RAPTORS 125 - WARRIORS 127

Partido increíble en Toronto y enésimo aviso de los Raptors: rozaron el milagro vs Warriors

Los locales perdían por 27 puntos al descanso contra unos Warriors intratables, pero volvieron a demostrar que esta temporada van en serio.

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Partido increíble en Toronto y enésimo aviso de los Raptors:
rozaron el milagro vs Warriors
John E. Sokolowski USA TODAY Sports

Uno de esos partidos que te dejan sin palabras. Uno de esos maravillosos partidos que convierten a nuevos aficionados en fanáticos de la NBA. Los Golden State Warriors y los Toronto Raptors, dos de los mejores equipos de la NBA y seguramente los dos mejores del momento, se batieron en duelo en Canadá. De tú a tú, con (casi) todas las cartas sobre la mesa (faltaba Kyle Lowry). Un Air Canada Center abarrotado fue testigo de una de las grandes batallas de la temporada y despidió en pie a unos Raptors que, tras airear las vergüenzas de los Cavaliers, estuvieron a solo un par de detalles de remontar 27 puntos en la segunda parte contra el mejor equipo del planeta. Enésimo aviso de un auténtico equipazo.

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Con DeMar DeRozan a la cabeza (19 en los 12 primeros minutos y 42 totales), los locales entraron en un primer cuarto de fuego cruzado que, como siempre, terminó favoreciendo a uno de los equipos con más talento que ha visto la historia del baloncesto. Los Warriors, con todo el repertorio de recursos ofensivos en juego (cortes, circulación, pase extra, dentro-fuera, unos contra uno, dos contra dos, transiciones...), destrozaron la defensa local. Los Raptors aguantaron el tremendo tirón de orejas gracias a un DeRozan espectacular, pero se fueron ocho abajo al final de un primero en el que la diferencia final fueron los triples: 5/9 los visitantes, 2/9 los locales. No estaban tan mal.

Después llegó la estocada. O lo que pareció la estocada. Los Warriors agarraron al banquillo de los Raptors, ese que tantas alegrías está dando a la franquicia, y lo hicieron pedazos. Con Klay como punta de lanza (26 puntos, 11/16 en los tiros) y la defensa como pilar sobre el que construir el juego ofensivo, los campeones golpearon con un 16-2 devastador de salida que puso los primeros más veintes. Y digo los primeros porque pese a que los titulares aguantaron el temporal que son estos Warriors en modo vuelo, al descanso se llegó con un 81-54 casi indecente (¡+71% de acierto!) entre las carcajadas de Curry (24 puntos, volvía tras dos partidos) y Durant (25+6+5) y los certeros disparos con silenciador de un genial Klay Thompson. Game Over... ¿no?

Contra estos Raptors el partido no se acaba hasta el pitido final. La segunda parte de ayer fue el último ejemplo de un equipo con talento (en los dos lados), garra y corazón para casi cualquier cosa. Arrancaron devolviendo golpes y recortando diferencias ante unos Warriors que, para el espectador, estaban entonces fallando sus primeros tiros del partido (qué escándalo de primera mitad...). DeRozan, que se convirtió en el 'Raptor' con más partidos de 30 puntos de la historia (superó los 91 de Vince Carter), creía en la remontada. No se iba a ir a casa sin probar... Los locales dejaron la diferencia en nueve puntos, pero la guadaña de Durant cortó de raíz el intento de remontada con dos triples consecutivos que congelaron parqué, pabellón y ciudad. Final del tercer cuarto y otra vez casi 20 abajo (+19). ¿La sensación? Por segunda vez, los Warriors habían matado el partido.

Pero a estos Raptors les sobran vidas y el banquillo tenía mucha distancia que recuperar después del desastre inicial. Y vaya si lo hicieron. VanVleet (13+5+4), Poeltl, Siakam, Miles... Los tres primeros jugaron un último cuarto de 10 en los dos lados de la cancha (impresionado sobre todo con el pívot austriaco, que ya estuvo genial ante los Cavs) y del tercero nos acordaremos de sus dos errores en los libres... Un 20-5 de salida cerrado con triple y técnica puso el partido en un puño, y los Raptors estiraron de la cuerda hasta el final. Estuvieron a un punto varias veces, pero entre los tiros libres de Miles, un fallo de DeRozan, una canasta final de Durant (no falla...) y algún que otro barullo (la falta de Poeltl sobre Curry, que fallo los dos, el triple forzado por Miles tras una gran defensa de los Warriors o esa posesión que intentó salvar DeRozan), el baloncesto salvó a los Warriors sobre la campana. Ovación cerrada en el Air Canada Center, claro. Porque no se puede pedir más.