europea se traslade a la Liga Endesa. En próximas horas espera cerrar la cesión de Dino Radoncic y el fichaje de un pívot.