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Las Ventanas, el reto del futuro presidente de la FIBA

El sucesor del fallecido Baumann deberá hacer frente al conflicto entre la Euroliga y el organismo internacional por los partidos de clasificación.

Las Ventanas, el reto del futuro presidente de la FIBA
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El repentino fallecimiento a los 51 años de edad de Patrick Baumann en Buenos Aires (Argentina) deja a su futuro sucesor en el cargo, que deberá ser elegido por la asamblea de la FIBA, la prioridad de resolver el conflicto abierto en el baloncesto europeo por las conocidas Ventanas de clasificación.

Aprobadas en noviembre de 2012 sin consenso previo, los partidos clasificatorios se pusieron en marcha en noviembre de 2017 con la oposición clara de la Euroliga: los nuevos encuentros de selecciones se integraban dentro del calendario de clubes. La Euroliga tomó la decisión de no detener su torneo. Y entre denuncias cruzadas a la Comisión Europea, la FIBA contraatacó con la creación de la Basketball Champions League. Los cantos de sirena del nuevo campeonato no convencieron a los equipos integrantes de la ECA (Euroleague Commercial Assets), entre ellos Madrid, Barcelona y Baskonia. No solo por cuestión económica, sino porque se negaban a ceder de nuevo el control del torneo al organismo internacional.

La consecuencia fue la amenaza sin consecuencias de FIBA y FIBA Europa de expulsar a los países rebeldes (aquellos con clubes a favor de la Euroliga) del Eurobasket 2017 y de los Juegos Olímpicos del año siguiente en Río de Janeiro, y el establecimiento panorama inquietante y sin sentido dentro del baloncesto del Viejo Continente.

La situación afecta directamente a los jugadores. Estos llevan meses criticando el apretado calendario (que en algunas ocasiones les conduce a disputar más de 80 encuentros al año) y solicitando que se cuente con ellos para encontrar una solución y así reducir la carga de trabajo. Además, los integrantes de los conjuntos de la Euroliga se encuentran ante el problema en mayúsculas: sin son llamados por sus respectivas selecciones, están obligados a acudir, dejando plantados a sus clubes. En España, negarse a ir conlleva diferentes sanciones (de leves a duras), según la Ley del Deporte.