BARCELONA 85-REAL MADRID 80

El Barcelona gana y el liderato se decidirá en la última jornada

El Real Madrid jugó un gran primer cuarto (17-25) pero el Barcelona reaccionó y sentenció en los últimos instantes. Hezonja, clave con un 5/6 en triples.

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Pues sí, pasó el Clásico y 40 minutos más tarde, de los de reloj parado, todo sigue igual. El Madrid mantiene el liderato y será primero en el grupo E del Top-16 si vence el próximo viernes en casa al Zalgiris. El Barça, si no media sorpresón, terminará segundo y se cruzará con Olympiacos, CSKA o Fenerbahçe. Quizá sea el fin a una racha inmaculada, a seis temporadas seguidas como líder de esta fase. Pero lo hace con el dulzor que da ganar el Clásico, donde siempre, siempre una victoria marca territorio. Lo reconocía Carroll en la previa.

Pronto quedó claro que aunque el triunfo estuviese en el aire hasta el minuto 40, el colchón del Madrid no era permeable. Nos referimos a los 24 puntos apilados en el partido de ida (97-73). Una renta inalcanzable salvo hundimiento exprés. No era una predicción, sino la simple lectura de la puesta en escena con un Rudy y un Ayón pletóricos, delante y detrás, que llevaron a los blancos del 11-9 al 17-25 en cuatro minutos.

El alero anotaba 11 tantos y el mexicano era un titán bajo los aros, y lejos de ellos, en la defensa de Nachbar (titular por la lesión de Doellman), al que terminó llevando a su terreno y abrasando en ese tramo. Volaba el Real, pero el Barça tragó saliva y aguantó el chaparrón. Debía reajustarse. Y lo hizo. Cortó las alas al rival de un tajo. Limpio e higiénico.

Sergio Rodríguez tomaba el relevo anotador al tiempo que los ataques merengues se espesaban. Desapareció el equilibrio dentro-fuera, surgía el Barça con sus alternativas defensivas. Y surgía Hezonja, Super Mario: 5 de 6 en triples entre el segundo y el tercer parcial. Salto de atleta y mecánica perfecta. También grandes minutos atrás de Satoransky. Y de un Tomic cada vez más completo (41-41).

El croata dejó el clínic de las asistencias (4) desde sus 2,17 para la reanudación. Con cuatro jugadores abiertos y cargando el rebote de ataque, el Barça encontraba espacios para lanzar. Y los aprovechó. Manejó una máxima de nueve tantos (62-53), justo después de que Llull abusara en el duelo directo con Navarro. Pero Pascual había respondido rápido mandando a Oleson a pista.

Dos buenas defensas visitantes y otro arreón de Sergio nivelaron de nuevo la balanza, hasta que Oleson clavó dos triples para abrir el cuarto periodo: 70-62 y… otro vaivén. Empate, esta vez a 70. Sergio recibía un empujón de un desquiciado Huertas que erró tres triples seguidos. El brasileño reclamaba a gritos la falta y se llevó la técnica. Mientras, Pleiss cubría con nota los respiros de Tomic. De inservible para la afición culé hace mes y medio a utilísimo ahora.

Al Madrid le seguía acompañando su gran rémora de los últimos tiempo: los problemas para cerrar el rebote defensivo (cedió 11), aunque supo compensarlos en el asalto final atrapando 12 en tablero ajeno. Sin embargo, perdió. Y lo hizo porque atacó peor. Más en individual, más con bote, menos fluido que su rival. Y perdió porque en los últimos 2:38, con su quinteto más ofensivo, sólo sumó un punto. Derrota intrascendente siempre que no falle ante el Zalgiris. El Barça suma y se acerca en el contador de la temporada: 3-2 en los duelos directos. Se revuelve contra la presión, contra la sombra del dominio blanco. Los dos tendrán ventaja de cancha en el playoff de cuartos, los dos esperan aún rival mientras el resto se pega en una Euroliga calentita. El Fenerbahçe, por ejemplo, ha caído esta noche en Vitoria. Al destino le quedan todavía muchos giros.