95 jugadores NBA cobran más que todas las de la WNBA juntas
Una jugadora de primer año parte de un salario mínimo de unos 39.000 dólares. Las mejores ganan hasta ocho veces más fuera de EE UU...
Las mejores jugadoras, del baloncesto universitario han sido seleccionadas en el draft 2017 de la WNBA. Entre ellas la californiana Kelsey Plum, una espectacular anotadora, zurda y a la que se compara con James Harden, que promedió casi 32 puntos por partido en su último año con las Huskies de Washington y que se ha quedado cerca del récord de puntos totales en la NCAA, todavía en poder de Pete Maravich. Y Leticia Romero: la canaria ha sido elegida por Connecticut Sun en segunda ronda (número 16).
Ahora comenzará una etapa profesional en la que las condiciones son muy distintas a las de la NBA o cualquier otra competición masculina. Unas condiciones que hacen que muchas jueguen prácticamente sin descanso (de los playoffs de la WNBA a las ligas internacionales). Tomemos el caso de Breanna Stewart, número 1 del draft de 2016. El 5 de abril de 2016 fue campeona univesitaria con Connecticut. El 14 del mismo mes fue seleccionada por Seattle Storm. Jugó la temporada WNBA (arranca en mayo), los Juegos de Río y los playoffs WNBA (su equipo fue eliminado en primera ronda, a finales de septiembre). Y en noviembre se marchó a jugar por tres meses, durante el descanso de su equipo, a la liga china.
Porque la realidad es que las mejores jugadoras del mundo ganan muchas veces entre cinco y ocho veces más fuera de EE UU que en la WNBA. Brittney Griner percibía 49.000 euros en Phoenix y 600.000 en los meses que pasaba en China… y que se sumaban al millón de dólares que firmó con Nike. Una leyenda como Diana Taurasi (cuatro veces campeona olímpica) mandó un aviso estruendoso cuando en febrero de 2015 anunció que se saltaría la temporada NBA para estar más descansada y centrarse en jugar con el Ekaterimburgo ruso, que le pagaba más de un millón de dólares cuando su contrato USA era de 107.500 anuales. Y era el más alto de la competición cuando fue campeona con Phoenix Mercury en 2014. En la temporada 2013-14, en paralelo, el equipo NBA de Arizona, Phoenix Suns, tuvo contratado a Dionte Christmas durante 198 minutos por los que este percibió el mínimo establecido por la competición: 490.180 dólares.
El estado de la WNBA ha parecido delicado en los últimos años aunque hay brotes verdes: en las redes sociales, la competición generó la temporada pasada más de 530 millones de impresiones y más de 50 millones de vídeos vistos. Cifras que doblaban a la campaña inmediatamente anterior. En 2014, las Finales (ABC, ESPN) tuvieron una audiencia media de unas 659.000 personas por partido, un 91% más que en 2013… pero muy por debajo del baloncesto universitario femenino: 3,1 millones vieron la final de la Final Four femenina en 2015 y 4,3 se reunieron ante la televisión para la de 2014. La temporada pasada, la WNBA generó unos 35 millones de dólares en ingresos mientras que la NBA se fue por encima de los 5.000 millones. La gran liga, hay que recordarlo, firmó un nuevo contrato televisivo (24.000 millones por nueve años) que suponía un aumento de un 180% con respecto al anterior.
En cuanto a asistencia a los pabellones, con precios de entradas que rondaban los 15 dólares de media hace tres años, el promedio está en torno a las 7.500 personas, lejos de los mejores años de la competición, cuando en la década de los 90 se superaban las 10.000 (10.864 en 1999).
La temporada pasada, 2016, el salario conjunto de todas las jugadoras WNBA ascendía a 11,1 millones de dólares. En la NBA hay 95 jugadores por encima de ese sueldo: 109 cobran más de 10 millones (aproximadamente uno de cada cuatro), 58 superan los 15 y 29, los 20. La bonanza de los contratos televisivos ha puesto el salario medio por primera vez por encima de los 6 millones de dólares anuales. En la WNBA esta cifra está ligeramente por encima de los 75.000 dólares. Una proporción de 1/85.
El sueldo WNBA más alto está ahora en unos 109.000 dólares. El más alto en la NBA 2016-17 es el de LeBron James: 30,9 millones. Los entrenadores de la WNBA, sin embargo, pueden rondar los 250.000 dólares anuales e incluso llegar a los 300.000.
Las recién llegadas a la WNBA, una competición que cobra unos 12 millones anuales de contrato televisivo con ESPN, parten de un contrato mínimo de 39.676 dólares que pueden llegar a superar ligeramente los 50.000 dólares. A esas cifras hay que sumar bonus por criterios deportivos y gastos cubiertos en alojamiento y otros conceptos. Una jugadora ya en su tercer año aspira a un máximo de 54.609 dólares. En la Liga de Desarrollo de la NBA, por ejemplo, la última subida de salarios sitúa estos unos promedios que se mueven entre los 50.000 y los 75.000 dólares anuales.
El contrato máximo de una jugadora WNBA irá creciendo hasta unos 121.500 dólares en 2021. Es obvio que hay diferencias abismales de ingresos con respecto a la competición masculina y sus protagonistas… pero también que la diferencia es evidentemente mayor que ese 0,78 de diferencia entre sexos que hay en la sociedad estadounidense: una mujer cobra 78 centavos por cada dólar que cobra un hombre por hacer el mismo trabajo. Y uno de los problemas está en la diferencia en el reparto de las ganancias que obtiene la liga, que ronda el 51% para los jugadores en la NBA (siempre un caballo de batalla en las negociaciones de cada convenio colectivo). Vice Sports trató hace más de un año de evaluar ese porcentaje en la WNBA. Partía de los citados 35 millones en ganancias, de los que 23 se obtienen por contrato televisivo y venta de entradas en Regular Season y el resto por merchandising, acuerdos con sponsors o entradas de los partidos de playoffs. Con el salario medio en 75.000 dólares y 154 jugadoras en 2014, la WNBA cubrió el total en sueldos (casi 11,5 millones) solo con los citados 12 que se lleva de la televisión. Tirando por lo bajo, ese estudio situaba en un 33% de las ganancias totales de la competición , muy por debajo del citado 51, lo que se llevan las jugadoras.
Son números de los años 50 en el deporte masculino: por entonces, la NBA repartía a los jugadores un 41%, la NFL un 32% y solo la MLB se quedaba por debajo (17%). En las mismas condiciones en las que se maneja la NBA actual, por ejemplo, ese contrato de Taurasi en 2014 no habría sido de 107.500 dólares sino de más de 440.000. Cuatro veces más sin cambiar los ingresos ni las condiciones actuales, solo el formato de reparto...