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BAYERN MUNICH 77 - BARCELONA 99

Un vendaval arrasa Munich

Exhibición antológica del Barcelona, que firma un primer tiempo para el recuerdo y asegura el billete para el Top-16. El Bayern de Pesic, apenas un juguete en sus manos.

Un vendaval arrasa Munich
CHRISTOF STACHEAFP

El Bayern comenzó la Euroliga poniendo en un brete al Barcelona en el Palau (83-81) y ganando al Panathinaikos (81-75). Desde entonces, cuando se sentía un competidor con galones en el terrible grupo de la muerte, ha encadenado cuatro derrotas y se ha ido descosiendo hacia el sumidero de la competición. Encajando puntos a ritmo impropio de un equipo de Pesic y cada vez con menos pinta de repetir viaje al Top-16. Aún está a tiempo de alcanzar una fase para la que ya ha sacado billete un Barça al que le han sobrado cuatro partidos. Un equipo que marcha desatado, a una velocidad que en años anteriores se reservaba para ese Top-16: 6-0, 84 puntos anotados y una diferencia de 11,5 como medias de sus victorias. Incontestable. El sexto triunfo, en su primera visita a Munich, llegó con una exhibición abrumadora, descomunal. Un vendaval de baloncesto del que el Bayern no tuvo forma de protegerse. Benzing y Djedovic lo intentaron mientras su equipo tuvo vida (asistida) pero terminaron magullados. Como los demás. El Bayern, que necesitaba ganar, se puso a cruzar la acera sin prestar la atención necesaria. Y le pasó por encima en dos cuartos (39-60) un bólido azulgrana que rozó la velocidad del sonido.

Se podría debatir, para tanto fue, si el segundo cuarto (23-38, 20-54 en valoración) fue uno de los mejores de toda la historia del Barcelona. Desde luego nunca había anotado 38 puntos en un parcial de competición oficial y nunca había llegado a 60 en medio partido de Euroliga (su anterior récord, 58, tenía doce años). En esos diez minutos de tempestad no perdió ni un balón y firmó un demoledor 7/8 en triples. Dos de Lampe, tres de un Nachbar recuperado para la causa y otros tres de un Navarro con las musas armadas hasta los dientes. El Navarro incontenible, ese Navarro de siempre al que ya sólo vemos de cuando en cuando. El partido pasó de 19-22 a 29-53 en apenas seis minutos. Y si Pesic preparó una pócima milagrosa en el descanso, la hicieron añicos nada más salir del vestuario un triple de Huertas y tres de Thomas: 47-74, minuto 34. Y 11/16 en triples para un Barça que soltó el pie del acelerador intercambiando canastas. Aun con tantos minutos de indulto, se fue a la estratosfera en valoración (74-133) y zarandeó como quiso a un rival al que no le llegó casi ni para maquillaje. Ocho jugadores de Xavi Pascual en dobles dígitos de valoración, cinco en dobles figuras en anotación. Un recital.

Desde que perdió la Supercopa ante el Real Madrid con aspecto de equipo (otra vez) en construcción, el Barcelona se ha solidificado a ritmo vertiginoso. Ha ganado doce de sus trece partidos con una defensa que está compensando la pérdida de especialistas (Sada, Papanikolaou, Dorsey) a base de conceptos colectivos y con el mejor ataque de la era Pascual, el mejor al menos desde el año de la Euroliga (2009-10). Con más piernas (menos años…) y más talento; Más tiro y más variantes. Con un ritmo mucho alto de juego y de anotación. Un bloque que juega concentrado en el rebote y ataca en ráfagas inteligentes. Circulación, precisión, equilibrio: el mejor Barcelona en mucho tiempo, y con margen de crecimiento hasta las primeras grandes instancias competitivas: Copa, Top-16…

Al Bayern, pasmado, ni siquiera le dolió demasiado la derrota. Por una cuestión de lógica. Tan pronto le abrieron en canal los triples de Navarro y Nachbar como la presencia de Tomic y la batuta de un Huertas extraordinario al que dio buenos relevos Satoransky, que dejó además un mate para el recuerdo en alley-oop de Hezonja. Ni siquiera hicieron falta las muñecas de Oleson y Abrines (2 puntos y 0/5 en triples entre los dos). Cartuchos que se quedaron en la recámara de un equipo que tenía más y al que le sobró más de medio partido en una pista que a principios de temporada opositaba a convertirse en una de las calientes del continente. Como Milán y Estambul, donde ya ha ganado también el Barcelona en una primera fase excelente y remachada, por ahora y a falta de cuatro partidos, con una exhibición que invita a pensar en que esta vez sí puede aspirar de verdad a llegar donde no alcanzó en las últimas temporadas.