Barcelona 73 - Olympiacos 57 (1-0)
El Barcelona blinda el Palau
Incontestable triunfo del equipo de Pascual ante un apagado Olympiacos que apenas pudo contar con Spanoulis. Lampe y el rebote, determinantes. Lesión de tobillo de Oleson.
El horario y seguramente la cercanía del fútbol hicieron efecto en un Palau desangelado. El Olympiacos hizo la goma casi todo el partido pero estaba K.O. con más de cinco minutos por jugar (61-42). Así que entre una cosa y otra, y gracias a la seriedad intachable del Barcelona, el partido tuvo aire funcionarial, frío. Pero conviene no pasar por alto la trascendencia de un triunfo más quirúrgico que pasional pero esencial en todo caso: en las tres últimas temporadas, el ganador del primer partido (doce eliminatorias totales) siempre se ha metido en la Final Four. En las 24 series de cuartos que se han disputado a cinco partidos, el balance es 20-4 para el que da primero. Más: Olympiacos ya está 0-8 en visitas al Palau y ha perdido cinco partidos seguidos contra un Barcelona que suma nueve triunfos consecutivos en Euroliga (desde que perdió en el Palacio el 5 de febrero) y seis en cuartos: dos ante el Panathinaikos para voltear un 1-2, tres ante el Galatasaray y este.
El partido fue además un baño de autoestima competitiva para el Barcelona, que terminó con el gesto torcido el Clásico del domingo. Una partida que apenas sonó a primera mano, a pesar de su trascendencia, y en la que los dos entrenadores fueron de farol. Doellman volvió pero apenas jugó cinco minutos. Hunter no faltó pero no pareció al 100% y Spanoulis fue una sombra que anotó un tiro libre en el primer tiempo y casi no jugó en el segundo. En total, once minutos en pista y -8 de valoración. Y si Spanoulis no aparece en su mejor versión, el favoritismo del Barcelona se hace estruendoso. Más después de un triunfo que convierte el segundo partido en media final: otro triunfo azulgrana para el 2-0 pondría la Final Four del Palacio cerca. Muy, muy cerca.
Rebote y defensa: Lampe
El Barcelona aplicó la lógica para ganar al Olympiacos, un equipo con espíritu de superviviente (ese que se parece tanto al espíritu de campeón) que aguantó más de tres cuartos en harina aunque estuvo varias veces cerca de descarrilar (25-10, 41-26…). De un 3-6 inicial se pasó al 14-6 tras siete minutos sin anotar del equipo griego, que tardó más de 37 minutos en sumar su punto 50. Así no puede ganar en el Palau. Jamás si es vapuleado en el rebote (44-27, 15-7 en ataque), no fuerza más pérdidas de las que comete y se queda en un 6/22 en triples. Nadie llegó a diez puntos y no encontró más momento de cierto alivio que un tramo del segundo cuarto en el que defendió a muerte con un empujoncito arbitral. A base de músculo y tiros libres, mantuvo la ventaja en torno a los diez puntos en un partido en el que nunca estuvo cerca por sensaciones.
El Barça salió feliz de un choque en el que no tuvo más mala noticia que otra lesión de Oleson, que se torció el tobillo con el partido ya resuelto. El plan de Pascual funcionó, con uno de los mejores partidos defensivos de toda la temporada, el mejor en la pelea por el rebote, y un ataque basado en aprovechar la ventaja en centímetros de Tomic y Pleiss. Con Doellman más fuera que dentro, Lampe surgió como factor diferencial con una actuación granítica que definió el partido: 8 puntos, 9 rebotes. En total, diez jugadores anotaron entre 5 y 10 puntos, los más determinantes Satoransky y Navarro. Entre los dos hicieron el estropicio casi definitivo (48-32, minuto 26) después de dos triples estratosféricos de Navarro que, en versión old school en esa fase determinante, domina 7-1 a Spanoulis en duelos cara a cara.
En el último cuarto se conectaron a la eliminatoria Abrines y Hezonja y de salida trabajó duro Thomas. El Barcelona fue mejor en todas las facetas. Tan superior que, salvo puesta a punto exprés de Spanoulis, no tiene más labor para el segundo partido que repetir plan y nivel de concentración. Y recordar que, más allá de su superioridad en un partido casi redondo para los estándares que concede Olympiacos, esto sólo valía un punto y que las eliminatorias cambian muchas veces de un día a otro y de forma difícilmente comprensible. Ese segundo partido puede poner al Barcelona muy cerca del Palacio… o enviarle sin red a un paseo por el infierno en Atenas. Alerta máxima.