"Quien no se consuela es porque no quiere", debió pensar Vincent Collet después de que la selección francesa venciera a Serbia en el duelo por el tercer y cuarto puesto (81-68) y se llevara el bronce en su Eurobasket. Una medalla que sabe a poco cuando las esperanzas y las expectativas eran tan altas. El oro era el único objetivo aceptable para uno de los mejores equipos galos que se recuerdan. Pero la España de Pau Gasol cerró su camino, como ellos hicieran con la Selección nacional hace un año en la Copa del Mundo. Una dulce venganza que tendrá un sentido completo si finalmente los hombres de Sergio Scariolo se cuelgan la medalla de oro. 

La tercera plaza, además, no da a nuestros vecinos la clasificación a Río 2016. Tanto ellos, Serbia, Grecia, Italia como la República Checa deberán ganarse los tres billetes que quedan para los Juegos en el Preolímpico de junio. Un problema añadido para un equipo, cuya fortaleza reside en su potencial NBA, una liga cuyas Finales no se solapan con el torneo clasificatorio, pero casi.

Pero al margen de los problemas, la victoria fue en cierto modo balsámico porque se aplastó al rival y se dio un buen espectáculo a los más de 25.000 aficionados que volvieron a llenar el Pierre-Mauroy de Lille, con ganas de quitarse el mal sabor de boca de las semifinales. Tuvieron que contener el aliento durante los dos primeros cuartos, eso es cierto (16-16 al primer cuarto y 37-32 al descanso). Los nervios, fallos e imprecisiones (4/18 en tiros de campo para los anfitriones y 5/12 para los balcánicos con el periodo inicial acabado) daban paso a unos parciales que no presagiaban el amplio resultado final: 9-0 para Serbia (16-20), 7-0  (23-20)  y 10-0 (37-32) para Francia. Solo De Colo daba rienda suelta a su calidad. Para Parker (13 con un 3/10), Diaw (4) y Teodosic (3 con 3 tiros libres), los teóricos hombres fuertes, no iba el partido.

La tensión acumulada llegó hasta ahí. De Colo asaltó la fortaleza de Djordjevic y el parcial 21-12 a la vuelta de los vestuarios finiquitó el partido (58-44, máxima ventaja). Pequeños arreones balcánicos daban estiraban el interés a la lucha por el bronce (60-51 con dos tiros libres de Nedovic y la cuarta falta de Francia al comenzar el último asalto). Pero Gobert apareció con dureza. El pívot anotó 10 puntos en los 10 minutos finales para acabar con 15, a lo que hay que añadir sus 14 rebotes y una protección salvaje de su aro con tres tapones y su capacidad de intimidación. Un ejemplo de lo que es este jugador: un coloso de capacidad y desarrollo por el momento ilimitado, que tuvo la mala suerte de cruzarse con Pau Gasol. Lo sentimos.