CUMBRE DEL BALONCESTO EN AS (II)
“Hay que dirigirse más al aficionado que al experto”
AS reunió a Chus Bueno (vicrepresidente NBA en Europa), José Luis Sáez (FEB), Jordi Bertomeu (director ejecutivo de la Euroliga) y Francisco Roca (presidente de la ACB).
Tras debatir largo y tendido sobre el conflicto del calendario, la cumbre del baloncesto en AS, que reunió a José Luis Sáez (presidente de la FEB), Jordi Bertomeu (presidente de la Euroliga), Francisco Roca (presidente ejecutivo de la ACB) y Chus Bueno (vicepresidente de NBA en Europa, África y Oriente Medio), giró hacia temas más variados. El primero, la gran cuestión. ¿Cómo se puede reactivar el baloncesto en España?
Bueno plantea las líneas maestras que tan bien le rinden a la NBA: “Nuestro modelo funciona, es estable, ya ningún dueño pierde dinero y con el nuevo contrato de televisión (24.000 millones de dólares por nueve años) la duda es ver cómo se van a repartir los beneficios. Y para lograr todo esto, hay dos claves: la igualdad, que permite que mercados pequeños ganen campeonatos y tengan a las grandes estrellas, y que el juego esté por encima de todo. Ese es el gran objetivo: el espectáculo. El contenido es el rey. Esa competitividad nos facilita lograr ingresos”.
La famosa igualdad de la NBA, en la que los 30 equipos compiten en condiciones similares, no parece un modelo exportable a Europa. “El sistema NBA es imposible de aplicar en el resto del mundo. El draft, que es su herramienta principal, aquí es inconcebible. Ojalá pudiéramos lograr esa igualdad, pero no lo veo en Europa. La liga cerrada le ha dado estabilidad a la NBA, pero nuestro sistema abierto permite focalizar la competición en tres disputas diferentes: descenso, Europa y título. El modelo NBA es muy bueno para EE UU, pero aquí el deporte se entiende de modo diferente”, razona Roca, que da sus claves para mejorar la situación: “Hay que reactivar el baloncesto de base y controlar la situación económica, algo que en la ACB logramos hasta 2011, pero que luego se obvió y generó los problemas actuales. Contamos con un gran producto, pero está mal explotado. Ofrecemos deporte por televisión en baja definición y la gente quiere verlo ya en HD. En conjunto, tenemos un problema de ingresos y de audiencia televisiva. También hemos perdido asistencia a los pabellones”.
Sáez señala la que considera causa principal del progresivo desinterés del aficionado medio: la falta de identificación. “Hablemos del producto, de la competición, de la identidad, de los ídolos locales… Un informe de una consultora para la ACB en 2005 establecía ya unas conclusiones que aún sirven: hablaba de la necesidad de proteger el juego; de dirigirnos a los aficionados y no tanto a los entendidos. El juego más táctico nos lleva a un deporte de expertos y las conclusiones aseguraban que hace falta más emoción, más glamour, más identificación y menos equipos de bajo nivel competitivo. Si sabemos transmitir, si somos un deporte interesante, la gente responderá. Los jugadores no permanecen en los equipos y eso no ayuda. Además, defiendo al jugador español no por una cuestión de nacionalismo, sino también como producto económico. Hay que formar ídolos. La nacionalidad no es un factor anticuado, es un factor de identidad”.
Bertomeu coincide en parte: “Para mí tiene que haber un debate de permanencia, pero no de nacionalidad. En Euroliga no tenemos restricción alguna en función del pasaporte, en los tiempos actuales no le vemos el sentido. El problema es el movimiento continuo de plantillas, que ya no llega un Pinone y está años en el Estudiantes. Eso ha cambiado porque en 1986 no existían casi los agentes y con ellos se ha creado una pseudoeconomía. Les interesa el movimiento de jugadores. Saldrán jóvenes españoles si hay un buen plan de formación y compiten con rivales de nivel, si se entrenan y trabajan. Calderón es el gran base que es porque estuvo años entrenándose con Elmer Bennett”. Chus Bueno pone el ejemplo de la NBA: “Para nosotros son básicos los jugadores franquicia, al margen de su nacionalidad. Se les cuida, se les consultan las decisiones y se crean reglas que potencian que jueguen muchos años en el mismo equipo.
Sáez no cede y lanza un mensaje final al sistema de Licencias A de la Euroliga: “Faltan igualdad, permanencia e identificación con jugadores de tu país. Cuanto más cercano, mejor para el crecimiento. Hay mucho desconcierto en el gran público. La camiseta que rotulas con el nombre de un jugador puede no servir dentro de un mes. Cada día se pierde identidad, que es un factor para el desarrollo económico. Hay desafección y necesitamos factores cercanos a nosotros para desarrollar el producto. Han faltado puentes de diálogo. Hay que proteger de dónde salen los jugadores. Aquí la estabilidad no es una liga cerrada. Aquí la mayoría de presupuestos llegan del mecenazgo y de aportaciones públicas. Al final los grandes equipos que están en la Euroliga, los que la ganan, son los mismos de hace 20 años y estarían igual sin Licencia A. Dar imagen de competición cerrada impide crecer, pone un tapón deportivo. El fútbol es un producto simplificado y el baloncesto a veces se hace difícil de entender”.
Roca plantea el problema de la fuga de estrellas a EE UU: “No tenemos la capacidad económica para retener nuestro talento”. Por alusiones, responde Bueno: “La NBA no se lleva todo: allí hay seis españoles, el resto están aquí. En España sí hay talento, pero hay que generar más ingresos, y esa es una de las carencias de la Liga. Hay otras regiones, como China, que están creciendo con calendarios cortos y sueldos capaces de llevarse a los jugadores de primer nivel. Es otro competidor muy fuerte para las ligas europeas”.
El tema de las nacionalidades activa una cuestión de actualidad: los pasaportes express para jugar ACB sin ocupar plaza de extracomunitario. Roca da su punto de vista: “Los dobles pasaportes son legales, pero no me gustan porque ofrecen mala imagen. Son pocos casos, pero dan mala imagen”. Bertomeu aporta su versión de las causas: “Las reglas artificiales acaban generando problemas absurdos como el de los pasaportes. Y hay muchos casos en el baloncesto de cosas que tenían sentido en su momento, no se han cambiado y ahora son ridículas. Como que siga vigente el derecho de tanteo, y eso que lo redacté yo cuando estaba en la ACB, o como el canon para subir a ACB, que lo pusimos en el 92 y en la actual coyuntura económica no tiene sentido”.
Giramos hacia América y Bueno explica que la NBA analiza permanentemente el comportamiento del aficionado para ofrecer a cada uno el producto que busca: “Dedicamos muchos recursos a esos estudios del público, porque el comportamiento del consumidor cambia constantemente. Por ejemplo, ahora estamos estudiando si seguir jugando los partidos a 48 minutos o acortarlos, porque cada vez es más difícil mantener a los jóvenes dos horas y media delante de la tele. Hay que adaptarse y ofrecer diferentes experiencias para cada aficionado. Tienes que dar distintas cosas al que el baloncesto es su deporte preferido que a quien lo considera el quinto”.
Y en esa filosofía de evolución permanente, ¿sigue vigente la idea de crear una división europea de la NBA? “Hay voluntad de internacionalización, pero la expansión a Europa no está en la hoja de ruta de momento. Ahora no es posible”. Bertomeu amplía el tema: “Es implanteable en la realidad actual europea. Un equipo en Moscú, por ejemplo, que jugara la NBA tendría que tener un presupuesto de 130 millones cuando el de ahora es de 40 (el más elevado de Europa). Necesitaría llevar a 15.000 personas durante 42 partidos a una media de 100 euros la entrada y multiplicar por mucho sus ingresos de televisión… La realidad es la que es. Aquí de las audiencias no vamos a vivir y hay que aportar otras cosas”.
Roca habla de esas otras vías: “Casi todos los deportes que no son fútbol han perdido un enorme terreno mediático y se han quedado sin horarios propios televisivos. No hemos hecho un buen planteamiento, luchar contra el fútbol no sirve de nada. Hay que aprovechar todos los medios alternativos a la televisión y cambiar también la forma de vender el baloncesto. Otros deportes han sabido bajar a la tierra y acercarse al espectador. La Fórmula 1 y las motos han hecho pedagogía, han explicado muy bien su deporte. En el baloncesto a veces se lo ponemos difícil al aficionado no experto. Hace falta un esfuerzo de comunicación enorme”.
Y pese a que los problemas de una situación complicada han copado el encuentro, en las conclusiones todos son positivos. Empieza Sáez: “A veces parece que entre las instituciones del baloncesto vivimos instalados en el conflicto, pero no es así. Hay que encontrar el camino hacia la igualdad competitiva y la identidad. El baloncesto es uno de los deportes en el que más gente participa, el que tiene más fichas. Necesitamos un producto más novedoso e innovador. Hemos querido adaptar al aficionado a nosotros, no al revés, y eso hay que cambiarlo”.
Bertomeu coincide: “Tendemos a hablar de nuestros desencuentros, pero hacemos muchas cosas juntos. Se cree que Euroliga y FIBA se llevan mal, pero trabajamos juntos el 99% de los días. En mi opinión, todo está mejor de lo que estaba antes. Se acaba de organizar en España la mejor Copa del Mundo, también la competición europea es mejor que la de hace 20 años y la ACB es mejor ahora que la que dejé cuando me fui, sigue siendo la mejor Liga de Europa. Pero la clave es que el producto sea el mejor posible y obtener recursos económicos de eso. Hay que mirar la situación en positivo y trabajar”.
Roca asume que, como recién llegado a una ACB deprimida, tiene tarea por delante: “Lo interesante, y también divertido, es que tenemos que mejorar muchísimo. Esto es una competición profesional y nuestra obligación es tener las mejores plantillas que se pueda y establecer un modelo de competición lo más cercano posible a lo que la gente quiere. Cuanto más partidos buenos, mejor. Y sobre todo, encontrar al cliente allí donde esté, porque una liga profesional tiene que buscar incrementar los ingresos para ser más fuerte. No es nuestro mejor momento, pero somos optimistas y creo que trabajando mucho se puede lograr”.
Y cierra Bueno: “Insisto en que la pasión por el juego es fundamental. Sin eso, no hay nada. Por eso tenemos mucho interés en la NBA internacional. El objetivo es que la pasión por el juego se transmita, se siga expandiendo, porque, con todos sus problemas, el baloncesto sigue siendo el segundo deporte del mundo. Esa es la oportunidad para salir adelante entre todos”. Y con ese ánimo de colaboración se despiden. Ojalá dure mucho y tenga éxito.