Draymond Green volvió a jugar un partido monstruoso, decisivo en la reacción de su equipo (que estuvo 16 abajo en el primer cuarto) y el escudero de Stephen Curry en el descorche final del que base, que regresó con una actuación memorable. Green terminó con 21 puntos, 9 rebotes, 5 asistencias, 4 robos y 7 tapones. Y sus promedios en playoffs están en 18,2+10,3+7,1+1,6+2,4.

Pero casi tan importante como su extraordinario rendimiento en pista es su capacidad para liderar y encender a su equipo cuando más lo necesitan sus compañeros, para ser el villano en una plantilla que podría por lo demás tener demasiado aroma a chicos buenos. Tras poner el 1-3 en un partido tremendo en Portland, se explayó: “Ha sido un golpe en las vísceras, letal. ¿Si creo que los Blazers están muertos? Sí, claro que lo creo. Ahora hay que terminar el trabajo”.

Green explicó además las razones por las que había asegurado tras el tercer partido que su equipo iba a ganar el cuarto: “No quería faltar al respeto a los Blazers, quería que mis compañeros reaccionaran. En el tercero jugamos blando, y fue por mi culpa. Después del 2-0, les dije que no dijéramos grandes cosas, que no diéramos al rival razones para armarse de energía. Así que después opté por lo contrario, quería dar titulares que provocaran a los Blazers y motivaran a mi equipo. La actitud opuesta no había funcionado”.

Además, por supuesto, se rindió ante la exhibición de Stephen Curry: “Se echó el equipo a los hombres, por eso es el jugador que es”. Y cuando le preguntaron si esta eliminatoria le había hecho respetar de una forma especial a los Blazers, respondió así: “Hablaremos de eso el miércoles, nos queda otro partido por delante”.