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Cumbre del baloncesto en AS (I)

“Tenemos que reactivar el baloncesto entre todos”

En una iniciativa que se da por primera vez, AS reunió a Chus Bueno (vicrepresidente NBA en Europa), José Luis Saez (presidente de la FEB), Jordi Bertomeu (director ejecutivo de la Euroliga) y Francisco Roca (presidente ejecutivo de la ACB).

Madrid
CUMBRE EN AS. Chus Bueno (NBA), José Luis Sáez (Federación Española), Alfredo Relaño, Jordi Bertomeu (Euroliga) y Francisco Roca (ACB).
CUMBRE EN AS. Chus Bueno (NBA), José Luis Sáez (Federación Española), Alfredo Relaño, Jordi Bertomeu (Euroliga) y Francisco Roca (ACB). FELIPE SEVILLANO
AStv

Con la resaca del verano de selecciones aún presente y la temporada de clubes desperezándose, AS acogió la gran cumbre del baloncesto español. Por primera vez, los cuatro grandes poderes del basket se sentaron a la mesa para desayunar y tratar la actualidad, los problemas y el futuro de un deporte en época convulsa. José Luis Sáez (presidente de la FEB), Jordi Bertomeu (director ejecutivo de la Euroliga), Francisco Roca (presidente ejecutivo de la ACB) y Chus Bueno (vicepresidente de NBA en Europa, África y Oriente Medio) aceptaron la invitación del periódico para debatir y buscar soluciones. La conversación no decepcionó.

El primer tema en salir a la palestra, uno que afecta a todos: la intención de la FIBA de jugar partidos de selecciones durante la temporada de clubes a partir de 2017. Sáez, miembro también del comité central de la FIBA, expuso sus razones: “Buscamos una presencia más continua de las selecciones, que son de lo más atractivo para el espectador. Con el modelo actual, hay países que nunca ven a sus selecciones. No puede ser que Tony Parker, ya en el tramo final de su carrera, no haya jugado nunca un partido oficial en Francia. No es una decisión contra la NBA, la ACB o la Euroliga, es un planteamiento que creemos positivo. Tenemos que reactivar el baloncesto entre todos. Todavía quedan cosas por decidir y habría que ver qué ventanas se establecen para que supongan menos trastorno”.

Esto conllevaría unos cambios que no convencen a los clubes. Habla Roca: “La importancia de las selecciones está clarísima, pero también plantea un conflicto de calendario igual de claro. Si las ventanas, como he leído en la web de la FIBA, fueran, además de la de septiembre, en noviembre, febrero y junio, con ocho días para cada una, el problema es notorio. No estoy en desacuerdo con los principios de esa propuesta, que son muy razonables, pero su aplicación es muy complicada”.

Bertomeu entra al debate: “Dentro del proyecto de reestructuración del calendario de selecciones hay cosas muy buenas. Evitar coincidir con los Mundiales de fútbol, que los Europeos sean cada cuatro años en vez de cada dos y que los países puedan disfrutar en casa de sus seleccio­nes son buenas ideas. El 95% del proyecto es muy bueno, pero el otro 5% lo arruina todo. Y ese 5% es el problema de las fechas. Podría agarrarme al convenio sine die que firmamos con FIBA en 2004 en el que se especificaba que no habría selecciones durante la temporada de clubes, pero sería absurdo. Porque si el contenido de una propuesta es bueno, hay que valorarlo. Pero hay cuestiones a tener en cuenta. Esto no es fútbol y en el baloncesto no todos los mejores van al Mundial. Tendríamos que conseguir que se mataran por ir y eso sólo pasa con España. Más de 50 jugadores renunciaron a acudir a esta Copa del Mundo y, excepto España, nadie ha llevado su mejor equipo y eso debe hacernos reflexionar. La FIFA tiene una estructura piramidal que no existe en el baloncesto porque está la NBA. No podemos defraudar a la gente, porque en estas competiciones que se jugarían durante la temporada no estarían los mejores. Ni los de España ni los del resto de países, porque la NBA no va a parar”.

Desde la liga norteamericana ya se ha manifestado en varias ocasiones que no cederá a sus jugadores; eso sí, Bueno mantiene el espíritu colaborador, pese a que la espeluznante lesión de Paul George este verano ha creado debate en Estados Unidos: “En el Mundial hubo 45 jugadores NBA. Las selecciones son buenas para el baloncesto, ayudan en el desarrollo de los jugadores y la NBA demuestra su apoyo total desde 1992. Nos preocupan algunas cosas, como los descansos y las lesiones. Nuestro comité de competición se reunirá en los próximos días y abordará estos temas, pero la NBA sigue teniendo interés en las selecciones y en seguir colaborando con la FIBA. Nos interesa el máximo desarrollo mundial del baloncesto”.

Tras la primera ronda de intervenciones, Sáez tiende un puente: “¿Cómo no nos vamos a poner de acuerdo sólo por el 5%? La NBA, por ejemplo, se ha incorporado al Board de la FIBA. Todas estas cosas nos acercan a la solución. Hay tiempo aún para encontrarla. Se crece con decisiones rigurosas, no con el exterminio de los demás. Se cometen errores, pero también muchos aciertos. Me niego a instalarme en el conflicto. Intentaré que ese 5% desaparezca para que todos crezcamos”. Bertomeu acepta la mano, aunque matiza: “Nuestra voluntad es de diálogo, pero el secretario general de la FIBA nos transmitió durante el Mundial que las ventanas ya estaban decididas, que eran así. Nosotros hemos propuesto hasta tres alternativas diferentes. Ninguna ha sido considerada. Lo que arruina la idea es el calendario”. Y el presidente de la FEB no se rinde: “Habrá que consensuar la fórmula del cambio para que el sistema avance, buscar el equilibrio entre el tema deportivo y el desarrollo del baloncesto. Es bueno que crezca la Euroliga y también las selecciones. Somos complementarios”.

Los problemas de calendario van más allá del asunto de las selecciones, con Liga Endesa y Euroliga chocando también. Aunque Bertomeu niega tajantemente que su objetivo sea llevar el torneo continental al fin de semana: “Me parece una locura. Lo digo y lo repito: la Euroliga no va a jugarse los fines de semana. No tiene ningún sentido y sería una barbaridad­”.

Surge el ejemplo del modelo americano, donde las grandes ligas se reparten el año de tal manera que no se pisan unas a otras e, incluso, la NFL genera unos ingresos descomunales con un calendario muy corto (17 semanas de temporada regular más cuatro de playoffs­). Alfredo Relaño, que modera el debate, plantea si sería posible algo similar en Europa. “Portela ya planteó en los años 90 que se jugase primero la competición nacional y, al acabar, la europea. Pero genera el problema de qué hacer con los equipos que no se clasifiquen o de cómo convencer a patrocinadores que quieren vender su producto durante ocho meses, no tres. En cuanto al número de partidos, el problema no es la cantidad, es la calidad. No quiero más o menos partidos: quiero mejores partidos”, explica Bertomeu.

Roca ofrece el enfoque de la ACB: “Para acortar la competición, hay que cambiar el modelo, que como todo se estudiará. El calendario no es un chicle, hace falta equilibrio. Podemos tratar de resolverlo cada uno por nuestra cuenta o trabajar en un calendario con cabida para todos. Un modo global de ver las cosas con sentido a largo plazo. Vamos a tener que hacer ajustes del calendario, del modelo de competición y de todo lo necesario para que el baloncesto crezca unido”.

Señala Relaño que en los últimos años la ACB y la Euroliga han pasado de ser el segundo deporte más visto en televisión a verse superado por unos cuantos (motos, Fórmula 1, ciclismo, tenis…) y que da la sensación de que se juegan demasiados partidos de escasa transcendencia, pero que las audiencias de la Selección demuestra que el baloncesto sí gusta. Responde Bertomeu: “Yo no creo que sobren partidos. La Euroliga ha aumentado la asistencia de público un 12% y un 16% durante el Top-16. También los ingresos de televisión entre el 70% y el 120%, según países. La Euroliga se ve en 201 países (el Mundial se vio en 180 y la NBA en 223). Lo que aporta la Selección es algo especial, porque es en lo único en lo que todos nos ponemos de acuerdo. Todos animamos al mismo. Su poder de convocatoria no lo tiene un Barcelona-Laboral Kutxa, por eso hay que cuidarla. Pero todas las competiciones tienen su atractivo”.

Sáez plantea que quizás la sobreexposición sea contraproducente: “Hemos potenciado los criterios de desigualdad y no los de igualdad. Ahora, las Ligas nacionales compiten con la Euroliga. Y eso no puede ser. Hay que retroalimentarse, no solaparse. No quiero competir, me interesa que la Euroliga, que la Liga Endesa y que la NBA sean fuertes. Si el sistema es fuerte, todos seremos fuertes. Hay cierta confusión. Quizá el sistema de retransmisión de partidos, el hecho de darlos casi todos, no es bueno. A veces quieres transmitir interés internacional y ni siquiera lo hay a nivel nacional. No sé si las retransmisiones de partidos en pabellones semivacíos son buenas para la captación de aficionados. Pienso que la retransmisión debe ser la guinda del pastel, no el pastel en sí”. Cuáles deberían ser los ingredientes de dicho pastel, en el capítulo de mañana­.