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BALONCESTO | LIGA LEB

El Bilbao Basket también sabe ganar partidos de exigencia física

Triunfo ante el duro Valladolid, con Larsen imponiendo su ley bajo el aro y Brown clavando la puntilla. Hasta los últimos cuatro minutos hubo incertidumbre.

Lammers machaca el aro pucelano
Aitor Arrizabalaga

El Bilbao Basket tenía un papelón en Miribilla. Había perdido en su anterior compromiso al calor de su gente, ante el Huesca, y dos tropiezos seguidos en casa están prohibidos para esta plantilla, bajo amenaza de deportación inmediata. Al menos hubo una transición dulce por A Coruña. Si hace una semana fue Aranzana el que planteaba el examen, esta vez era el Carramimbre Valladolid (colíder también con 4-1) dirigido por un Paco García que se las sabe todas y domina una amplia gama de colores en esto del baloncesto: ACB, las dos principales LEB, categorías inferiores de la selección española y hasta el basket brasileño. Su plantilla no hace florituras, nunca se va del partido y va subiendo marchas en cuanto a dureza hasta cerrar cualquier vía hacia la canasta. Tienen muy claro su esquema: De la Fuente y Alex Reyes (apellidos ilustres que delatan su procedencia de padres con solera) para el ataque y un batallón de obreros para todo lo demás. Compiten hasta el último segundo y, sobre todo, tenían claro que debían aguantar la salida ventosa de los vizcaínos. Al final se les hizo larga la mañana.

Bien es cierto que, como siempre ocurre desde la noche de los tiempos en esta LEB Oro, los parciales fueron moneda común en el desarrollo del compromiso. Un 7-0 para mí, un 0-7 para ti... y así durante tres cuartos hasta que llegó lo gordo. Tiene el Valladolid un plantel físico, duro, una roca como ese Aboubacar con gemelos como maletas. Salió de inicio para frenar al voluminoso Larsen pero se cargó muy pronto de faltas y dejó el recado de esa defensa para Hayes, un tipo muy grande pero que no salta, que recibió mucho y se arredró en el momento culminante. Entre que a Mumbrú le gusta tenerlo todo bajo control, que no se despendole el juego, y que a Paco García le encanta tener partidos cerrados, el melón apenas se abrió. El Valladolid puso el listón físico muy alto y el RETAbet trató de igualarlo a toda costa. Defensas que hacían crujir huesos, sobre todo en la segunda parte porque la primera fue casi de guante blanco. Si dispones de un jugador notable por puesto en un partido (Schreiner-Brown-Larsen en este caso) la cosa está encarrilada.

A los árbitros les superó el paisaje cuando este se endureció, en el segundo tiempo. No pitaban los hachazos que se iban propinando en una línea de dureza creciente y veían faltas en toques leves. El Bilbao Basket, que tuvo tres opciones para romper el partido, dejó pasar la oportunidad como de costumbre. Pero cogió el tren de la victoria en el momento oportuno. Martínez, como cuatro, metió un triple para el 70-61 que dejaba muchas cosas claras. No tendrá el músculo de otros, pero la plantilla de Mumbrú es enorme y la veteranía es un grado en estos finales. Lammers intimidó lo suyo bajo el aro. El equipo, con Schreiner echando un pitillo mientras manejaba  los resortes, maduró la fruta para recogerla a falta de cuatro minutos. Fue más clarividente cuando había que ponerse las gafas de ganar. Sobre la bocina, Larsen, el mejor de la matinal bilbaína, agarró la bola por encima de un rival, por detrás de él, y la lanzó como buenamente pudo. Bingo: 78-71. Luego el Carramimbre agotó la siguiente posesión sin tirar y Brown, otro que tal baila, que va cogiendo la tecla que mejor suena en esta LEB, acertó un triple para olvidar los sudores. Hasta hubo tiempo por parte de los dos banquillos para pensar en el 'average'.