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FINALES NBA | GOLDEN STATE WARRIORS-CLEVELAND CAVALIERS (1-0)

No solo 'big three': los cinco secundarios que necesitan los Cavaliers

TRISTAN THOMPSON.
Los Cavaliers no querían renovarlo a precio de estrella, LeBron y su círculo de confianza apretaron las clavijas y el canadiense se llevó 82 millones por cuatro temporadas. En la primera, Thompson fue esencial para remontar el 3-1 de las Finales con su juego de trincheras, su físico contra los quintetos pequeños de los Warriors y su capacidad para cargar el rebote ofensivo, el único aspecto en el que realmente es uno de los mejores jugadores de la NBA. Convencidos de que había sido fundamental en la derrota, los Warriors supieron anularlo en el primer partido del jueves con dos y hasta tres jugadores bloqueándole el camino hacia el rebote ofensivo. Los pívots (Pachulia, McGee, West) no se preocuparon tanto por rebotear como por evitar que lo hiciera Thompson, que además perdió el sitio en defensa y acabó jugando solo 22 minutos. No anotó y capturó 4 rebotes, solo 1 de ataque. En el ecosistema de unas Finales contra los Warriors, no hay jugador más importante para los Cavs después de LeBron y Kyrie. Sus capturas en aro contrario dan posesiones extra e impiden correr a un rival que en el primer partido supo sacarlo de la pista. Literalmente. Veremos.
J. R. SMITH.
De tirador de rachas poco fiable en los partidos competitivos y defensor errático, JR pasó a ser un escudero perfecto en los playoffs 2016, implicado en defensa y capaz de castigar a los rivales desde la línea de tres en cuanto se cerraban sobre las penetraciones de LeBron y Kyrie. Una lesión en la mano le impidió jugar los dos duelos de la Regular Season contra los Warriors y en el estreno en las Finales anotó un triple y no hizo nada más en una actuación fantasmal (1/4 en tiros, cero en rebotes, asistencias, robos o tapones). Después de un año más complicado que el anterior, su equipo necesita que vuelva a ser esa mezcla de trabajo y talento que le permitió pasarse después más de un mes celebrando... y sin ponerse una camiseta.
KYLE KORVER.
Un equipo que congestiona la defensa rival con penetraciones de dos jugadores casi imparables cuando van hacia el aro como LeBron y Kyrie y aprovecha los espacios exteriores para su batería de cañoneros añadió durante la temporada a Kyle Korver, uno de los mejores en catch and shoot de toda la historia. Un matrimonio perfecto que tienen que dar frutos también ahora. Korver es un termómetro de la segunda unidad y un jugador importante para que fluya todo el plan ofensivo de su equipo… cuando mete los tiros. En el primer partido, 0/3 en triples y -8 en 20 minutos. Su presencia en pista coincidió con dos de los peores momentos de los Cavs, en el segundo cuarto y al final del tercero. Los Warriors le buscaron sin disimulo (nunca ha sido un gran defensor y tiene 36 años) y, ante sus virtudes (el tiro) y sus defectos (para la exigencia de unas Finales casi todo lo demás…) su situación es clara: o anota los lanzamientos o ni podrá estar en pista. Eso sí, cuando los mete, mucho peligro para el contrario…
DERON WILLIAMS.
Sobrepasado el jueves en los apenas cuatro minutos que pisó la pista, tiene que poder como mínimo dirigir con cierta solvencia la segunda unidad cuando descanse uno de los guards titulares. Lejos desde hace tiempo de su mejor forma física, no está para grandes retos pero lo que necesita su equipo de él es algo absolutamente manejable pero importante. Todavía puede hacerlo. Pero tiene que probar que también en una Final y contra los Warriors.
CHANNING FRYE.
No jugó ni un segundo porque a Lue le preocupó su falta de destreza defensiva y sus lagunas en el rebote. Pero seguramente pudo haberlo hecho cuando el partido se rompía y los Cavaliers no eran capaces de obtener nada de su ataque. En algún momento de estas Finales volverá a pista, veremos si dentro de un nuevo plan de juego o en una reacción desesperada. Basta con que meta un par de tiros para que su amenaza saque de zona a los interiores rivales, un arma muy valiosa contra otros rivales pero quizá no tanto contra el estilo defensivo de los Warriors. Eso debió pensar Tyronn Lue, que acabó jugando sin interiores puros y con Richard Jefferson (muy importante en 2016 pero que tiene difícil volver a serlo: 36 años) arañando lo que podía en las zonas.
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TRISTAN THOMPSON. Los Cavaliers no querían renovarlo a precio de estrella, LeBron y su círculo de confianza apretaron las clavijas y el canadiense se llevó 82 millones por cuatro temporadas. En la primera, Thompson fue esencial para remontar el 3-1 de las Finales con su juego de trincheras, su físico contra los quintetos pequeños de los Warriors y su capacidad para cargar el rebote ofensivo, el único aspecto en el que realmente es uno de los mejores jugadores de la NBA. Convencidos de que había sido fundamental en la derrota, los Warriors supieron anularlo en el primer partido del jueves con dos y hasta tres jugadores bloqueándole el camino hacia el rebote ofensivo. Los pívots (Pachulia, McGee, West) no se preocuparon tanto por rebotear como por evitar que lo hiciera Thompson, que además perdió el sitio en defensa y acabó jugando solo 22 minutos. No anotó y capturó 4 rebotes, solo 1 de ataque. En el ecosistema de unas Finales contra los Warriors, no hay jugador más importante para los Cavs después de LeBron y Kyrie. Sus capturas en aro contrario dan posesiones extra e impiden correr a un rival que en el primer partido supo sacarlo de la pista. Literalmente. Veremos.

Foto:David BanksUSA Today Sports

J. R. SMITH. De tirador de rachas poco fiable en los partidos competitivos y defensor errático, JR pasó a ser un escudero perfecto en los playoffs 2016, implicado en defensa y capaz de castigar a los rivales desde la línea de tres en cuanto se cerraban sobre las penetraciones de LeBron y Kyrie. Una lesión en la mano le impidió jugar los dos duelos de la Regular Season contra los Warriors y en el estreno en las Finales anotó un triple y no hizo nada más en una actuación fantasmal (1/4 en tiros, cero en rebotes, asistencias, robos o tapones). Después de un año más complicado que el anterior, su equipo necesita que vuelva a ser esa mezcla de trabajo y talento que le permitió pasarse después más de un mes celebrando... y sin ponerse una camiseta.

Foto:Mitchell LeffAFP

KYLE KORVER. Un equipo que congestiona la defensa rival con penetraciones de dos jugadores casi imparables cuando van hacia el aro como LeBron y Kyrie y aprovecha los espacios exteriores para su batería de cañoneros añadió durante la temporada a Kyle Korver, uno de los mejores en catch and shoot de toda la historia. Un matrimonio perfecto que tienen que dar frutos también ahora. Korver es un termómetro de la segunda unidad y un jugador importante para que fluya todo el plan ofensivo de su equipo… cuando mete los tiros. En el primer partido, 0/3 en triples y -8 en 20 minutos. Su presencia en pista coincidió con dos de los peores momentos de los Cavs, en el segundo cuarto y al final del tercero. Los Warriors le buscaron sin disimulo (nunca ha sido un gran defensor y tiene 36 años) y, ante sus virtudes (el tiro) y sus defectos (para la exigencia de unas Finales casi todo lo demás…) su situación es clara: o anota los lanzamientos o ni podrá estar en pista. Eso sí, cuando los mete, mucho peligro para el contrario…

Foto:Jason MillerAFP

DERON WILLIAMS. Sobrepasado el jueves en los apenas cuatro minutos que pisó la pista, tiene que poder como mínimo dirigir con cierta solvencia la segunda unidad cuando descanse uno de los guards titulares. Lejos desde hace tiempo de su mejor forma física, no está para grandes retos pero lo que necesita su equipo de él es algo absolutamente manejable pero importante. Todavía puede hacerlo. Pero tiene que probar que también en una Final y contra los Warriors.

Foto:Mike EhrmannAFP

CHANNING FRYE. No jugó ni un segundo porque a Lue le preocupó su falta de destreza defensiva y sus lagunas en el rebote. Pero seguramente pudo haberlo hecho cuando el partido se rompía y los Cavaliers no eran capaces de obtener nada de su ataque. En algún momento de estas Finales volverá a pista, veremos si dentro de un nuevo plan de juego o en una reacción desesperada. Basta con que meta un par de tiros para que su amenaza saque de zona a los interiores rivales, un arma muy valiosa contra otros rivales pero quizá no tanto contra el estilo defensivo de los Warriors. Eso debió pensar Tyronn Lue, que acabó jugando sin interiores puros y con Richard Jefferson (muy importante en 2016 pero que tiene difícil volver a serlo: 36 años) arañando lo que podía en las zonas.

Foto:Christian PetersenAFP