GRUPO C | ARMANI MILÁN 63 - BARCELONA 78
Primer estirón del nuevo Barça
Un infalible Abrines, Thomas y Pleiss disparan a un Barcelona sin Navarro pero con un buen Satoransky. Los de Pascual enseñan profundidad y mimbres de gran equipo.
Este partido olía a chamusquina. Daba la sensación de que le llegaba demasiado pronto al Barcelona, al estilo de lo que le sucedió hace un año con el Fenerbahçe: derrota a domicilio también en la segunda jornada de la primera fase, tres triunfos después en otros tantos partidos, Top-16 incluido y cada vez con más autoridad. Tampoco ayudaba ese Forum Mediolanum de Milán que le dio la primavera al Barça: 91-63 en abril para romper una racha de 24 triunfos seguidos en el Top-16, 100-62 en mayo y en esa semifinal de la Final Four ante el Real Madrid que ya es parte de la historia negra de la sección. Y tampoco ayudaban, finalmente, las bajas de Navarro (lesionado) y Lampe (que acaba de ser padre).
El Barcelona, sin embargo, se sacudió fantasmas con un triunfo que le sirve de primer gran estirón para su nuevo proyecto: después de perder la final de la Supercopa ante el Real Madrid, ganó con autoridad su segundo partido peliagudo. Y de paso dio un importante golpe sobre la opulenta mesa del grupo de la muerte: dos victorias en dos partidos por las dos derrotas en otros tantos del Milán, uno al que ya le toca hilar fino. Del lote que conforman Barça-Fenerbahçe-Milán-Panathinaikos y Bayern, uno se quedará fuera del Top-16. Y aquí, como en el póker, si a los cinco minutos no sabes quién es el primo, es porque el primo eres tú.
El equipo italiano es de primer nivel. No viaja en el primer vagón de favoritos pero sí en el segundo, el de los que aspiran a ser algo más que animadores de la competición. Remozado después de quedarse sin su Final Four por su derrota en cuartos ante el después campeón Maccabi, demostró falta de ajustes y de profundidad y acabó fiado a Hackett y a estertores del talento de Gentile y la energía de Samuels: lo del año pasado. De los nuevos, Kleiza y Shawn James dieron el inútil empujón italiano del último cuarto y Marshon Brooks fue un espanto: 1/9 en tiros, 2 puntos, -9 de valoración. El Milán perdió el partido y la valoración (69-86) con claridad a pesar de que acumuló menos pérdidas (7-11) y tiró 16 tiros de campo y 8 tiros libres más que el Barcelona. Lo segundo por un criterio arbitral muy generoso en el segundo tiempo, lo primero porque ganó el rebote de ataque por un 19-3 que debería haber sido determinante. No lo fue… por los triples.
Porque el Barcelona equilibró sus carencias en el rebote (ante un Milán carnívoro que también había cogido 19 en la primera jornada) a base de una lluvia de metralla que lo equilibró todo: 3/21 el Milán, 11/21 los de Pascual, que con un 7/8 de salida escaparon primero de su mal arranque (12-6) y despegaron después en el segundo cuarto, ante un Milán a la deriva con Hackett en el banquillo: 0-13 de parcial hacia un a la postre definitivo 22-40 (minuto 15). A partir de ahí, el Barcelona sostuvo siempre sus ventajas (la mínima, 50-58 cerca del final del tercer cuarto) y respondió con inteligencia y jerarquía a las dentelladas de un Milán en el que Gentile y Samuels fueron de muy más a menos.
Sin Navarro (y sin Lampe) y en un día discreto de Tomic, Huertas y Doellman, el Barça dio una lección de profundidad liderado por Abrines y los nuevos fichajes. El mallorquín sacó el fúsil cada vez que el Milán amenazó con acercarse y no falló un tiro hasta el último minuto. Terminó con 2/3 en tiros de dos y 5/5 en triples para 21 puntos y 22 de valoración en 23 minutos en pista. En estado de gracia, sencillamente letal saliendo de bloqueo, lleva acumulado en triples un excelente 21/35 en los siete partidos oficiales de lo que va de temporada: 60%. Además, Satoransky volvió con la energía intacta, estelar en el despegue del segundo cuarto, y Deshaun Thomas sostuvo al Barça en el primer parcial (tres triples sin fallo) y completó un partido notable ante ese Gentile del que fue plan B en el verano azulgrana. Pleiss también jugó su primer gran partido con el equipo de Pascual. Cubrió las desconexiones de Tomic y ejerció de desatascador en los peores minutos del equipo en el segundo tiempo, cuando la defensa local mordía y los triples dejaron de entrar. No el que intentó él, que sí entro y redondeó sus 16 puntos y 6 rebotes en apenas 18 minutos. Profundidad: la clave de este Barcelona que dejó muy buenas sensaciones en el Mediolanum Forum.