Por unos momentos planeo sobre el Pierre-Mauroy la sombra de un desastre balcánico total. Tras la eliminación poco antes de Croacia (ridículo ante la República Checa) y la de Eslovenia el sábado a manos de Letonia, Serbia, subcampeona del mundo y clara aspirante al oro en este Eurobasket, zozobró durante un par de cuartos contra la imprevisible Finlandia. Pero el equipo de Djordjevic demostró que tiene calidad, fuerza mental y disciplina para sobreponerse a las dificultades y terminó derribando la resistencia nórdica (94-81).

¿Cómo lo logro? Primero sosteniéndose en la labor interior de Miroslav Raduljica (27 puntos) y después con un demoledor sprint final con el que pasó de ganar por un solo punto (58-57, min 26) a hacerlo por 19 (89-70, minuto 35). Un parcial de 31-13 quer logró Serbia arreglando un 2/10 en triples con siete lanzamientos lejanos en siete minutos entre el final del tercer periodo y el principio del cuarto. Bogdanovic, Simonovic y Erceg fueron los protagonistas de este despegue, y seis tantos de Nemanja Bjelica (para un total de 19 y 14 rebotes) dieron la puntilla.

Antes habían brillado en Finlandia el escolta del Gran Canaria Sasu Salin (26 tantos) y el nacionalizado Jamar Wilson (15), casado con una finlandesa y que tuvo que pasar un examen de finés para ganarse el puesto en el equipo nacional. Mucho mérito, ilusión y esfuerzo el de un equipo que llegó a tener siete puntos de ventaja en dos ocasiones (13-20 en el primer cuarto y 23-30 en el segundo) y que agurntó hasta bien entredo el tercer periodo. Pero Serbia no estaba para bromas y se medirá el miércoles a Chequia por un puesto en las semifinales.