BARCELONA 72 - BILBAO BASKET 73
El Bilbao tumba al Barça y le deja sin final siete años después
El orgullo de un épico Dominion Bilbao, con Mumbrú en todas las jugadas decisivas, dio paso a la primera sorpresa copera en mucho tiempo. Gran actuación de Ruoff.
Pues no habrá Clásico el domingo de Copa, en la vuelta de ésta a Galicia. Ni estará el Barça, 20 finales después. La ACB se ha quedado sin el equipo que ha rotulado más veces seguidas en los últimos tiempos su nombre en el pulso definitivo por la Liga, Supercopa y la propia Copa (aquí vio rota su racha de seis finales y siete semis seguidas). ¿Y quién le apartó a las primeras de cambio? Pues un tal Bilbao Basket. Un grupo sin su cinco titular (Begic), sin un base (Borg), con su referencia en el perímetro ausente (Bertans)… pero con el orgullo del campeón y un jugador que es leyenda en Miribilla: Mumbrú. Un rebote ofensivo y un robo en el último suspiro del veterano capitán sentenció al cuadro culé. La épica se hizo sitio en el amanecer del torneo en el Coliseum. El Bilbao vuelve a eliminar al Barça, su única víctima hasta ahora en dicha competición, como en 2008 en Vitoria con otro equipo de mucha casta liderado por Txus Vidorreta.
Lo curioso es que no hizo falta un partido redondo de toda la plantilla para abatir al primer favorito en A Coruña. El Barça ya traía la mosca detrás de la oreja. El palizón al Sevilla era maquillaje, no ocultaba el cartón de este equipo, más débil que nunca en la Euroliga y sin tanta buena facha bajo el aro ahora que ha perdido a Lawal. El partido fue un cara o cruz, pero porque el Bilbao lo quiso, ya que tenía cinco puntos de ventaja a 44 segundos para acabar. Tomic está más desordenado que nunca. El equipo tenía la personalidad que le marcaba el croata y ahora molesta, come los espacios y no tiene ese juego de pies que le ha hecho una celebridad. Eso lo notan.
Hannah llevó la contienda a tintes bilbaínos y Ruoff falló un triple y cogió el rebote ofensivo Mumbrú, que luego pilló otro a error de Hervelle. Le hicieron falta y sumó el 68-73. Oleson anotó una canasta lejana a falta de 34 segundos:71-73. Pascual metió a Navarro, olvidado durante una eternidad. Luego falló Ruoff una acción muy forzada. Y Slezas, tiernito como está el lituano reclutado en el Cáceres de LEB Oro, cometió un error que podía ser la pifia de la Copa: una antideportiva dejando caer un brazo de esos de Mazinger que tiene sobre Tomic, que extravió un tiro libre de los que tuvo. Total: 72-73 a tres segundos y dos décimas. El preparador culé pidió tiempo y diseñó una jugada con Doellman amenazando como en el Clásico reciente del Palacio y cuando intentó ceder a Oleson, la robó Mumbrú. Otra vez él.
A Pascual no le salió nada de lo que diseñó en cada corrillo. Bien por Sito. Cada vez que salía del tiempo muerto, agua. En esos minutos finales, el Bilbao casi aprendió a vivir sin grandes. Sin pívots, con Hervelle de cinco y los revoltosos a su alrededor, porque Bogris duró un minuto en pista con sus cuatro faltas cuando todo estaba en el aire: le castigaron con una personal dudosa a -12.17 con 51-50.
El Bilbao no dejó correr a su rival, le obligó a vivir sin bandejas. Tanto físico ¿para qué? Sacó a relucir lo oxidado que está el Barça si no galopa a lomos de Satoransky. Porque Tomic sigue medio depre y Sito Alonso diseñó un plan para negarles tiros lejanos. Los cuatros del Dominion tenían la misión clara de arrastrar a Doellman, un jugador amigo de flotar a su par, como sabiendo que éste jamás llegará. La defensa vizcaína era extraordinaria y obligaba a forzar tiros en malas posiciones y en ocasiones en final de posesión. En ese ambiente, Arroyo se mueve como pez en el agua, con jugadas con su copyright y anotando al límite de la chicharra.
Los de Miribilla se vieron con los bases metidos en dos faltas demasiado pronto, pero alcanzaron de inicio tal nivel de conocimiento del tema y de confianza que dosificaron a sus batutas con genialidad. A Xavi Pascual no le gustaba el asunto y en la primera rotación hizo tres cambios de golpe: Ribas, Samuels y Abrines a pista por Navarro, Perperoglou yTomic. A Samardo le tiraron ayudas demasiado pronto y era difícil encontrar espacios, pero fallaba tiros libres. Todo un enredo para que al final la Copa encumbrase a Mumbrú.