El Iberostar Tenerife ha sufrido ante el PAOK Salónica su primera derrota de la temporada en competición europea (65-66) , después de que el cuadro aurinegro no pudiese anotar en su última posesión de veinticuatro segundos. El equipo tinerfeño fue siempre a remolque y tuvo que remontar en dos ocasiones un marcador adverso, aunque tuvo la opción de ganar el partido con la última jugada. La jugada de pizarra no salió bien y los canarios sufrieron la primera derrota, después de haber sumado seis victorias consecutivas. El conjunto griego empezó mejor el partido y, gracias a su acierto exterior con tres triples, tomó una ventaja de nueve puntos en los primeros cinco minutos del encuentro (4-13), lo que obligó a Txus Vidorreta a pedir su primer tiempo muerto. La falta de fluidez y de acierto continuó en el conjunto aurinegro (nueve triples fallados en los primeros diez minutos), lo que permitió que el PAOK pudiese seguir por delante al término del primer cuarto, fundamentalmente gracias a los nueve puntos de Chrysikopoulos (12-19) . En el segundo cuarto llegó la reacción del combinado de Txus Vidorreta , que recortó distancias gracias a dos canastas consecutivas en la pintura de Sebas Saiz y a un triple de Staiger (19-21), por lo que el entrenador del equipo griego tuvo que parar el juego con un nuevo tiempo muerto. Después de la reacción aurinegra, las fuerzas se igualaron y el marcador llegó apretado al descanso (33-32) , con Sebas Saiz y McFadden como máximos anotadores, con ocho y diez puntos, respectivamente. Tras el descanso, la imprecisión y la falta de acierto fue la nota predominante en los ataques de los dos equipos, hasta que el PAOK anotó en tres acciones definitivas y pudo tomar ventaja de nuevo (42-48). El Iberostar Tenerife mejoró sus porcentajes en los tiros en el último cuarto, lo que le permitió volver a remontar el marcador y ponerse por delante (64-62), a pesar de la amenaza constante del cuadro griego desde los lanzamientos de tres. El partido llegó igualado hasta los últimos instantes del choque. Con veinticuatro segundos por delante, victoria por un punto de los griegos (65-66) y el balón para el cuadro insular, pero a McFadden se le bajó la persiana, no pudo forzar falta personal ni tirar a canasta y el balón llegó a Javier Beirán, que intentó un triple imposible que no tocó ni aro.