El Bilbao Basket se apunta la primera paliza del año
Un 15-0 desmontó a un Cáceres sin recursos para frenar la avalancha vizcaína. El acierto en los triples despertó al equipo más autoritario de la campaña. La mayor afrenta en ocho años.
Ha sido a la undécima, pero ya lo tiene el Bilbao Basket. Una travesía muy tranquila por un partido, especialmente en los tres últimos cuartos. Sin Schreiner ni Larsen, por culpa de las Ventanas FIBA, pero con la ayuda de la baja de Rakocevic, el más notable y mejor anotador del Cáceres, nadie auguraba semejante paseo, conociendo la idiosincrasia de la LEB y los antecedentes de un equipo al que le cuesta mucho romper los partidos y que no conocía los finales chupados. A veces pasa que cuando te faltan dos piezas importantes todo se reajusta: hay ocho jugadores que llevan el peso y saben que van a tener cuerda larga, que no va a pesar tanto como otras veces el fallo porque el relevo no es amplio. Mumbrú jugó más que nunca al modo LEB, con rotaciones largas, y todo fue fluido. hasta tuvieron el premio del aplauso con minutos en el parquet los chavales Mendikote, Aldekoa y Martín.
Todo fueron buenas noticias en Miribilla. Las desconexiones, un par de ellas, no tenían incidencia esta vez por la endeblez del enemigo y los triples al fin entraron. El 40% en esa faceta (al descanso era 47%) dispara al equipo al infinito. El 'average' amplio también ayuda de cara a posicionarse para la Copa Princesa, esa que puede dar el confort de ventaja de campo en el playoff quedes donde quedes dentro de la parrilla de nueve. Es la forma ideal de salir de las dudas que dejó el martes el Araberri del fenómeno Robinson. Eso sí, costó entrar de saque. El Cáceres se traía una fama de equipo ordenado, intenso, y bien que lo demostró, pero con una pega: durante solo 10 minutos. Se quedaron en 9 en el tercer acto. Con 28-29 le cayó un 15-0 que le dejó para los restos. En ese tránsito se notó que al cuadro extremeño le faltaba Rakocevic, la bala a la que agarrarse cuando hay falta de puntos (garantiza 14 por partido). Mumbrú decidió apretar por dentro y hubo situaciones buenas de tiro en el perímetro en las que el equipo de Ñete Bohigas echó en falta a su capo. Hagan cuentas del lastre del Cáceres en Miribilla: bases sin control del juego, pívots casi a cero ante Lammers y exteriores que hicieron un 17% en triples. Todos acabaron en el +- con borrón en negativo. Panorama desolador.
Demetrio es un fichaje que apuntala la candidatura del RETAbet para el ascenso. Está brillando más como cinco y tuvo que improvisar bastante tiempo ahí, como Bron en el uno, por los ausentes. Cerca del aro es fortísimo, carga el rebote como nadie y hace números con la gorra. Y luego está Huertas, otro llegado con la temporada en curso. El plus que ofrecen reconforta a sus compañeros. Salgado sabía que tenía pista para desarrollar su juego y aunque soportó una matinal un poco áspera, es cien mil veces más base que Corrales y Cruz. Tiene que alucinar el director de juego bilbaíno al ver las facilidades para tirar alley-oops, repartir asistencias como si estuvieran de oferta (9) y lanzar a canasta, algo que le negaban día tras día en ACB. Y Lammers se comió literalmente a Serrano, el MVP de la jornada anterior. Si tienes a un base dominante y un cinco que cambia tiros con su intimidación, el baloncesto camina por sí mismo. Fue el mayor palizón del Bilbao desde abril de 2010, cuando encasquetó un 98-58 al Obradoiro (en aquel partido del BEC estaba Moiso como hombre de negro, anda que no ha evolucionado el mundo). Ha tenido otros dos +28, ante Manresa, en 2012 y 2014, y en LEB no se producía esta escabechina desde el 88-52 al Plasencia en abril de 2004, el año del ascenso (por ahí andaba un tal Salgado, con 19 puntos y 8 asistencias). Lo de hoy ha sido ya para la historia de las demoliciones a la vera del Guggenheim.