ROCKETS 108 - JAZZ 116 (1-1)

Utah vuelve a superarse e Ingles y Mitchell asaltan Houston: ¡1-1!

Sin Ricky Rubio y con dos rookies en el quinteto, los Jazz se repusieron de su mal primer partido y se hacen con el factor cancha.

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Increíble. Los Jazz volvieron a superarse y consiguen regresar a Salt Lake City con la semifinal empatada (1-1) tras conseguir un merecido triunfo en el segundo partido. Los Rockets, que venían de ganar 24 de sus 25 últimos partidos como locales (únicamente OKC había logrado salir con vida), no pudieron contener a un equipo en mayúsculas. Eso es lo que son los Jazz. Sin su base titular (el lesionado Ricky Rubio) y con dos rookies en el quinteto titular (un Donovan Mitchell del que ahora hablaremos y Royce O'Neale) tomaron Houston. Llegaron a ir ganando por 19 puntos (37-56) mediado el segundo cuarto. Una ventaja que se vino abajo en el tercero. Pero ni con esas. Demostraron madurez y, sobre todo, tener las cosas muy claras y una confianza en sí mismos digna de mirar. Y un pedazo de entrenador rodeado de magníficos asistentes (Kokoskov, el hombre que condujo a Eslovenia a lo más alto del podio europeo el pasado, será el primer entrenador europeo que dirigirá una franquicia NBA: a los Suns). Con el 94-92 en el marcador a falta de los últimos 8 minutos, firmaron un 2-16 de parcial que supuso el golpe definitivo. Utah acababa de escribir un nuevo capítulo de la novela épica a la que han convertido su temporada

"Nos pillaron con la guardia baja. No podemos ponernos 19 abajo sea cual sea el oponente", comentó Harden. Tras un mal partido al que llegaron menos de 48 horas después del baño de adrenalina que supuso dejar en la cuneta a los Thunder, los Jazz tuvieron el tiempo necesario para ahora así preparar la serie como se merece. Repitió quinteto titular Snyder. El plan de D'Antoni fue muy claro desde el principio. Ordenó a sus pupilos no dejar respirar a Mitchell en ataque. Bien frenado con los constantes cambios y dos contra uno, el rookie que es cualquier cosa menos un rookie, supo encontrar al compañero liberado. Es de cajón. Si la defensa gira en torno a mí, algún compañero solo habrá. Leyó la situación a la perfección. Nutrió de balones por dentro a Gobert (mucho mejor el francés que en el Game 1) y Favors. Aún más a un Joe Ingles que hace unos meses era objeto de burlas por la millonada que le ofrecieron para renovar. Se han vuelto locos, pensamos (pensé). Un intento a la desesperada para retener a su amigo Gordon Hayward: ¿alguien se acuerda de él en Salt Lake City? Pero el paso del tiempo ha demostrado que los locos éramos nosotros. El australiano completó un primer cuarto fabuloso ensanchando el campo con su muñeca. Convirtió 7 triples (de 9 intentos) que suponen la mejor marca individual de la franquicia en playoffs. Los dos últimos los reservó en el último cuarto para silenciar el Toyota Center. Se fue hasta los 27 puntos, career high en la noche señalada.  

Todos suman

La irrupción del banquillo visitante fue la que puso el +19. Alec Burks completó una fantástica y valiente primera mitad (11 puntos y 5 asistencias de los 17 y 6 totales). Jae Crowder, como si fuera una hormiguita, fue sumando con regularidad hasta irse a un destacado 15+10 rebotes. Mientras que Dante Exum, otro australiano, se guardó le mejor para el final. Esta noche jugó como el número 5 del draft 2014 que es.

El trabajo defensivo de Utah fue también bueno. Intensos y duros, sólo concedieron 5 puntos al contraataque y a pesar de sus 17 pérdidas, Houston sólo pudo sumar 12 tantos (unos menos que Utah). Ante un rival con tanto talento resulta muy complicado frenarles durante los 48 minutos. Cuando peor pintaban las cosas, Harden (32+6+11) forzó hacia el aro para sumar bandejas o desde la línea. Eso sí, firmó un 2/10 en triples. El más que probable próximo MVP volvió también alimentar de balones a Capela (21+11). Chris Paul, autor de 23 puntos, se mantuvo en un discreto segundo plano hasta el último cuarto.

El momento Donovan Mitchell

Periodo en el que únicamente el backcourt y Eric Gordon lograron sumar en los texanos. Recurrieron a los aclarados para Harden con Mitchell como defensor. Pero en el ecuador y tras sacarle la cuarta personal, el ex de Lousiville no se amilanó y escondió los brazos. Una jugada clave en el devenir del duelo. La Barba se comió el balón en pleno éxtasis ofensivo de los Jazz. Fue la noche, una vez más, de Donovan no por su 6/21 en tiros para 17 tantos. Lo fue por la madera de líder, de jugador especial que demostró. Con 4 asistencias (11 en total, récord en los Jazz para un novato al superar las 10 de Stockton) y un mate escandaloso tras rebote ofensivo fue él gran artífice del 2-16 que desarmó a los Rockets hasta el 96-108. Quedaba tiempo, pero era tarde para impedir la enésima obra maestra de unos Jazz que siguen dejándonos con la boca cada vez más abierta.

El mate de Donovan Mitchell