PGE TUROW 65 - BARCELONA 104
Barça: una exhibición de diez
El equipo azulgrana suma su décima victoria seguida entre ACB y Euroliga, supera los cien puntos y marcha 8-0 en Europa. Satoransky, Hezonja, Nachbar, Abrines... una exhibición.
Definitivamente, el Barcelona está en su mejor nivel desde el año de la segunda Euroliga (2009-10). Suma diez triunfos seguidos entre ACB y Euroliga (16-1 total), ha conjuntado piezas con la velocidad que no tuvo en las dos últimas temporadas y, por encima de todo, está jugando de maravilla. Defendiendo (muy pronto) mejor de lo que se podía esperar cuando se fueron Sada, Papanikolaou y Dorsey y en un nivel desbordante en ataque: tambores de guerra, ritmo vertiginoso, circulación, ráfagas de tiro… y un saco de puntos. En su última salida europea (Munich) rozó el 100, hace unos días le metió 90 al UCAM Murcia y en Polonia llegó a 104. Total: 8-0 en la primera fase y liderato matemático a tiro del próximo partido, en casa ante el Fenerbahçe. Ha ganado todos sus duelos en el grupo de la muerte por una media de 14 puntos...
El Turow, desde luego, ejerce de eslabón débil de un grupo tremendo. Además ha ido a menos, como ese Kulig que empezó la Euroliga maravillando y que se quedó ante el Barça en 2 puntos… y -10 de valoración. En un partido en el que sólo el exceso de relajación era amenaza, el Barça no sólo no se relajó sino que arrasó con una sonrisa en la boca. Tiene que ver, desde luego, una rotación sin apenas puntos débiles que puede jugar los 40 minutos en zafarrancho de combate. Y tiene que ver esa inyección de talento y juventud que suponen los Satoransky, Hezonja y Abrines. El caso es que después del 23-38 del segundo cuarto en Munich se pasó al 16-36 en el tercero en Zgorzelec, 27-59 entre el minuto 10 y el 30, al que se llegó en 43-79... y 27-100 en valoración. Cuando el Turow intentó poner maqullaje en el último parcial le cayó un chaparrón de triples y mates (hasta el 62-104) de una escuadra joven, alucinante, a la que se sumó Hakanson (18 años), que anotó uno de los 14 triples del Barça (14/25). Hezonja firmó 15 puntos y 13 de valoración en menos de 18 minutos (con tres o cuatro de esas canastas que sólo logran los súper clase), Abrines anotó sus diez puntos en el segundo tiempo y Satoransky se fue en 21 minutos a 9 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias: 19 de valoración. Un festín y, sobre todo, un espectáculo.
El Turow comprendió pronto que a base de canastas heroicas de Tony Taylor y muelles de Chris Wright no iba a ganar al Barcelona (0-8 de salida, 20-35 en el minuto 17). Y menos si al descanso sumaba 10 pérdidas por 11 canastas (1/5 en triples) y sólo un rebote de ataque. Fino como el papel en las zonas, inestable en el tiro y revolucionado en la dirección, fue un juguete en manos de un Barcelona que rompió el partido con el guión habitual: pases extra para buenos tiros y muchos balones a Tomic. El croata hizo 17 de valoración en 15 minutos, bien acompañado por Lampe, un Pleiss que sale lentamente del letargo (muy lentamente) y un Nachbar que tuvo uno de esos días que tiene Nachbar: 5/5 en triples, 17 puntos en 17 minutos. Así hasta 104, su mejor anotación en Europa desde 2004 (también 104 ante la Cibona) y la mejor como visitante desde 1997 (110 al Partizán).
Ningún jugador superó los 21 minutos de Satoranksy y los doce que jugaron anotaron. Todo son síntomas, veremos si señales. Pascual tiene mucho más talento (y falta Navarro...) que en las dos últimas temporadas. En su fórmula ha manejado con maestría el crecimiento de Abrines, la psique de Tomic y Lampe y, esta vez también, la integración de los nuevos. Si, como parece, está tendiendo también la pista de despegue para Hezonja, el Barcelona dará el salto definitivo a la estratosfera: el croata es un arma de destrucción masiva de 19 años. Pascual, además, se ha adaptado a sus jugadores y está dejando que Satoransky sea Satoransky, que Huertas sea Huertas, que Abrines sea Abrines… Y todos juntos son, por ahora, el mejor Barcelona de los últimos años.